Publicado
en 1 febrero, 2014 por victorjsanz
Por Víctor Arrogante | Mario
Cortés Morales es un enfermo de Hepatitis C desde hace 18 años. Al
igual que muchos otros enfermos con esta misma enfermedad, no solo sufre las
consecuencias de la enfermedad, sino también del abandono del sistema de salud.
El tratamiento que debe recibir es muy caro y no lo costea la sanidad pública.
Esta situación implica una segura sentencia de muerte en pocos años. (Foto:
Médicos del Mundo. Campaña #NadieDesechado).
Mario tiene
47 años, ha nacido en Madrid y vive en una pequeña buhardilla del centro. Está
casado y no tiene hijos. Su esposa tiene una incapacidad total para trabajar y
solo cobra una pensión de 430 euros “¿cómo va a vivir cuando yo no
esté?”, dice angustiado. Lleva enfermo 18 años, de Hepatitis C y en 2007 se
le desarrolló una fibrosis en el hígado, encontrándose en fase 3 —de las 4 que
se pueden dar—. Trabaja como auxiliar vigilante nocturno de control de acceso
en una urbanización, con un contrato para personas con alguna minusvalía, como
es su caso.
Estamos presentando a una víctima de las nefastas políticas
sanitarias del Partido Popular, cuyos recortes están enfocados a rentabilizar
la atención médica privada a costa de las graves consecuencias que ello supone
para enfermos como Mario, considerado por los grupos privados de la sanidad
como enfermo no rentable. Los medicamentos son muy caros y aunque los enfermos
dependen para vivir de ellos, han sido eliminados de las listas de pago
público, por economizar presupuestos.
“Esta enfermedad es muy dura» me cuenta Mario
Cortés. Respiramos ambos y continua: «voy caminando lentamente hacia la
muerte, con la impotencia de saber que nunca podré pagarme un tratamiento”.
La hepatitis C es una de esas enfermedades que se mantienen latentes, pero
cuando aparecen pueden acabar en cirrosis o cáncer de hígado. Se calcula que en
España hay alrededor de 900.000 personas que sufren Hepatitis C, de las que más
de 500.000 desconocen que la padece. En Estados Unidos afecta a aproximadamente
4 millones de personas, la mayoría de las cuales son «baby boomers», es decir
personas que nacieron entre los años 1945 y 1965. La enfermedad, en los últimos
años, ha superado al VIH/SIDA como causa de muerte.
La política del gobierno,
parece ser la “solución final”: enfermos crónicos, dependientes y
jubilados los primeros. ”De momento conservo mi trabajo, pero sé que
pronto también me afectará”. Mario va hacia una depresión fuerte y se siente
desamparado. ”Estoy pidiendo ayuda a voces, sin que a nadie parezca
importarle mi vida”.
Cualquier persona que haya recibido una transfusión de
sangre antes de 1990, puede estar infectada de Hepatitis C. Si además no tiene
medios económicos suficientes, está condenada a las consecuencias mortales de
la enfermedad. Fibrosis hepática, grietas en el organismo, tumores y
hepatocarcinoma, el cáncer de hígado, que en un 87% de los casos provoca la
muerte. La Hepatitis B y C son la principal causa de cirrosis, de trasplante
hepático y de cáncer de hígado. Aun así, solo entre un 5% y un 10% de los pacientes
reciben tratamiento antiviral, principalmente por la escasez de diagnosticados.
Cómo afecta la enfermedad a tu vida diario, pregunto
a Mario. —Me está afectando mucho a mi vida,
psicológicamente estoy destrozado, deprimido, lo oculto delante de mi esposa
pero ya no puedo más.
“Las autoridades sanitarias, tienen que cambiar el concepto
economicista con el que tratan la salud. Invirtiendo dinero en las primeras
etapas, vamos a evitar que progresen, y en unos años habrá menos gastos porque
habrá menos enfermos”, afirman desde laAsociación Española para el Estudio
del Hígado.
Pese a la depresión lógica, provocada por la
enfermedad, Mario es un activista social y miembro de la
plataforma política La Izquierda. Tiene claro que muchos dirigentes políticos,
aseguran, a la ligera, que los medicamentos que necesitan enfermos como él
pueden ser eliminados del pago público, sin tener en cuenta que de ellos
dependen sus vidas, porque no pueden costearse un seguro privado, ni adquirir
los medicamentos con los que alargar la vida.
Durante el tiempo que estuvo en tratamiento con Interferon,
Telefónica, donde trabajaba le despidió. A partir de ahí, la Comunidad de
Madrid, le concedió una minusvalía y cobra una ayuda por ello. Su enfermedad
sigue avanzando, encontrándose ahora en fase 3. Los recortes del Gobierno del
PP en materia de sanidad y en investigación, hace que los tratamientos que le
han ido poniendo no hayan servido para su curación.
La enfermedad se mide en Fases, desde F0 a F4, última fase
en donde las grietas del hígado son tan grandes que la enfermedad ya no
responde al tratamiento con quimioterapia. Mario en 2007 entró en un proyecto
de investigación, a través del cual recibió tratamiento con Interferon, pero
estas inyecciones de quimioterapia, que tienen unos efectos secundarios muy
fuertes, no le curaron la enfermedad. Con este tratamiento se requiere de otros
tratamientos paliativos para calmar los efectos secundarios. “Si no me
dan mi medicación, en pocos años acabaré muriendo tras desarrollar un hepatocarcinoma
en el hígado” dijo con la crudeza de la realidad que le toca vivir.
Hace unos días, Mario ha estado en el hospital, donde le
han dicho que no van a pedir el uso “compasivo” del novísimo medicamento
SOVALDI. La única excusa: el dinero. La defensora del paciente Carmen
Flores, considera que en Mario, se dan los requisitos para
pedir el uso compasivo del novedoso medicamento. Para la administración el alto
coste del mismo, hace que no sea rentable para enfermos en estado avanzado de
enfermedad. El precio de compra al por mayor de un frasco con 28 comprimidos de
Sovaldi, en Estados Unidos, es de 28.000 dólares, mil dólares por tableta,
siendo el tratamiento completo recomendado de al menos de 12 a 24 semanas.
Ha surgido un nuevo fármaco, Sovaldi que tendrá un impacto
notable sobre la salud pública al aumentar de forma significativa el número de
enfermos que se curen de hepatitis C, explicaba Ira Jacobson,
director de la división de gastroenterología y hepatología de Weill
Cornell Medical College, de Nueva York y principal investigador de los
ensayos clínicos con Sovaldi. “En estudios clínicos, Sovaldi en
combinación con otros agentes consiguió unos índices altos de curación a la vez
que redujo la duración del tratamiento a tan solo 12 semanas y redujo o eliminó
por completo la necesidad de inyecciones de interferón, dependiendo del
genotipo viral”.
Según una denuncia de la Asociación Catalana de
Enfermos de Hepatitis, varias Administraciones autonómicas se niegan a
facilitar los más recientes tratamientos a los afectados para ahorrar. Están
convencidos de que se trata de un medicamento coste-eficiente, es decir, ahorra
mucho más de lo que cuesta, ya que el tratamiento de esas enfermedades —por no
hablar de la siempre peliaguda cuestión de evaluar el precio de una vida
perdida— sería muy superior al de tratar a las personas que, por el estado de
su hígado (algo que se puede ver fácilmente midiendo su fibrosis), necesitan el
tratamiento.
Mario Cortés, necesita tener “la certeza” de que se
curará. No quiere morir dentro de unos pocos años, sabiendo que hay
medicamentos que podrían curarle. “Esto es muy duro, porque sé que
estoy esperando a la muerte y podrían curarme”. En el trabajo, de noche,
llora cuando nadie le ve.
Víctor Arrogante
Seguir a Víctor Arrogante en Twitter @caval100
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