José Antonio Gómez Hernández | Autor del libro 'Al Fondo a la
Izquierda' nuevatribuna.es | 26 Febrero 2014 - 09:29 h.
En el Debate
sobre el Estado de la Nación ha quedado patente que España está gobernada por
un irresponsable, por un Presidente de Gobierno que, además de llegar al poder
gracias a la mayor estafa electoral de la historia de España, ejerce sus
funciones de espaldas a las verdaderas necesidades de sus gobernados. La
ecuación ilegitimidad democrática + gobierno a espaldas de los ciudadanos da un
resultado cercano al que saldría del análisis de cualquier dictadura. El
triunfalismo y la soberbia demostrada por Mariano Rajoy rayan la desfachatez.
Su discurso de la mañana mostraba el argumentario del Partido Popular, un
argumentario encaminado a justificar lo injustificable. Toda su dialéctica
estaba orientada hacia la rama económica, hacia los datos macroeconómicos.
Rajoy se ha querido presentar ante los españoles como un salvador, del mismo
modo que se presentan los dictadores ante sus ciudadanos. Él ha salvado la
economía española, él ha salvado a España. Y ha sacado datos, sus datos, los
datos que le interesa mostrar: recuperación de la macroeconomía, mejora de las
exportaciones, descongelación de las pensiones, mejora de la balanza de pagos
por cuenta corriente, mejora de la prima de riesgo, mejora del mapa laboral.
Todo muy positivo. Sin embargo, esas cifras encierran más mentiras que
verdades. Es posible que la balanza haya mejorado, pero no por su gestión, sino
por la caída del consumo interno por la situación crítica de la economía real.
Es posible que las exportaciones hayan aumentado, pero este incremento está
motivado por la bajada de las importaciones. La prima de riesgo ha bajado, pero
debido a las medidas tomadas por el BCE y no como consecuencia de sus políticas
neoliberales. Las pensiones se descongelan pero pierden poder adquisitivo. El
total del discurso de Rajoy ha sido una batería de autoelogios, un ejemplo de
onanismo político. Sin embargo, todo lo que ha mostrado es lo más alejado de la
realidad.
Por la tarde
los grupos de izquierda le han sacado un listado de la verdadera realidad de
este país. Más paro, pobreza extrema, peor sanidad pública, millones de
españoles sin ningún tipo de ingreso, ley del aborto, reforma laboral que
elimina los derechos de los españoles, pérdida de poder adquisitivo de los
pensionistas, recortes en educación, política migratoria rayana en el racismo,
subidas de impuestos, rescates bancarios, aumento de la deuda, empleo precario,
exilio económico de cientos de miles de españoles, desahucios, corrupción y
financiación ilegal del PP. Esa es la realidad de millones de españoles, la
realidad que se vive en el día a día. Ante este baño de realidad y no de ese
mundo maravilloso en el que vive el presidente, Mariano Rajoy ha tenido la
desfachatez de espetar a Alfredo Pérez Rubalcaba que ha traído un discurso apocalíptico.
Es decir, Mariano Rajoy ha afirmado que la realidad de la calle es el
Apocalipsis. Es lógico. La realidad le estropea el discurso triunfalista, por
eso es el apocalipsis.
El argumento
fundamental del presidente ha sido la recuperación económica. Sin embargo,
Alfredo Pérez Rubalcaba o Cayo Lara le han mostrado las verdaderas
reivindicaciones de los españoles. Éstos están más preocupados de encontrar
trabajo que de la prima de riesgo. En la calle se tiene la sensación real de
que el actual Ejecutivo orienta su ejercicio del poder hacia los aspectos de la
economía que no afectan a sus necesidades. Como ocurre con cualquier gobierno
de la derecha, siempre de espaldas al verdadero interés de la gente. Mariano
Rajoy presentó unos datos de recuperación de la economía, pero la realidad le
muestra que hay 6 millones de parados, de los cuales casi el 50% no cobra
ningún tipo de prestación o no tiene ningún tipo de ingreso. Mariano Rajoy
afirma que las exportaciones han aumentado, pero la realidad le demuestra que
los beneficios de ese incremento no llega a las empresas españolas que no
tienen intención de invertir esas plusvalías en España. Mariano Rajoy enfatizó
que las pensiones se descongelaron y que su gestión garantiza que se
incrementen año tras año, pero se olvida de un aspecto fundamental en esa
revalorización que muestra la realidad de la calle y es que los pensionistas
han perdido poder adquisitivo, primero respecto al IPC y, segundo, por las
medidas del propio gobierno, como, por ejemplo, la subida del copago
farmacéutico en un 1,5%, seis veces más que la subida del 0,25%. Mariano Rajoy
habló de la mejora de los niveles de empleo mintiendo, como siempre, ya que
sólo toma los datos del paro registrado, datos manipulables por diferentes
variables como la no inscripción como demandante de empleo o el exilio
económico de cientos de miles de españoles. La realidad la muestra la EPA o los
cotizantes a la Seguridad Social, y ahí se demuestra que España sigue
destruyendo empleo. La realidad es que se sigue destruyendo empleo, gracias a
las políticas laborales del Partido Popular.
Es lógico
que la realidad sea el Apocalipsis para Mariano Rajoy. La realidad de la calle
demuestra que tenemos un presidente que gobierna para las grandes cifras y se
olvida de quienes deben ser los destinatarios directos de las decisiones del
gobierno. La realidad le destruye su optimismo y su autoproclamación de
salvador de la Patria, por eso es el Apocalipsis.
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