La que presumía de ser la primera asociación en exhumar científicamente
una fosa común se desmantela por sus propios miembros.
Desde que Santiago Macias dejó hace dos años la vicepresidencia de
la ARMH y la tomó un incalificable Marcos González la asociación hace aguas.
Todo el peso de la ARMH se ha llevado y sigue igual, desde la
vicepresidencia que en realidad es quien maneja los hilos de la ARMH.
Está en tela de juicio y denunciada por:
Usar dinero de dudosa procedencia
No hallar por las prisas fosas comunes (1 de cada 2,5 de 3 excavaciones)
De engañar y mentir a los socios y sociedad en general al argumentar que
el Sr. González y la Sra. Fernández no han sido y no son voluntarios, ya que
han percibido dinero siempre y mensualmente.
Por expulsar de la ARMH a su fundador Santiago Macias por no haberles
conseguido más dinero para sus implicaciones y el laboratorio que se les deja
en explotación gratuita en recinto estudiantil y que no es propiedad de la ARMH
Por no realizar jamás pruebas de ADN a los restos mortales exhumados y
dejar desamparadas a las familias a su suerte.
Por realizar estudios antropológicos sin conocimiento alguno de tal
profesión, firmando los documentos siempre un antropólogo distinto solamente
requerido para tal circunstancia.
Los Tribunales de justicia se hacen cargo de la denuncia contra la
ARMH que será admitida a trámite por los delitos penales que se desprenden
supuestamente de ello.
COMUNICADO DE SANTIAGO MACÍAS
A la vista del comunicado de prensa emitido por la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica quiero realizar las
siguientes puntualizaciones que la Junta Directiva de la misma ha omitido en su
información:
Quiero manifestar que son ROTUNDAMENTE FALSAS las
acusaciones vertidas por la citada Junta Directiva contra mi persona, cuando se
cumplen exactamente cuatro años desde mi cese voluntario como vicepresidente de
la Asociación que contribuí a fundar y en la cual tuve el privilegio de ayudar
a familiares de cientos de víctimas del franquismo durante más de una década. Por
respeto a su memoria me veo obligado a realizar estas manifestaciones públicas.
Mi actuación ha sido intachable siempre, como se demuestra
con las actas de todas las asambleas celebradas hasta la fecha, con excepción
de la del pasado 27 de septiembre de 2014, en la cual y aprovechando mi
ausencia (que era conocida por escrito por la Junta Directiva) y sin figurar en
ningún punto del orden del día, se manifestaron toda una serie de falsas
acusaciones contra mi persona.
La Junta Directiva de la ARMH me notificó el acuerdo de mi
expulsión el pasado 10 de marzo, solo 11 días antes de celebrarse la Asamblea y
sin tramitar ningún expediente sancionador previo, impidiendo mi derecho de
defensa. Impugné dicho acuerdo, que le fue notificado a la Junta Directiva a través
de un Notario de Ponferrada para su traslado a todos y cada uno de los socios,
lo cual NO SE HIZO NI ANTES, NI DURANTE, NI DESPUÉS DE LA ASAMBLEA.
En la impugnación notarial del acuerdo de mi expulsión
solicité la práctica de pruebas en mi derecho de defensa, que la Junta
Directiva también SE HA NEGADO A PRACTICAR.
La ARMH tiene OCHOCIENTOS OCHENTA Y UN SOCIOS (881) según se
manifestó por parte de la Junta Directiva en la Asamblea General. A ninguno de
ellos le remitieron previamente mi escrito de defensa, que consta de 50
páginas. En la propia Asamblea, el Presidente se limitó a decir “el que quiera
saber algo, aquí tiene el expediente”. El número de socios asistentes
representa el 3,86% del censo total de socios de la ARMH. El número de socios
presenciales que votaron a favor de mi expulsión fue del 2,84% del censo total
de la asociación.
A la Asamblea General solamente asistieron TREINTA Y CUATRO
PERSONAS (34). De ellas VEINTICINCO votaron a favor de mi expulsión, DOS
votaron en contra, y SIETE de los presentes se abstuvieron por su
desconocimiento de cómo se había desarrollado el proceso de expulsión. De los
VEINTICINCO VOTOS A FAVOR, aproximadamente VEINTE eran miembros de la JUNTA
DIRECTIVA, familiares de éstos, parejas o allegados, así como otras personas
que en algún momento han sido asalariados y/o dependientes de la propia
Asociación.
La Junta Directiva solicitó la delegación de voto de OCHENTA
PERSONAS sin que en la Asamblea se facilitase la identidad de los mismos. Todos
ellos, al igual que el resto, desconocían y desconocen cómo ha sido el proceso
de expulsión. Votaron, por tanto, a ciegas.
Previo al inicio de la Asamblea, el presidente intentó por
todos los medios evitar que su desarrollo se grabara en cualquier soporte, lo
cual había sido expresamente solicitado por mi parte para poder aportarlo como
prueba en sede judicial. Su negativa fue recogida en audio, así como el
desarrollo total de la Asamblea.
La Asamblea se desarrolló por espacio de DOS HORAS Y CINCO
MINUTOS. Llegados al punto concreto de la ratificación de mi expulsión, la mesa
limitó mi intervención a un máximo de CINCO MINUTOS, con lo cual no pude
informar a la Asamblea del contenido del escrito de impugnación, que había sido
silenciado por la Junta Directiva. Durante mi intervención fui sistemáticamente
interrumpido por varios de los asistentes, incluidos los miembros de la mesa.
No pude, por tanto, defenderme.
Pretendí hacer intervenciones en algunos puntos del orden
del día, pero desde la mesa fui remitido a hacerlo en el último de ellos, el de
ruegos y preguntas. Pero llegados a ese momento, el presidente me negó el
derecho a intervenir asegurando que ya NO ERA MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN.
En los próximos días interpondré judicialmente las acciones
legales procedentes para solicitar que se restituya mi condición de socio así
como para exigir la responsabilidad penal correspondiente a los miembros de la
JUNTA DIRECTIVA que proceda.
Quisiera aclarar que nada hay más lejos de mi intención que
perjudicar a una Asociación que contribuí a fundar y que forma parte de mi
vida. Pero no puedo dejar de reclamar mi derecho al honor ante lo que considero
una persecución en base a motivos de animadversión personal y diferencia de
criterios políticos, que creo son los que han llevado a D. Emilio Silva a
iniciar este proceso desde que pasé a formar parte de la candidatura del
Partido Socialista Obrero Español para las elecciones municipales de 2011 en
Ponferrada, mientras él ocupaba un puesto remunerado de carácter político en el
ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. Una vez fuera de la Junta Directiva por
voluntad propia, puedo demostrar que la defensa de la Memoria Histórica ha
seguido en mi ideario y en mi plan de actuación, con o sin la colaboración de
la ARMH. Aquellos que fundamos la Asociación lo hicimos porque creíamos en la
Justicia. Sigo creyendo en ella a todos los niveles y espero que actúe en esta
ocasión.
Espero que puedan entender que se trata de un tema
desagradable para mí y que a partir de ahora lo más importante sigue siendo
ayudar a las familias de las personas represaliadas y no los enfrentamientos
personales de la Junta Directiva con un socio. Es por ello que no haré
declaración alguna a este respecto, en el ánimo también de que sea un juez el
que dicte sentencia sobre lo que considero un atropello moral y jurídico
infinitamente alejado de los fines y espíritu de la ARMH.
Ponferrada, a 24 de marzo de 2015
Santiago Macías
Santiago Macías
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