Por: José Enrique Centén Martín
23 de
Febrero de 2014
Hace 500 años las malas
cosechas, las epidemias, la presión tributaria y fiscal provocó el descontento
entre la población, la zona que más lo sufría era la zona central, en
contrapeso con la periférica, que apaciguaba sus males con los beneficios del
comercio.
En mayo de 1520 la primera protesta pública, e inicio de la
revolución Comunera, se realizó mediante pasquines en las iglesias, que decía:
“Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir
que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor”
Ante el descontento generalizado, Toledo propuso a las ciudades
con voz y voto en Cortes la celebración de una reunión urgente con cinco
objetivos:
- Rechazo al Imperio en favor de Castilla y en el caso de que el
rey no tuviera en cuenta a sus súbditos, las Comunidades deberían defender los
intereses del reino.
- Reforma en la recaudación de los impuestos
- Reservar los cargos públicos y los beneficios eclesiásticos a
los castellanos.
- Prohibir la salida de dinero del reino.
- Designar a un castellano para dirigir el reino en ausencia del
rey.
Casi quinientos años más tarde esas cinco propuestas siguen
vigentes, con los últimos gobiernos, y en especial el actual, más sumiso, da
más importancia al supuesto nuevo imperio, Europa, que a los ciudadanos
españoles. Los cargos públicos subordinados a los poderes superiores de
Bruselas. La fuga de capitales es una sangría que no son capaces de atajar, ni
con la Amnistía Fiscal. Eligen a uno de los mayores causantes de la crisis
actual, Goldman Sachs, como asesor del FROB, la zorra en el gallinero. Mientras
nuestro país lo gobierna un subordinado de Merkel, la reina del nuevo Imperio.
La aparición de aquella nueva mentalidad en 1520 que
contraponían los valores anteriores, era el intento de cambiar el orden social.
Cambió de mentalidad de los habitantes de las ciudades, junto a parte del
campesinado, pretendiendo arrinconar las desigualdades hasta entonces legales.
La concentración de poder del monarca alimentó el pensamiento liberal para dar
paso a la división de poderes y a un constitucionalismo incipiente.
Los paralelismos son significativos con la actualidad, a las
cinco propuestas de 1520, se unía las denuncias por la manera en que Carlos I
había obtenido el trono del Imperio, mediante sobornos a los príncipes
electores. En nuestro caso, fue impuesto por el Dictador, y al igual que Carlos
I y V de Alemania, el hoy Juan Carlos I, también nació en el extranjero, el
primero llegó a España con 17 años, el segundo con 10. Hoy como antaño vuelve a
sufrir la ciudadanía, miseria, paro, abandono, presión fiscal, pero de una
manera más sutil por las fuerzas retrógradas, actúan como en la “fábula de la
rana hervida”, de Olivier Clerc, y la población no se percata o permanece
inactiva.
Si hace quinientos años se consideró la idea de sustituir la
figura del rey, con el deseo de convertir las ciudades en ciudades libres,
igual que Génova, Venecia…, Repúblicas, y donde al representante de ella se
controlaba su fortuna al iniciar y dejar el cargo, recibiendo como único
presente ejerciendo su mandato, flores.
Hoy nuestro anhelo también es la República, aquella que los
ancestros de muchos de nuestros gobernantes aniquilaron en 1939. Demostrando
que la sangre de Padilla, Bravo y Maldonado corre por nuestras venas, no
consiguieron exterminarla en quinientos años de represiones, asesinatos o
fusilamientos, y los ciudadanos en cualquier momento escaparán al síndrome de
la rana hervida, para restablecer los derechos pisoteados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario