Gustavo Vidal Manzanares |
Jurista y escritor
nuevatribuna.es | 26 Febrero 2014 - 19:14
h.
El
pasado domingo, la Sexta emitió un documental sobre el 23-F. No se trató de un
reportaje usual en España. Pero seguía un esquema conocido en EEUU: presentar
una historia rocambolesca con total seriedad y aparente apoyo argumental,
desvelando al final el montaje.
A
mi juicio no deben tratarse de manera frívola temas trascendentales de la
historia, como los sucesos del 23-F. Al menos hasta que también pasen a la
historia todos sus protagonistas.
Sin
embargo, no me parece que eso sea lo grave. Lo más temible lo centraría en lo
fácil que es elaborar un montaje y, peor aún, la cantidad de gente que puede
llegar a creerlo.
Un
par de horas más tarde, otra cadena, la Cuatro, trató el 23-F y, de modo
particular, la supuesta participación de la masonería en cuanto acontecimiento
trágico haya sacudido España. Ninguna organización, en nuestro país, ha
padecido más montajes maliciosos y perversos que la institución masónica.
La
razón bien podría radicar en la paranoia del dictador Franco, que veía masones
hasta debajo de los ceniceros. Tal vez por la más que posible negativa de la
institución a abrirle las puertas y la condición de masones que poseyeron su
padre y su hermano Ramón, en patológico paralelo con la mirada del dictador a
su madre, propia de un diván o un manicomio.
De
cualquier modo, no resulta extraño que una institución defensora de los
Derechos Humanos, el parlamentarismo, la democracia y, ante todo, el
pensamiento libre, haya sido repudiada y difamada en las naciones con larga
tradición dictatorial y más concretamente en nuestro país, donde los obispos,
espadones y terratenientes han gobernado durante siglos de ignorancia, codicia
y fanatismo.
Así,
contemplé las relaciones estrambóticas de la Operación Palace para implicar al
rey y a Garci: El director de cine ganó el Oscar como premio a sus servicios
prestados para montar el 23-F y la prueba es que la película galardonada
realiza guiños al recibir su protagonista una llamada del rey y de un tal
Sabino.
Quienes
hemos estudiado los orígenes e historia de la masonería bien sabemos que los
montajes contra esta institución son muy parecidos. En primer lugar se decide
acusarla, luego se buscan conexiones absurdas: había un masón(o el
pariente lejano de un masón, ¡qué más da!) cuando ocurrieron los hechos, le
dispararon tres veces y el número tres es un símbolo masón, el asesino llevaba
guantes y los masones también usan guantes en sus ritos…
El
problema, muy preocupante, es la capacidad de millones de personas para
tragarse cualquier bulo, tergiversación, manipulación… los razonamientos
inteligentes, ya sean políticos, sociales, religiosos o históricos, rebotan
contra la pétrea pared del tópico, de la falsedad prefabricado en oscuros
despachos para consumo masivo de una mayoría tan silenciosa como borrega.
Entiendo,
por tanto, que el gran reto que afronta la izquierda se centra en la
ignorancia, indiferencia y egoísmo de un importante sector social. La derecha
lo sabe, y ya sea con falsas promesas artificiosamente vestidas, ya sea con
prebendas, domestica y manipula el pensamiento de enormes masas preocupadas por
los goles de la Roja e indiferentes ante el desmantelamiento del estado del
bienestar, el mayor logro labrado por la humanidad.
Podremos
desgañitarnos en mítines y parlamentos, así como trabajar orgánicamente hasta
la extenuación. Pero estará perdida la guerra si no conseguimos abrir un
resquicio a la cultura y el pensamiento crítico entre la llamada “mayoría
silenciosa”.
Vaya blog... menudo magufo patético...
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