El asesinato fue reivindicado
por Emilio Hellín mediante un télex enviado a la agencia EFE, firmado por el
denominado “Grupo 41″ del Batallón Vasco Español con estas palabras: “El
Batallón Vasco Español, grupo operativo-militar, reivindica el arresto,
secuestro y ejecución de Yolanda González Martín, natural de Deusto, integrante
del comando de ETA, rama estudiantil-IASI-, del que también forman parte otras
dos personas con domicilio en Madrid y que utilizan como tapadera y acción de
masas a grupos políticos de ideología trotskista y maoísta, donde se amparan
sus actividades.
Memoria Histórica | Crónica Popular | 01-02-2014 |
Tenía
solo 19 años y toda la vida por delante cuando, el 1 de febrero de 1980,
miembros del partido de extrema derecha Fuerza Nueva asesinaron a Yolanda
Gonzalez Martín, estudiante y militante socialista-revolucionaria. Ahora,
cuando se cumplen treinta y cuatro años del crimen cometido en plena transición
democrática, el 3 de febrero de 2014 se va a celebrar un homenaje a la
luchadora antifascista, en el Ateneo de Madrid, con la proyección del
documental “Yolanda en el país de los estudiantes”, dirigido por Isabel
Rodríguez y Lander Castro. Como escribe un militante libertario, comentando
el aniversario “ésta es una oportunidad más para no olvidar nuestro
pasado histórico más reciente y una oportunidad para recordar que con
legislaciones similares a la que quieren ‘regresarnos’ afloran comportamientos
y situaciones” como la que acabó con la vida de Yolanda González. Nada
extraño, por otra parte, cuando además estamos asistiendo en distintos países
de Europa a un crecimiento preocupante de la derecha más extrema,
recalcitrante, fundamentalista y asesina (el caso de Grecia o Alemania contra
los inmigrantes).
Yolanda
González Martín era la representante del Centro de Formación Profesional
de Vallecas (Madrid) en la Coordinadora de Estudiantes de Enseñanza Media.
Se había trasladado a la capital de España un año antes para iniciar estudios
de electrónica en dicho Instituto. Compaginaba sus tareas formativas,
militancia política y estudiantil con eventuales trabajos como empleada del
hogar para tener autonomía financiera respecto a su familia, que era de
carácter obrera. Era militante del trotskista Partido Socialista
de los Trabajadores,1 un pequeño grupo político que no era
aún legal, que provenía de una escisión de la Liga Comunista
Revolucionaria en el otoño de 1979 denominada “Fracción Bolchevique“.
A los 16 años se afilió a las Juventudes Socialistas de España dentro
de la corriente izquierda socialista en su Bilbao natal, para
evolucionar, posteriormente hacia el trotskismo.
Yolanda
González Martín fue secuestrada a última hora de la tarde del día 1 de febrero
de 1980 en su domicilio, en la calle Tembleque (Barrio de Aluche) de Madrid,
cuando se hallaba sola en el “piso de estudiantes” que compartía con su
novio y otra compañera del PST, al que los secuestradores irrumpieron engañando
a Yolanda enseñando carnés falsos policías.
Al
regresar a medianoche, su novio encontró todo ordenado y las luces encendidas,
pero no estaba ni Yolanda ni la otra compañera. Pensó que estarían en alguna
reunión tardía. Al despertarse en la mañana del día 2 de febrero notó,
extrañado, que el bolso, cartera y DNI de Yolanda estaban en la mesa del salón,
preocupado por si hubiera sido detenida hizo varias gestiones telefónicas en
instancias policiales y judiciales de Madrid para averiguar su paradero, sin
resultado. En la misma mañana al regresar la compañera de piso y de partido,
con dos amigos, se encontró en el piso con policías de paisano registrando la
vivienda. Fueron llevados a la Dirección General de Seguridad donde fueron
interrogados sobre sus actividades políticas y su posible relación
con ETA. El novio, por la tarde, al acudir a la sede del partido le
informaron sobre el fatal destino de Yolanda. Al parecer, los
secuestradores se presentaron el día 1 por la mañana en la vivienda y al no
encontrar a nadie decidieron volver por la tarde-noche.
Yolanda
González Martín fue asesinada por los miembros de Fuerza Nueva Emilio
Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez, que contaron con la
colaboración de varios sujetos más (José Ricardo Prieto, Félix Pérez Ajero,
Juan Carlos Rodas Crespo y David Martínez). Juan Carlos Rodas Crespo (que era
agente de la Policía Nacional anteriormente Policía Armada, posteriormente
denominado Cuerpo Nacional de Policía, CNP ), participó en la
vigilancia del exterior de la vivienda junto a otros cómplices, mientras Emilio
Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez subían para secuestrarla. Al enterarse de
su muerte al día siguiente, por la prensa, Juan Carlos Rodas Crespo
sorprendido, y arrepentido por el resultado final de lo que creía era un simple
interrogatorio, denunció los hechos ante sus superiores policiales de
Getafe, lo que aceleró las investigaciones y la resolución del caso.
Emilio
Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez tras engañar a Yolanda exhibiendo enseñas
policiales falsas, reducirla, y registrar de forma rápida las habitaciones
(temerosos de que los otros inquilinos de la vivienda ingresaran de forma
sorpresiva), la secuestraron y fue llevada en el automóvil de Emilio Hellín
Moro por ambos, siendo maltratada e interrogada por el camino, hasta el lugar
de su asesinato, donde una vez bajada del vehículo fue disparada, con una
pistola P-38 Walther, calibre 9 milímetros Parabellum por Emilio Hellín
Moro dos veces a unos 70-80 centímetros en la cabeza (región temporal
derecha, con sendos orificios de salida en la región occipital izquierda), y
rematada por Ignacio Abad Velázquez con otro disparo (cara externa
del antebrazo derecho, con orificio de entrada y salida que posteriormente
produjo contusión erosiva en la mama izquierda) con una pistola Star calibre 9
milímetros Parabellum, estando aún con vida, según relata la sentencia
condenatoria. El cadáver de Yolanda fue encontrado por dos trabajadores en
torno a las 9 de la mañana del día 2 de febrero de 1980 en un camino cercano al
kilómetro 3 de la carretera que une Alcorcón con San Martín de
Valdeiglesias(Madrid).
En
el momento del hallazgo del cadáver, Yolanda vestía debajo de su jersey una
camiseta blanca con el escudo de las siete provincias vascas y una medalla con
el lauburu, lo que llevó a la policía a determinar que el crimen tenía
connotaciones políticas.
Así
fue encontrada Yolanda González Martín
Los
autores del asesinato lo justificaron diciendo que Yolanda pertenecía a un
comando de ETA, en Madrid y como venganza por el asesinato a
primera hora de la mañana del día 1 de febrero de 1980 de 6 Guardias
Civiles en Ispáster en un atentado de ETA. Unas acusaciones
absurdas e imposibles ya que el PST al que pertenecía Yolanda González Martín
no formaba parte de la izquierda abertzale y sus postulados no eran
nacionalistas sino internacionalistas y rechazaba explícitamente la violencia
de ETA.
El
asesinato fue reivindicado por Emilio Hellín mediante un télex enviado a la agencia
EFE, firmado por el denominado “Grupo 41″ del Batallón Vasco
Español con estas palabras:“El Batallón Vasco Español, grupo
operativo-militar, reivindica el arresto, secuestro y ejecución de Yolanda
González Martín, natural de Deusto, integrante del comando de ETA, rama
estudiantil-IASI-, del que también forman parte otras dos personas con
domicilio en Madrid y que utilizan como tapadera y acción de masas a grupos
políticos de ideología trotskista y maoísta, donde se amparan sus actividades.
Por una España grande, libre y única.
¡Arriba España!”.
¡Arriba España!”.
La Audiencia
Nacional procesó (1980), juzgó, sentenció y condenó (1982) por dicho acto
criminal a: Emilio Hellín Moro, Ignacio Abad Velázquez, José Ricardo Prieto,
Félix Pérez Ajero, Juan Carlos Rodas, y David Martínez Loza, a diversas penas
según su implicación penal, bajo el Código Penal vigente en su momento, en los
hechos enjuiciados:
- Emilio Hellín
Moro (algo más de 43 años de condena), asesinato, allanamiento de
morada, detención ilegal, depósito de armas de guerra, armas de defensa,
municiones, tenencia de explosivos, falsificación de DNI, uso público de
nombre supuesto.
- Ignacio Abad
Velázquez (algo más de 28 años de condena), asesinato, allanamiento
de morada, detención ilegal, tenencia ilícita de armas.
- Félix Pérez
Ajero (algo más de 6 años de condena), allanamiento de morada,
detención ilegal, tenencia ilícita de armas.
- José Ricardo
Prieto (algo más de 6 años de condena), allanamiento de morada,
detención ilegal, tenencia de explosivos.
- David Martínez Loza (algo
más de 6 años de condena), inducción de allanamiento de morada, detención
ilegal. Era en el momento de la comisión del delito Jefe Nacional de
Seguridad de Fuerza Nueva.
- Juan Carlos Rodas (3
meses de condena), allanamiento de morada, detención ilegal. La levedad de
la condena se debe a su colaboración con la justicia.
El
Tribunal, sin embargo, no quiso condenarles por asociación ilícita o banda
armada, aduciendo que para ello se necesitaban requisitos tales como mayor
número de integrantes, jerarquía orgánica, y otros. Las penas impuestas fueron
superiores a las que pedía el Ministerio Fiscal y las acusaciones particulares.
Las condenas fueron impuestas por la sala 1 de lo Penal de la Audiencia
Nacional.
En
2013 se divulgó que Emilio Hellín habría estado trabajando para
los Cuerpos y Fuerzas Generales de la Seguridad y del Estado en
técnicas de espionaje y rastreo informático con los diversos gobiernos de la
democracia. Según manifestó después el interesado, no se trataba Emilio Hellín,
fallecido en 2008, sino Luis Enrique Hellín, su hermano. Sin embargo, en
1996 habría cambiado su nombre como refleja el acta de nacimiento.
El Ministerio del Interior confirma la contratación de sus servicios
para instruir a los policías en diferentes cursos desde 2006 a 2011. El diario
Público (fuente Europa Press) informó de que cuatro agentes de la sección
de Nuevas Tecnologías de la Policía Científica de la Ertzaintza asistieron a un
curso impartido por dicha empresa en Madrid en el año 2008. Para Asier González,
hermano de Yolanda, Emilio Hellín daba cursos a policías por la pervivencia del
franquismo en las instituciones españolas. En junio de 2013, pasados tres meses
después de conocerse la noticia la respuesta del Ministerio del Interior seguía
siendo el silencio.
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