PEMEX VUELVE A
SEMBRAR LA INQUIETUD AL APLAZAR POR QUINTA VEZ LOS ‘FLOTELES’
Las ofertas volverán a evaluarse y habrá
una decisión “a mediados de enero”
Lorena Bustabad / Xosé Hermida Santiago 30 DIC 2013 - 22:10 CET1
Astilleros Barreras de Vigo. / LALO
R. VILLAR
Los tiempos
de México no son los de España”, repite con frecuencia el presidente de la
Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como justificación a los sucesivos retrasos en los
contratos de Pemex para construir dos buques hotel en astilleros gallegos,
anunciados con grandes fanfarrias hace ya 15 meses. Pero todo indicaba que ayer
se escribiría el capítulo final del folletín. Tras cuatro aplazamientos desde
septiembre, Pemex había anunciado que resolvería el concurso el penúltimo día
del año. Todavía lo ratificaron hace dos semanas los directivos de la petrolera
que acudieron a Vigo para formalizar su toma del 51% del capital del astillero
Barreras. Entonces prometieron otros cinco encargos para la factoría viguesa,
al tiempo que aseguraron que, antes de fin de año, ésta tendría garantizado el
flotel y que “probablemente” el otro iría para Navantia en Ferrol. El comité
que debía fallar el concurso estaba convocado para las cinco de la tarde de
ayer, hora mexicana (medianoche en España). Pero, sobre las seis de la tarde en
España, un portavoz de Pemex comunicó que la resolución se aplazaba hasta
mediados de enero. No hubo otra explicación más allá de que se seguirán
analizando las propuestas presentadas, las dos gallegas y nueve mexicanas.
Fue el
19 de septiembre de 2012, a un mes de las elecciones autonómicas en las que
Feijóo buscaba —y logró finalmente— su segunda mayoría absoluta, cuando la
radio y la televisión gallegas interrumpieron sus programaciones para
retransmitir en directo un acto que se presentaba como trascendental: un
acuerdo con Pemex que salvaría de la crisis a los astilleros gallegos. A partir
de entonces, entraron en escena los “tiempos de México”. Y poco después se supo
que los contratos más sustanciosos, los de los dos grandes buques para alojar a
obreros de las plataformas petrolíferas, tendrían que pasar por un concurso
público. Esa licitación se ha ido aplazando durante meses. Y tampoco llegará en
2013.
La
resolución de ayer se esperaba con especial inquietud en Ferrol, ya que en Vigo
la entrada de Pemex en el capital de Barreras ha tranquilizado los ánimos y
parece garantizar carga de trabajo para tiempo. Pero Navantia necesita con
urgencia una tabla de salvación para unos talleres completamente vacíos que
tapone la sangría de empleos del naval: 3.000 puestos de trabajo destruidos en
80 empresas auxiliares desde 2011, sin chapa que cortar ni buques en las gradas
tras zarpar el buque australiano Adelaide.
“Tomadura de
pelo” o “vergüenza” fueron algunos de los calificativos con los que se
despacharon ayer los sindicatos del astillero, hastiados de un juego político
que no cristaliza en carga de trabajo. El enésimo retraso también fue un revés
para el alcalde ferrolano, José Manuel Rey (PP), que pocas horas antes había
renovado su “plena confianza” en los compromisos de Pemex con la Xunta y
esperaba un desenlace feliz a fin de cerrar un año agónico para el naval que se
ha movilizado en infinidad de ocasiones en reclamación del flotel y del dique
flotante, dos promesas del PP que nunca se concretan.
“Esto es una espera desesperada”
“Si es que
no podemos tener ni una reacción porque esto es la espera desesperada”, resume,
resignado, un sindicalista naval de Ferrol. El flotel que nunca llega ya
es casi un motivo de mofa en los astilleros de la ría, que se pasean en cada
manifestación con uno de cartón, después de un año y medio aguardando por una
adjudicación aún sin resolver que se vendió políticamente como un contrato
firme y que, sin embargo, nunca se mostró públicamente a pesar de que fue
requerido por la oposición en el Parlamento autónomo.
“Es otro
revés. Se demuestra que no había nada atado y que todo fue una parte de una
estrategia electoral, dilatoria y sin base”, reprocha Ignacio Naveiras,
presidente del comité de empresa de Navantia Ferrol. “Un concurso público para
un Estado como México como es el caso de Pemex no se soluciona así”, añade. Los
sindicatos del sector naval (CCOO, CIG, UGT y USTG) son, en general, muy
críticos con el modo en el que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo,
anunció el 19 de septiembre de 2012 la firma de un acuerdo estratégico con los
mexicanos de Pemex Internacional, que representa a la cuarta petrolera del
mundo, porque difiere mucho del modo en que se cierran los contratos del
mercado de los astilleros, que vigila mucho a la competencia. Para Pemex,
sugiere Naveiras, “hacerse con el control de Barreras ha sido un chollo o una contraprestación”.
Aunque el flotel de Vigo se
da por seguro, el de Ferrol lleva encima un asterisco de incógnita. “Es
probable”, manifestó el” coordinador de asesores de Pemex, Carlos Roa, el
pasado 16 de diciembre, durante el desembarco de la petrolera en el accionario
de Hijos de Barreras. Probable pero no definitivo y ni siquiera seguro.
Fuentes de
la Xunta insistieron a Europa Press en que “se deben respetar los tiempos de
Pemex” y que mantienen la confianza en los “compromisos” de la petrolera para
realizar una “importante inversión” en Galicia, de la que forma parte la compra
del 51% de Barreras por 5,1 millones de euros. Los socialistas, a través de su
diputado Abel Losada, señalaron que el “afán desmedido de Feijóo por la
propaganda” ha provocado una “nueva decepción”. Losada denunció que el episodio
de los floteles sigue un “proceso oscurantista” en el que la Xunta “ha
secuestrado la información”.
Un flotel es
un gran buque que se puede colocar junto a una plataforma petrolífera sin
oscilar y realizar tareas de apoyo logístico. Sirve de base nodriza para el
personal, donde vive y duerme cuando no trabaja. Los que proyecta Pemex
tendrían una eslora (largo) de 131 metros y 27 de ancho, con cabida para 600
personas. Feijóo lo publicitó como un gran balón de oxígeno al naval, dos
contratos por valor de casi 500 millones de euros, y le calculó dos años de
trabajo para 3.000 operarios.
Las previsiones del comité de
Navantia no son tan optimistas. Con la jornada anual de 1.700 horas que
estipula el convenio, los 2.300 obreros en Fene y Ferrol tendrían, como mucho,
picos de 600, en el momento álgido de la construcción, según cálculos de CC OO.
La último que ha logrado Navantia es el anuncio de un contrato para diseñar un
megabuque para Turquía que supondrá 800.000 horas de trabajo.
Fuente: www.elpais.com
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