¿Está en gran medida la
ideología política de cada individuo está determinada por los genes”
Martes, 31 de diciembre de 2013
I. Larrea - http://zuzeu.com
“En gran medida la ideología política de cada individuo está determinada por los genes". La anterior frase, que me ha dejado asombrado, la he leído en el artículo “Animales conservadores, animales progresistas” aparecido en el número 295 del pasado mes de marzo de la revista ELHUYAR, y resume bastante bien el contenido del mismo.
Sus autores, los biólogos Maider Iglesias Carrasco y Carlos
Cabido Quintas, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, establecen un
paralelismo entre el comportamiento de algunos animales y el ser humano,
concretamente en el terreno del progresismo y el conservadurismo.
En sus primero párrafos, y proyectando valores sociales humanos al mundo
animal, nos dicen lo siguiente:
“Al igual que ocurre con
las personas, y aunque parezca mentira, ante los peligros algunos animales
actúan de manera conservadora y otros de manera progresista, pero en lugar de
utilizar esos términos, en el caso de los animales usaremos “Huidizo” y
“Atrevido” (en ingles “shy-bold”). Los “atrevidos” (los que serían semejantes a
los seres humanos progresistas) están dispuestos a hacer frente a las nuevas
situaciones y retos; a los “huidizos” (conservadores), por el contrario, no les
agradan esas situaciones.”
Ante los predadores los “Huidizos-Conservadores” mostrarían una
mayor tendencia a huir que los “Atrevidos-Progresistas”, que parece ser
son menos dados a salir corriendo.
Por lo tanto, y de
acuerdo con la clasificación arbitraria que hacen los autores de esta teoría,
la tendencia de los animales y de los seres humanos se puede dividir entre las
categorías de “Huidizos-Conservadores” y “Atrevidos-Progresistas”.
Después, y por obra y gracia de la Selección Natural esa tendencia se
transmite a los descendientes a través de los genes.
En el trabajo también nombran una especie de lagartija (Iberolacerta
cyreni). En el periodo de celo los machos, “dominante” o “no
dominante”, en caso de aparición de predadores, tienen las tendencias de
“Huidizos-Conservadores” o “Atrevidos-Progresistas”, y relatan la
forma en que eso influye en la reproducción. No citan nada sobre la
personalidad de las hembras, por lo que no sabemos si les influyen las
categorías de “dominante” o “no dominante” y de “Huidizos-Conservadores”
o “Atrevidos-Progresistas”.
Después de trasladar categorías y características humanas al mundo
animal, se retorna al mundo humano para mostrar que nuestras tendencias son
naturales y “están en nuestros genes”. Así terminan su artículo:
“La influencia que la
biología tiene en los individuos, sin embargo, no sólo está determinada por los
genes. Una investigación realizada en Estados Unidos con un grupo humano con
sólida ideología demostró que la fisiología (subrayado mío) también influye.
Para hacer la investigación se midió la respuesta física de cada individuo a
ruidos imprevistos o imágenes amenazantes. En los resultados observaron lo
siguiente: los conservadores daban una respuesta fisiológica más intensa ante
las amenazas. Esos individuos se mostraban partidarios de la patria, la pena de
muerte, la invasión de Irak y conceptos parecidos. Además, son de baja
iniciativa y e muestran más recelosos ante fenómenos como la inmigración. Por
el contrario, los progresistas favorables a la paz y el control de armas,
demuestran una reacción física más moderada.
“¿Quién puede decir
actualmente que las investigaciones de personalidad realizadas con las
lagartijas no tienen aplicación en los seres humanos? La depredación obligaría
a nuestros antepasados a actuar como “atrevidos” o “huidizos” ¿Podría ser esa
distinción el origen evolutivo de las luchas entre los actuales progresistas y
conservadores?”
Clasificación arbitraria
Al empezar a leer
el artículo la primera pregunta que se me ocurrió fue: ¿Por qué a los
“huidizos” se les equipara con los “conservadores”? ¿Por qué no
llamarles, por ejemplo, espabilados, rápidos, supervivientes…? ¿Y por qué a los
“atrevidos” se les equipara con los “progresistas”? ¿Por qué no llamarles, por
ejemplo, lentos, vagos, atolondrados, suicidas…etc.? Está claro que los autores
de estas investigaciones han hecho una clasificación arbitraria influenciada
tanto por la ideología como por los resultados que se esperan obtener.
Dado que me considero progresista, y desde el punto de vista de mi ego,
prefiero que me llamen “atrevido” a “huidizo”, pero me parece que el
valor científico de todo eso es nulo.
Selección natural
Al igual que un misterioso y todo poderoso dios, se nos informa que la
Selección Natural actúa para codificar genéticamente en cada individuo la
identidad de “Huidizo-Conservador” o “Atrevido-Progresista” ¿Cómo
es posible eso? ¿En qué gen está codificado? ¿Cómo puede fijarse en nuestro
genoma una característica tan variable y subjetiva? En el artículo no lo
explican, pero para estos casos suele haber una respuesta clásica: “si
existe es por que lo ha elegido la Selección Natural”. Por lo tanto,
todo lo que es posible lo ha decidido la Selección Natural y todo aclarado
¿Para qué perder el tiempo intentando entender la complejidad?
Por otro lado, durante un plazo de tiempo fueron meras presas, después
combinaban la posición de presas y predadores, para posteriormente convertirse
en los máximos predadores del planeta. Si como asegura el determinismo
biológico todo esto deja consecuencias genéticas ¿dónde queda la supuesta
importancia que la dicotomía “Huidizo-Conservador” - “Atrevido-Progresista” tiene
en la ideología política del individuo?
Mezcla en la reproducción
Según el articulo la Selección Natural mediante los genes hace que
cada uno de nosotros tengamos una de las dos tendencias descritas. Pero en la
reproducción ¿no se mezclan continuamente ambas categorías en machos y hembras?
¿O tenemos que entender que durante miles de generaciones los machos
“Huidizos-Conservadores” sólo se han reproducido con las hembras
“Huidizas-Conservadoras” y por otro lado, los machos
“Atrevidos-Progresistas” sólo se han reproducido con las hembras “Atrevidas-Progresistas”?
Pongamos el caso que
damos por buena la idoneidad de esas categorías arbitrarias; inevitablemente
tienen que mezclarse sexualmente ¿Cómo es posible codificar genéticamente en
cada individuo una característica tan variable y subjetiva?
Cambiamos
Según esta teoría “en gran medida la ideología política de cada
individuo está determinada por los genes”. Pero los seres humanos a
menudo cambian de ideología. Las idas y venidas de la vida, los cambios de
intereses, etc. nos pueden llevar a cambiar nuestro punto de vista. Algunos que
ayer estaban en la izquierda ahora están en la derecha, y al revés ¿Qué ocurre
en nuestros genes cuando cambiamos de ideología política? ¿Se vuelven majaras?
¿Estamos traicionando nuestra naturaleza y nos volvemos enfermizos? La
respuesta más lógica es que no pasa nada porque no tienen nada que ver los
genes y la ideología política de cada cual. Ni “gran medida” ni en poca
medida.
La percepción de las injusticias existentes, la lucha de clases, la
opresión nacional, los privilegios, desequilibrios y miserias existentes
en nuestra sociedad nos impulsa a tomar una posición u otra. No busquéis en
estas investigaciones ninguna mención a todo esto.
El habitual determinismo genético
El método
de proyectar características sociales humanas al mundo animal, para después
hacer el camino inverso y decir que esas características son “naturales”,
y por lo tanto inmutables, no es una invención reciente. El propio Darwin lo
hizo cuando integró en su teoría sobre la evolución la ideología de la clase a
la que pertenecía; la clase alta victoriana del imperio ingles, para finalmente
deducir que ese modelo capitalista e imperialista funcionaba de acuerdo a las
leyes “naturales”. Evidentemente, es una tradición científica bien
enraizada.
Por
el mismo camino de Richard Dawkins y su exitosa y falsa teoría del gen
egoísta, ahora nos informan que además de ser genéticamente egoístas cada uno
somos de derechas o de izquierdas porque (todos) nuestros antepasados tenían
tendencia a ser “huidizos” o por el contrario “atrevidos”. Y lo
dicen en serio.
La última frase del artículo es una pregunta retórica: ¿Podría ser esa
distinción el origen evolutivo de las luchas entre los actuales progresistas y
conservadores?”. Digo retórica porque todo el artículo deja claro que para
los autores del artículo la respuesta es sí.
Según esta respuesta las luchas entre “progresistas” y “conservadores”
tienen una base genética. El problema, atentos, no es que en el sistema
capitalista y la opresión nacional existen injusticias, contradicciones e
intereses incompatibles que motivan esas luchas. La clave es que la base
biológica de todo eso, dicen, está en nuestros genes. Por lo tanto ¿Para qué
luchar por revolucionar lo que es inmodificable?
En
contra de este determinismo biológico también hay científicos que muestran un
punto de vista más liberador y dialéctico:
“La característica del desarrollo y actividad humanos es que son la
consecuencia de numerosos factores interrelacionados que se entremezclan… Para
los teóricos del determinismo, no somos libres porque nuestras vidas están
fuertemente determinadas por un número relativamente pequeño de causas
internas: los genes determinan comportamientos específicos o la predisposición
a esos comportamientos. Pero eso soslaya la esencia de la diferencia entre la
biología humana y la de otros organismos. Nuestro cerebro, nuestras manos y
nuestra lengua nos han hecho independientes de muchas de las principales
características específicas del mundo exterior. Nuestra biología nos ha
convertido en criaturas que recrean constantemente sus entornos psíquicos y
materiales y cuyas vidas individuales son el producto de una extraordinaria
pluralidad de vías causales que se entrecruzan. Por lo tanto, es nuestra
biología la que nos hace libres (subrayado mío)".
(R.C.Lewontin, S. Rose, L.J. Kamin. “No
está en nuestros genes”)
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