Teniente
Luis Gonzalo Segura
29 de marzo de 2015
El martes pasado estuvimos en Bruselas, en el Parlamento
Europeo, intentando hacer visible la situación por la que atraviesan muchos
militares. El partido que trasladó el problema al Parlamento Europeo fue Podemos
–les estoy muy agradecido por ello–, aunque IU también estuvo muy presente
–como siempre– y el PSOE apareció por primera vez en casi un año (UPyD han
apoyado este tema, aunque bastante tienen con lo suyo en estos momentos; del
que no se sabe nada de nada es del PP). El resultado final, sea como sea, fue
positivo.
Después de esta visita, que no apareció en la mayoría de
medios de comunicación, hubo muchas personas que lo consideraron positivo y a
muchos otros que les pareció un error. Respetando todo tipo de opiniones, por
supuesto, intentaré plantear y dar mi punto de vista al respecto.
La mayoría de los reproches se centraban en que la visita
había sido patrocinada por Podemos, partido que para ellos es proetarra,
chavista y, por si fuera poco, también antimilitarista. Sin entrar a
discutir las dos primeras críticas que se formulan, ya que las considero un
tema político, creo que descartar a Podemos por considerarles proetarras
o chavistas nos obligaría también (siguiendo la misma lógica) a
descartar al PSOE y al PP por la sencilla razón de que todos somos conocedores
del chivatazo del caso Faisán o las ventas de armas a Venezuela
(por no hablar del hecho reconocido de que ambos han entablado conversaciones y
pactos con ETA en múltiples ocasiones). Siguiendo el criterio anterior (hay que
recordar el enfado de la AVT con ambos partidos), estaríamos hablando de
renunciar a reunirnos con casi el 75% del electorado tanto a nivel diputados
como a nivel votos, lo que sería poco menos que condenar el intento de cambio
en las Fuerzas Armadas al fracaso.
Como he dicho al principio, no son esas las cuestiones que
quisiera discutir, sino el último punto, el que se refiere a Podemos
como antimilitarista.
Tomando esta teoría por cierta y asumiendo que Podemos
es antimilitarista, me sorprende que nos hagan caso, que se impliquen en el
asunto y que lo lleven al Parlamento Europeo. No deja de ser curioso, cuando no
contradictorio.
En la reunión, en la que estaban presentes Lola Sánchez y
Pablo Iglesias de Podemos (además de Javier Couso de IU e Inés Ayala del
PSOE), se estuvo hablando de la necesidad de seguir las recomendaciones de los
organismos internacionales de derechos humanos en lo referente a la justicia
militar, lo cual supondría conseguir que dicha justicia quede restringida
al marco de conflictos internacionales y sea impartida por personal civil,
independiente e imparcial. Ello redundaría en beneficio de todos los militares
al dotarles de las necesarias garantías jurídicas (que ahora no existen).
Se habló también de la necesidad de implementar una lógica separación
de poderes, reducir la macrocefalia (excedente de oficiales), racionalizar los
gastos y auditarlos, eliminar la precariedad laboral (permanencia para la
tropa), mejorar los seguros médicos o las indemnizaciones por fallecimiento de
los militares, desmilitarizar la Guardia Civil, etc. Todo ello, desde luego,
supongo que no se trata de una revolución, y si lo es, dice muy poco –o
demasiado–, de los que han estado gobernando los últimos 40 años.
Estas medidas poco o nada tienen que ver con la pretendida
intención que algunos atribuyen a Podemos de querer
materializar la eliminación de las Fuerzas Armadas, lo que entiendo que
supondrá será la desaparición del cortijo de más de uno. Si las Fuerzas Armadas
son más modernas, más respetuosas con los derechos humanos y se encuentran más
sincronizadas ideológicamente con la sociedad sería, desde luego, mucho más
difícil que estas desapareciesen y mucho más complicado que más de uno las
use como si fuesen su chalet particular.
En todo esta historia del antimilitarismo de Podemos
hay algo que me preocupa aún más y es dónde estaban –y están– esos partidos (PP
y PSOE) que aman con ardor a las Fuerzas Armadas y no son antimilitaristas.
Mejor aún, qué opinan de toda esta historia, porque hasta donde yo sé, son los
responsables de la situación actual al haber gobernado durante casi cuatro
décadas.
Los que están interesados en conocer el motivo por el que
nos reunimos con Podemos, incluso están indignados por ello –lo respeto,
que conste–, no parece que se pregunten el motivo por el que no nos reunimos
con el PP o el PSOE (aunque Inés Ayala, como he dicho antes, si apareció en la
reunión del Parlamento Europeo lo que significó la primera vez que alguien del
PSOE se interesaba por este asunto de forma oficial). La realidad es que nadie
se niega a reunir con PP o PSOE, ya que cambiar las Fuerzas Armadas,
modernizarlas, eliminar las corruptelas, abusos o privilegios o terminar con la
precariedad laboral (dando la permanencia a la tropa) es un problema de todos,
es más, estaríamos encantado de hacerlo. Si nosotros no tenemos problemas en
reunirnos con ellos, ¿por qué no nos hemos reunido todavía? ¿dónde están? ¿qué
piensan?
Hay algo que me da miedo: ¿y si al PP y al PSOE les parece
fantástica la situación actual de militares de tropa expulsados con 45 años?,
¿y si están encantados con la corrupción y los abusos, la falta de
fiscalización y transparencia o la existencia de una justicia militar carente
de independencia?
Pienso que si creyesen que existe algún problema, ¿no sería
lo normal mostrar interés por conocerlo y solucionarlo?
Lo indiscutible –para mi– es que es un acierto querer
modernizar las Fuerzas Armadas y llevar la justicia, la
transparencia, la fiscalización o los mínimos derechos laborales a ellas. Dicho
acierto cambia tanto la perspectiva como la pregunta a realizar. Ahora, lo más
importante que se deben cuestionar los ciudadanos –si entendemos que modernizar
las Fuerzas Armadas es un logro– no es qué partidos se han interesado por este
tema y por qué, sino qué partidos no lo han hecho. Llegando más allá, un
paso al frente más: ¿por qué los dos grandes partidos no lo han hecho? ¿por
qué?
Fuente: www.publico.es
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