Artículos de Opinión | José Luis Rozalén Medina* |
27-12-2013 |
“El
capitalismo feroz ha demostrado su incapacidad histórica para aprender de sus
errores: siempre acaba en lo mismo llevado por la avaricia y siempre los
perjudicados son los mismos: los más humildes”. Lo dice Ricardo, un joven
español de 21 años.
Natalia,
licenciada en Biología, dice: “Lo que no se puede admitir es que los políticos
nos mientan continuamente, nos engañen con falsas promesas, nieguen la crisis,
anuncien a bombo y platillo grandes planes económicos sin acometer reformas de
fondo que nos saquen del pozo”.
“Hace
cinco años que me fui de España, porque me di de bruces contra un muro:
enchufes, desamparo legal, contratos precarios, mala educación, mentiras… Nunca
me han tratado tan mal como en España. Pese a todo, espero volver cuando
cambien las circunstancias. Es positivo salir fuera, para ver otros horizontes,
pero no porque no puedas trabajar en tu propio país”. Lo dice otro joven de 31
años.
El
mercado laboral no ha sido justo con los jóvenes. Incluso aquellos que
estudiaron carreras que habitualmente tenían muchas posibilidades laborales
(ingenieros, arquitectos…) se encuentran ahora ante un panorama muy complicado.
Sin embargo, a pesar de todo, pienso que con imaginación, coraje y solidaridad
podemos salir adelante.
Un
grupo de arquitectos, entre 25 y 27 años, cuentan que, tras muchos intentos de
buscar trabajo en una empresa del gremio y no haberlo encontrado, o tras
recibir salarios ridículos en otras empresas del ramo, han decidido formar
ellos mismos su empresa: “El pequeño salón de nuestro piso es ahora nuestro
propio estudio de arquitectura. Después de comer, los platos y el mantel de la
mesa dejan paso a ordenadores y planos… Nos juntamos varios días a la semana
para acabar proyectos con los que presentarnos a concursos públicos, nuestra
única salida por el momento… Empezamos a ver la luz. Estamos seguros de que el futuro
es de los imaginativos y de los atrevidos”.
Pero,
aparte de imaginación y valor, son precisas otras medidas. Es necesario, por
ejemplo, que el Comité Económico y Social Europeo ponga en marcha un plan de
acción sólido y concreto para los jóvenes. Si Europa ha dedicado 60.000
millones de euros a rescatar a los bancos, no puedo pretender solucionar el
problema con 6.000 millones. Hay que tomar decisiones más arriesgadas y menos
burocráticas e inútiles.
Como
escribe el propio presidente del Comité Económico y Social Europeo, Henri
Malosse: “Los fondos europeos han servido para pagar demasiadas autopistas y
demasiados aeropuertos. Ya es hora de que seleccione mejor sus prioridades. El
espíritu emprendedor de los jóvenes constituye un potente factor en el que
conviene invertir”.
Ahora
bien, aunque lográsemos salir de ésta crisis económica y financiera que ahora
nos cerca, la sociedad debería comprender que sólo con un estilo de vida
inspirado en la sobriedad, en el trabajo bien hecho, en la seriedad, en la responsabilidad
compartida, en la solidaridad, en el consumo racional y sostenible, podremos
construir un mundo mejor, más sólido y justo, más racional y feliz. Hay que
aprender a vivir de otra forma, la felicidad no está en tener muchas cosas,
sino en ser personas honestas, trabajadoras, solidarias; si aprendiésemos que
hay que dirigirse hacia la región de la justicia social y el equilibrio moral
(no hacia la especulación, la usura, el consumismo desenfrenado…), tendríamos
mucho aprendido de cara a un futuro esperanzador e ilusionante.
Manifiestan
algunos jóvenes que, aparte de las enérgicas y rápidas medidas que el Estado
debería implantar con decisión para que el potencial intelectual y humano de
los jóvenes se desarrolle dentro de nuestras fronteras y no se tenga que ir
fuera para dar sus frutos. No podemos olvidar aquellas otras medidas
personales, “aquellas que dependen de cada uno de nosotros, de nuestra nueva y
generosa actitud ante la vida, de nuestra responsabilidad personal y social, de
la obligación de luchar por una sociedad más justa y abierta que ofrezca más
posibilidades de trabajo para todos”.
Este
nuevo concepto de vida se basa en un nuevo concepto de educación, que habla de
ecología, de respeto profundo a la Naturaleza, de reducción no traumática del
consumo, de otras alternativas sostenibles… En definitiva, en un nuevo concepto
de educación que nos enseñe que un mundo nuevo no sólo es posible, sino que es
urgente y necesario.
*José
Luis Rozalén es Doctor en Filosofía y en Ciencias de la Educacion
Fuente:
El Mercurio Digital
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