Pablo Iglesias
01 de diciembre de 2013
Anoche
sentí perplejidad cuando el director adjunto del diario El Mundo me dijo
literalmente lo que sigue: “Tendrías que hablar de tus orígenes
burgueses…Tienes orígenes burgueses por tu casa…Ganas 1800 euros al mes por dos
horas de clase a la semana”. Puede verse aquí.
Reconozco
que no sentí ni indignación ni enfado; no pensé que me estuvieran tratando de
ofender o hacer daño; fue, por el contrario, como asistir al suicidio de los
lemmings. Los lemmings son roedores miomorfos que habitan en el norte de
América y en algunas áreas euroasiáticas, famosos por una especie de pulsión de
muerte que les hace arrojarse al mar en masa hacia una muerte segura. Por lo visto
se trata de un mecanismo instintivo que sirve para controlar sus explosiones
demográficas. Pero hasta ayer no me constaba que este instinto de
autoregulación propio de ratones existiera también entre ciertos periodistas.
Desde luego de ser así no sería una mala noticia.
Bromas
aparte, lo que siguió era la crónica de un ridículo anunciado. Informé al señor
Inda del barrio burgués en el que vivo (Vallecas) y de la nómina que cobro en
la universidad (cuya copia pueden ver aquí) derivada de mi contrato de profesor
interino a tiempo parcial que me obliga a impartir 18 créditos ECTS anuales, a
tutorizar un grupo sin docencia de las antiguas licenciaturas extintas (al que
sin embargo doy clase voluntariamente y evalúo sus trabajos y ejercicios porque
me parece a mí que los estudiantes que pagan una matrícula merecen algo más que
un examen) así como al resto de obligaciones propias del personal investigador;
publicar libros, artículos académicos, ponencias para congresos, seminarios,
participar en proyectos de investigación, etc. todo lo cual queda detallado en
mi curriculum vitae que, por supuesto, es público y puede verse aquí.
Pregunté
entonces al señor Inda por su nómina como director adjunto de El Mundo. Aún
espero la respuesta, aunque más divertido fue recordarle, después de que
afirmara que las televisiones públicas no funcionan y que hay que cerrarlas,
que la televisión de su periódico había facturado 2,7 millones de euros a
TeleMadrid que le encargó documentales de gran calidad a la medida de la
propaganda del Partido Popular desde los que se vejaba al Doctor Montes o se
extendían teorías conspiranoicas sobre el 11M.
Deseé
que me preguntara el señor Inda cuanto cobro por ir a la Sexta. Como no lo hizo
voy a contarlo. La productora que trabaja para La Sexta Noche me paga 250 euros
brutos por cada participación en el programa, por el que les entrego una
factura con mis datos fiscales con la que después cumplo mis obligaciones con
Hacienda. Restado el 21% de IRPF (ese impuesto que es la base recaudatoria más
importante de nuestro sistema fiscal, desconocido por las grandes fortunas que
defraudan) y el 30% que dono a La Tuerka (nuestro programa lo hemos financiado
siempre los miembros del equipo con nuestro propio dinero, estableciendo
porcentajes obligatorios de donación por cada actividad remunerada que
realizara cualquiera de nosotros), me quedo con algo menos de 125 euros. Preparar
los debates de La Sexta me lleva más o menos un día de trabajo y me siento
afortunado; pocas personas de mi edad y con mi formación pueden llegar a cobrar
125 euros por un día de trabajo en España. Buena parte del resto de profesores
interinos de mi universidad, sin ir más lejos, tienen dificultades para
encontrar actividades que les permitan complementar sus ingresos. Por eso quizá
tenga razón el señor Inda en lo de que soy un burgués. Desde luego nunca me ha
faltado nada; gracias a mi madre, abogada laboralista que trabaja para
Comisiones Obreras y a mi padre que siempre ha trabajado como inspector de
trabajo, tuve una infancia y una adolescencia muy cómodas económicamente sin
ninguna de las estrecheces que sí afectan a muchísimas personas. Quizá sea,
efectivamente, un burgués.
Pero
creo que ahora toca comparar con los que aplican recortes y con los que les
defienden en los medios. Pero no lo voy a hacer yo; hay suficiente información
en la red a propósito de sobres y sobresueldos, contabilidades en B,
financiación de partidos y periódicos, y emolumentos a periodistas y analistas
de la respetable derecha en televisiones públicas como TeleMadrid o Canal Nou.
Eso sí, me temo que la mayoría de ellos no harán públicas sus
nóminas.
Fuente: www.publico.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario