Por debajo del
umbral de la pobreza se encuentran 9,3 millones de personas en España, algo más
del 20% de la población. El concepto de “pobre” se asocia a aquellos
contribuyentes que ganan menos del salario mínimo (8.979 euros brutos anuales)
o que no tienen ingresos declarados. Por Carlos Cruzado, presidente de
Gestha.
nuevatribuna.es | 02 Diciembre 2013 -
22:03 h.
Carlos Cruzado | Presidente de Gestha.
Con
motivo de nuestro XIII Congreso anual, los Técnicos del Ministerio de Hacienda
(Gestha) presentamos un pequeño estudio sobre la evolución de la desigualdad en
España a raíz de la crisis. Aparte de darnos cuenta de lo mucho que ha
aumentado la diferencia entre las rentas altas y bajas en nuestro país, los
datos analizados nos han servido para hacer una reflexión sobre qué
entendemos por contribuyentes “más ricos” y “más pobres”.
Generalmente,
cuando hablamos de ricos pensamos en auténticos millonarios que escapan al
alcance de cualquier mortal. Pero en nuestro informe no hablamos sólo de esta
clase de ricos, sino también de aquellas personas que todo lo que ganan lo
obtienen de sus rentas del trabajo o pensiones. Y, aunque cuesta mucho fijar el
umbral a partir del cual un contribuyente puede considerarse más rico, en la
información que facilita el Ministerio de Hacienda detectamos que apenas un
20% de los contribuyentes concentran una parte muy importante del total de
rentas (en España, ese porcentaje es el 44%, concretamente).
Y,
más sorprendentemente, no todo ese 20% tiene, ni mucho menos, un perfil de
millonario, pues se trata de personas que declaran rentas netas por encima de
los 24.000 euros anuales. Esto quiere decir que, a partir de esos rendimientos,
sólo hay un 20% del total de contribuyentes, incluyendo a aquellos que ganan
más de 300.000 euros y de 600.000 euros, por ejemplo. O, lo que es lo mismo,
que en España hay muchísima gente (un 85%) que gana menos de 24.000 euros
netos.
Cualquier
lector pensará que ganar más de 24.000 euros no es ser rico, ni tampoco ganar
más de 60.000 euros pero, como todo es relativo, conviene destacar algunos
matices. De hecho, sabiendo que el salario más común en España, según el INE,
es el de 15.500 euros brutos anuales, alguien que gana el doble puede
considerarse un afortunado. Y qué decir de un contribuyente que declara 60.000
euros. Quizás en este caso cambiemos nuestra percepción, ya que multiplica por
cuatro el salario más habitual en nuestro país.
Sin
embargo, el concepto de “pobre” sí que está más delimitado y se asocia a
aquellos contribuyentes que ganan menos del salario mínimo (8.979 euros brutos
anuales), en realidad se contabilizan a aquellos que no tienen ingresos o
que sus rentas están por debajo del 60% de la mediana de los ingresos anuales.
Por lo que por debajo del umbral de la pobreza se encuentran tanto personas con
rentas como sin ellas, lo que hace que su número sea muy elevado, llegando a
9,3 millones de personas en España, algo más del 20% de la población. Por eso,
teniendo en cuenta estos datos, quizás nos hayamos convencido por completo de
que ganar más de 24.000 euros anuales puede convertir a alguien en afortunado.
¿O incluso con un menor salario?
Otra
cuestión incontrovertible es la elevada evasión y elusión fiscal que
cometen las grandes fortunas del país, que no queda reflejada en la declaración
de la Renta, ni en el Impuesto de Patrimonio, ya que la mayor parte de sus
ingresos los canalizan a través de sociedades instrumentales, sean
patrimoniales o SICAVs, lo cual no ayuda a reducir la creciente desigualdad del
país.
Sin
duda, son datos para reflexionar
Contesta
Carlos Cruzado | Presidente de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA)
Fuente: http://www.nuevatribuna.es/
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