La
plataforma "Somos vuestra peor pesadilla", integrada por distintas
organizaciones juveniles que se definen como independentistas, revolucionarias
e internacionalistas, se manifestó ayer, entre la sede del Tribunal de Cuentas
y el Ministerio de Justicia, en Madrid.
España | Tercera
Información - DISO Press | 15-03-2015 |
Más de medio centenar de jóvenes han trazado el recorrido encapuchados
-algo que a partir del 1 de julio, con la entrada en vigor de la Ley de
Seguridad Ciudadana y de la reforma del Código Penal, podría llegar a suponer
una multa de 30.000 euros-.
Usan la capucha como reivindicación en sí misma, de lo que para ellos
significa ser joven y estar en la lucha. "No usamos la capucha para tapar
nuestra cara, la usamos para representar a toda la gente que lo pasa mal, a
toda la gente que sufre el genocidio capitalista", aseguran.
De esta forma, quieren denunciar que la llamada Ley Mordaza "tiene
como fin criminalizar, acallar y reprimir cualquier expresión de crítica,
disensión o protesta social". Han recordado además que la Ley de Seguridad
Ciudadana "forma parte de un entramado de reformas encaminadas a tal fin y
que deben entenderse de forma conjunta". Dichas reformas suponen, en su
opinión, "un claro aumento de la capacidad represora del Estado frente a
cualquier tipo de disidencia o protesta política", y denuncian que
"con estas reformas se pretende legalizar, al menos formalmente, dicha
represión".
VIDEO: Protesta de la Plataforma "Somos vuestra peor
pesadilla" contra la Ley Mordaza
Señalan por otro lado que estas medidas van "enfocadas directamente a
herramientas de lucha que se han venido usando para el empoderamiento del
pueblo y que han ido desgastando y haciendo daño al sistema". Esta batería
de reformas, que califican de "represivas" pretende, según la
plataforma, "apuntalar un sistema que hace aguas, un Estado que se
enfrenta a su descomposición en un proceso destituyente que abra las puertas a
los procesos constituyentes, en los que los pueblos recuperen su soberanía y
construyan el mundo que quieren para el el común de las clases populares".
Han querido además hacer frente a quienes les califican de peligrosos,
radicales o terroristas: "no podemos ser peligrosos para el pueblo, porque
somos peligrosos para quien oprime al pueblo [...] estamos orgullosos y
orgullosas de ser radicales, pues no nos quedamos en la superficie, sino que
vamos a la raiz del problema. Se nos acusa de antisistema, cuando es el sistema
el que es contrario a la juventud, el que nos fuerza al exilio, el paro, o la
precariedad. Se nos difama llamandonos terroristas, cuando no causamos el
terror a la comunidad, sólo podemos causar el terror a quienes se lucran de los
sufrimientos del pueblo".
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