10 de Marzo
de 2015 (12:00 h.)
Usted ha
escrito extensamente sobre lo que está ocurriendo en Europa y en Grecia,
definiendo la situación que hoy vive Grecia como catastrófica.
No hay otra
manera de definir la realidad social que viven hoy las clases populares de
aquel país. Es una de las crisis humanitarias más acentuadas que hemos visto en
la Unión Europea (UE) desde su establecimiento. Las clases populares de Grecia
están sufriendo un descenso muy marcado de su nivel de vida, alcanzándose en
amplios sectores de la población una reducción de incluso un 40% en sus rentas
familiares, con un desempleo sin precedentes, el más elevado de la Unión
Europea. Su escasamente financiado Estado del Bienestar ha estado sujeto a unos
recortes que han reducido dramáticamente la protección social de sus clases
trabajadoras y de sus clases medias, los dos componentes más importantes de sus
clases populares. Ningún otro país en Europa ha sufrido, en tiempos de paz, una
situación social tan dramática como la que ha estado viviendo Grecia en estos
años de la Gran Recesión, que para aquel país ha sido una Gran Depresión.
¿A qué se debe
esta crisis? El argumento que se utiliza para explicar esta situación es que
Grecia, tras gastarse más de lo que debería haberse gastado, tiene ahora que
pagar lo que ha pedido prestado a sus acreedores. Y de ahí las medidas de
austeridad. ¿No es así?
A primera
vista parecería que ello es así. Pero cuando se analiza con detalle lo que ha
estado ocurriendo en Grecia, entonces no se puede sostener tal explicación de
la catástrofe griega. El gobierno alemán, el mayor defensor de las políticas de
austeridad en Grecia, que han consistido en grandes recortes del gasto público
y reformas laborales orientadas a reducir los salarios y diluir, cuando no
eliminar, la protección social, es uno de los que promueve más activamente esta
explicación. Lo hace con tintes moralistas hablando despectivamente del pueblo
griego, refiriéndose a él como un pueblo poco serio y despilfarrador. Este
argumento, sin embargo, oculta las causas reales de tal situación, y que son
causas políticas más que económicas. La causa real de lo que está ocurriendo en
la Eurozona es una alianza de las fuerzas conservadoras y neoliberales que
controlan las instituciones que la gobiernan. Esta alianza está optimizando sus
intereses a costa de los intereses de las clases populares en cada país, consiguiendo
sus objetivos a través de las medidas de austeridad que intentan debilitar al
mundo del trabajo. El mundo del capital, hegemonizado por el financiero, está
ganando lo que solía llamarse la lucha de clases, una lucha que continúa
existiendo, y que aparece a nivel europeo. Si no se lo creen, miren los datos y
fíjense en la evolución de las rentas del capital y de las rentas del trabajo
en toda la Unión Europea y en cada uno de estos países, y verán lo que les
digo. Verán cómo las primeras han ido subiendo a costa de que las segundas
hayan ido bajando.
Pero, sea lo
que fuere, el hecho es que los portavoces de estas instituciones europeas están
indicando que dejaron dinero a Grecia y que ahora este país tiene que
reponerlo.
Esta
explicación olvida varios puntos claves que nunca se citan. En primer lugar,
Grecia tiene clases sociales, categoría de análisis que es siempre olvidada.
Las oligarquías griegas, que fueron impuestas al pueblo griego por su ejército,
apoyado, por cierto, por los países occidentales, incluido recientemente por el
estado alemán, estuvieron instrumentalizando el Estado para su único beneficio,
beneficio que fue compartido con intereses económicos y financieros de estos
países occidentales. Alemania, entre otros, se benefició enormemente de ello.
Un ejemplo entre miles es que Alemania vendía armamento a Grecia a precios, por
cierto, más elevados que a otros países, como Turquía. Esta compra se
financiaba con fondos de la banca privada alemana, generando la gran deuda
griega. El pueblo griego no se benefició para nada de estas armas, pero en
cambio tiene que pagar la deuda que estos pagos supusieron. Y por si no fuera
poco, para más inri, esta deuda se tiene que pagar a unos intereses altísimos,
artificialmente altos, y ello como consecuencia de que Alemania estableció un
Banco Central Europeo que es un lobby de la banca alemana, y no un banco
central. El establishment financiero y exportador alemán se ha
beneficiado enormemente de este diseño.
Pero esta
deuda ahora no es de la banca privada, sino que es de propiedad pública de
Alemania y de los otros Estados de la UE, incluyendo España.
Para
entender esta situación debe preguntarse por qué esta deuda es ahora pública.
Esta pregunta clave nunca se hace. Es pública porque a la banca privada, que
estaba llena hasta la saciedad de bonos públicos del Estado griego, le entró el
pánico al darse cuenta de que Grecia nunca podría pagar esta deuda, lo cual
hubiera significado una pérdida enorme para sus beneficios. Fue por eso que,
como siempre ocurre cuando la banca privada tiene problemas, los Estados
intervinieron para salvarla. E invirtieron una enorme cantidad de dinero, que
generó que la deuda pública se disparara. Es escandaloso que los Estados se
hayan gastado tanto dinero para rescatar a la banca. Y es ofensivo que ahora se
le pida al pueblo griego que pague la deuda. Es lógico que un gobierno, como
Syriza, que representa a las clases populares, se oponga a que se pague tal
deuda y, todavía menos, en las condiciones draconianas que se le exigen a
Grecia.
¿Pero no
cree usted que era importante salvar a la banca?
No. El
sector financiero, tanto de la Unión Europea como de los países periféricos
como Grecia y también, por cierto, España, es demasiado extenso. En realidad,
hoy el enorme tamaño de este sector es un obstáculo para el desarrollo
económico, pues la mayoría de sus actividades son de carácter especulativo. No
tenía por qué haberse rescatado. En su lugar, tenían que haberse establecido
bancas públicas que garantizaran el crédito. Hoy la banca privada no realiza
esta función. Estos rescates a la banca privada han sido las mayores
transferencias de fondos que se han hecho en Europa desde la mayoría de la
población a una minoría, los accionistas y banqueros de dichas actividades.
Esta transferencia ha sido una de las principales causas del crecimiento de las
desigualdades en estos países.
Pero estos
Estados están ahora exigiendo a Grecia que les pague, presentándose al
ciudadano alemán, por ejemplo, como el perjudicado en caso de que Grecia no
devuelva el dinero.
Esto es
absurdo, como bien ha dicho Paul Krugman. Es exigirle al ciudadano griego que
pague el rescate de la banca, que se engordó a base de exigir unos intereses
altísimos, como consecuencia de la inexistencia de un banco central que protegiera
los intereses del Estado griego. Debería establecerse un movimiento de protesta
hacia el rescate público de los bancos, exigiendo en cada país que los bancos
privados devuelvan el dinero de los rescates a los Estados.
Deduzco que
usted está de acuerdo con las propuestas de Syriza.
Sí. Estoy de
acuerdo con sus propuestas electorales y también entiendo la estrategia
escogida por el gobierno griego en su negociación con el Eurogrupo. Soy
consciente de que una crítica extendida hacia el gobierno Syriza entre sectores
de izquierdas es que no amenazara en sus negociaciones con salirse del euro.
Como táctica negociadora podría haberse utilizado, pues, en contra de lo que
dice la sabiduría convencional, a Alemania no le interesa que Grecia salga del
euro. Pero esta crítica no tiene en cuenta que, hasta hoy, la gran mayoría de
la población griega quiere permanecer en el euro. Un partido con vocación de
gobierno que desea representar a la mayoría de la población no puede ignorar
este hecho.
De ahí que
las propuestas de Syriza en las negociaciones fueran las más razonables de
todas las discutidas. Eran las mejores propuestas para Grecia y también para
Europa, incluso, por cierto, para los acreedores. Grecia no puede pagar la
deuda a no ser que crezca. Esto es obvio para todos, incluyendo el Ministro de
Finanzas alemán y el Presidente del Eurogrupo.
¿Por qué, si
es así, continuaron oponiéndose a tales propuestas?
Porque el
tema no era económico, sino político. El gobierno alemán y sus gobiernos
títeres, como el gobierno Rajoy, querían castigar a Syriza por su
“impertinencia”, expresión que utilizó el ministro alemán para definir las
propuestas del Ministro de Finanzas griego. ¿Cómo se atrevía Syriza a
cuestionar al gobierno alemán?
Pero usted
ha hablado incluso de las “victorias” de Syriza
Sí que las
hubo, como resultado de las movilizaciones populares a favor del gobierno
Syriza. Y la más importante fue negarse a que el superávit primario fuera
subiendo hasta alcanzar el 3% y el 4% del PIB. Es absurdo pedirle a Grecia que
triplique las medidas de austeridad para pagar a los acreedores, en un momento,
además, de casi recesión. Es absurdo y cruel. Haber aceptado esta medida,
aprobada por el gobierno griego anterior, hubiera significado continuar e
incluso triplicar las medidas de austeridad. También consiguieron revertir
muchas de las medidas que se habían acordado. E incluso impidieron que se
recortaran las pensiones, como había sido acordado por el gobierno anterior.
Usted no
cree que sobrevalora la movilización del pueblo griego.
No. He
vivido en muchos países en mi largo exilio. Y cuando la población, y muy en
especial las clases populares, se movilizan, mueven montañas. Lo que sería de
esperar es que no haya un golpe militar en Grecia, un hecho que no puede
descartarse. Pero la movilización a lo largo de la UE en apoyo de Grecia ha
sido enorme, aunque nada de ello ha aparecido en los medios de información
altamente ideologizados y poco plurales de España. Hoy Europa está súper
agitada. Y parte de esta agitación es de rechazo a esta Europa.
Usted ha
sido muy crítico con los medios de comunicación españoles y con los gurús
económicos promovidos por los medios como Sala y Martín en Catalunya, o J.C.
Díez en España.
He indicado
en muchas ocasiones que el mayor problema que tiene la democracia española es
la falta de diversidad ideológica de los medios. El dominio conservador y
neoliberal es absoluto. Esta situación aparece incluso con más claridad en los
fórums, revistas o páginas económicas. El caso de Sala y Martín en TV3 y
Catalunya Ràdio en Catalunya es representativo. Llegó incluso a negar que
hubiera habido austeridad en Grecia, señalando que el gasto público como
porcentaje del PIB no había descendido en aquel país. Estos datos no prueban
que el gasto público no haya descendido, pues el denominador, que es el PIB, ha
bajado nada menos que un 25%, una cuarta parte. De ahí que el hecho de que la
ratio gasto-PIB no haya cambiado no quiere decir, como él asumía, que el gasto
público no hubiera bajado. Si se toma el indicador de gasto público per cápita,
que es el indicador que debe utilizarse, se ve que el gasto público ha
descendido enormemente.
El mismo
error hace J.C. Díez, el gurú económico de El País, La Sexta, Radio Nacional de
España, la SER y un largo etcétera. Este señor no sé si es incompetente o es un
gran manipulador. Falta a la verdad constantemente. Me temo, sin embargo, que
ni siquiera miente, pues para mentir hay que conocer la verdad, y parece obvio
que no la conoce. Se cree lo que dice. Tiene, además, un tono oportunista muy
desagradable. Se presenta como cercano a Krugman, cuando, en realidad, este
sostiene tesis opuestas a las suyas. Es, por cierto, un analista económico
prácticamente desconocido fuera de España.
Es
sorprendente que el economista Josep Oliver, próximo al socialismo catalán,
haya también sostenido, en un artículo en El Periódico, la tesis del total
fracaso de Syriza en sus negociaciones.
No es
sorprendente. Josep Oliver ha sido uno de los economistas que han defendido con
mayor contundencia las políticas de austeridad promovidas por la Sra. Merkel.
Estoy en profundo desacuerdo con él, aunque no le pongo en la misma categoría
que a los otros dos. Le respeto y le considero un economista serio y riguroso.
Pero creo que desconoce bastante la realidad que comenta. Por ejemplo, en su
artículo en El Periódico muestra como fracaso de Syriza el que no haya podido
subir las pensiones. En realidad, Syriza lo que consideraba prioritario es que
no se recortaran las pensiones como la Troika había exigido y el gobierno
anterior había aceptado, y lo ha conseguido, como ha conseguido otras
concesiones de enorme valor.
¿Por qué la
enorme hostilidad del establishment económico, financiero, político y mediático
español, incluyendo el catalán, hacia Syriza?
Es muy fácil
de entender. Todos estos establishments han estado enfatizando que no hay
alternativas a las políticas de austeridad. A fin de que estas medidas de
recortes y de bajada de salarios sean aceptadas por la población, tienen que
presentarlas como las únicas posibles, y debido a la falta de pluralidad de los
medios, este mensaje estaba calando.
Usted ha
indicado que en España existe una dictadura mediática.
Es fácil de
demostrar. Vean los principales medios de información. Todos ellos, repito,
todos ellos, han publicado mensajes supercríticos con el gobierno Syriza,
definiéndolo como un desastre. Se indica que ha perdido completamente. No he
visto ningún artículo en la prensa de mayor difusión del país que indique que,
en realidad, el gobierno Syriza ha ganado muchas concesiones. Solo se publicó
un artículo en la columna de Krugman, en la versión digital de El País pero no
en la versión en papel, que señala y aplaude los logros conseguidos por el
gobierno Syriza. Supongo que no se atrevieron a vetar a un Premio Nobel de
Economía, pero solo lo permitieron en la versión digital. Muéstreme solo un
artículo que cuestione esta imagen catastrófica del gobierno Syriza. No lo
encontrará. ¿Usted cree que hay pluralidad en los medios de información?
¿Vio usted
la discusión en la Sexta Noche sobre las negociaciones de Syriza este sábado?
(R.) Por
regla general, no veo este programa. Da una imagen muy pobre de lo que se
entiende por debate en España. Las derechas insultan, interrumpen, mienten. Da
una imagen tristísima de la democracia española. Ni siquiera la FOX, en EEUU,
alcanza estos niveles de mediocridad. Y los economistas que siempre aparecen
para dirigir los temas económicos son ultraliberales. Su presentación de lo que
definieron como fracasos de Syriza era una mentira vulgar y grosera. Léanse el
artículo de Krugman y el mío en Público, y comparen. Syriza ha evitado que se
triplicaran las medidas de austeridad, ha impedido que se bajaran las pensiones,
ha frenado las privatizaciones, y un largo etcétera, totalmente desconocidos en
España.
El Sr.
Francisco Marhuenda, director de La Razón, llegó a decir en este programa que
el pueblo alemán quería expulsar a Grecia del euro, cuando en realidad la mayoría
(el 52%) quiere que permanezca en él. El Sr. Eduardo Inda (ex periodista de El
Mundo) y el Sr. Pablo Casado del PP llegaron a decir, con las estridencias que
les caracterizan, auténticas absurdidades. Y así constantemente. ¡Y a La Sexta
la derecha la llama la cadena de izquierdas!
Hoy hay una
campaña masiva para desacreditar a Syriza.
Sí, a todos
los niveles. Es lógico y previsible. Las políticas de austeridad que han sido
impuestas por los gobiernos Zapatero y Rajoy se han presentado como las únicas
posibles. Juan Torres, Alberto Garzón y yo escribimos un libro, “Hay
alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España”, en el
que señalábamos que sí que había alternativas a las políticas de austeridad.
Zapatero podría haber conseguido más fondos para las arcas del Estado
revirtiendo la bajada del impuesto de patrimonio (2.100 millones de euros) que
congelando las pensiones (1.200 millones de euros). Y Rajoy podría haber
conseguido la misma cantidad de dinero (6.000 millones de euros) que logró con
los recortes de gasto público sanitario y social, revirtiendo la bajada del
impuesto de sociedades para las empresas que facturan más de 150 millones de
euros al año, que representan solo el 0,12% de todas las empresas. El gran
temor –en realidad, pánico- que para aquellos que han impuesto las políticas de
austeridad representa Syriza, es que podría mostrar que sus políticas son
innecesarias y perjudiciales. De ahí que deseen que fracase.
¿Y qué
piensa de las privatizaciones?
Independientemente
de lo que uno piense sobre los méritos o deméritos de las privatizaciones, el
hecho es que lo que está claro en un momento de recesión es que no es buena
idea vender la propiedad pública, pues los precios están muy bajos y los
ingresos al Estado, resultado de la venta de la propiedad pública, son mucho
más bajos de lo que serían en otros momentos del ciclo económico. Hoy los
compradores en Grecia, la mayoría extranjeros, están consiguiendo enormes
gangas. Están comprando a unos precios irrisorios. Lo mismo está ocurriendo en
la propiedad en general. Estamos viendo como las propiedades griegas caen
masivamente en manos extranjeras. Grecia se está empobreciendo, pues estos
recursos tendrían, en otras circunstancias, un valor mucho más elevado que el
que se les está dando ahora. Es un auténtico expolio.
Usted ha
indicado que esta era una razón para que la Troika insistiera en mantener las
privatizaciones durante las negociaciones.
Exacto.
Están consiguiendo lo que querían.
¿Podría
hacer el gobierno Syriza algo distinto? ¿Podría haber parado las
privatizaciones?
Ha parado
las privatizaciones que no se habían iniciado. No se han podido revertir, sin
embargo, las que estaban ya asignadas. Ahora bien, incluso en estas últimas, el
gobierno ha incluido cláusulas que defienden los intereses nacionales dentro de
la nueva propiedad privada, que antes era pública.
Este
atropello de la propiedad pública debe ser una causa de enfado para un gran
número de gente.
Lógicamente.
De ahí el crecimiento del sentimiento nacionalista, consecuencia del deseo de
conservar la identidad y dignidad nacional. No es, pues, sorprendente que
Syriza se aliara con un partido nacionalista que se caracteriza por su rechazo
a las políticas de la Troika.
¿Qué se
puede hacer?
Romper con
la enorme y patológica pasividad de las izquierdas. En Catalunya, por ejemplo,
se han criticado los medios públicos de la televisión y de la radio por estar
instrumentalizados por las fuerzas independentistas. Pero no se ha dicho nada
sobre que están claramente instrumentalizados por el pensamiento neoliberal. La
gente tendría que movilizarse y exigir pluralidad en los medios. Hay demasiada
pasividad entre las fuerzas progresistas en el país frene a la escasísima
diversidad en los medios.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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