Consejero del
Comité Económico y Social Europeo en representación de CCOO
Juan Moreno
26 de Marzo de 2015 (16:17 h.)
Se está
celebrando en diversos lugares el aniversario de la creación de CCOO. El
pasado día 24 de marzo, hubo un acto conmemorativo de los 50 años de la Comisión del Metal de
Madrid.
Las
“llamadas Comisiones Obreras” (como decía la prensa del Régimen) no fueron en
su origen una organización sino un movimiento que fue extendiéndose y a la vez
organizándose gradualmente, por ello no tuvo fecha ni lugar de
nacimiento. No hubo fundación y por tanto tampoco fundadores, pero si puede
hablarse de eslabones fundacionales y debe hablarse de sus pioneros
y pioneras.
Los
estudiosos de los orígenes de CCOO coinciden en afirmar que hubo una primera
fase en los años cincuenta en la cual surgieron de forma más o menos
espontaneas brotes de oposición en numerosas empresas en las cuales
aparecieron y desaparecieron comisiones de obreros sin que tuvieran
mayores vínculos unas con otras. Como expresión y referencia de esa
fase se considera a la Comisión de la mina de la Camocha de 1957 el mito
fundacional de CCOO.
Todavía no
eran las Comisiones Obreras con mayúsculas. El movimiento de Comisiones Obreras
viene más tarde, y su desencadenante son las huelgas mineras asturianas
de 1962 que fueron seguidas por las de Vizcaya y por las de otras
provincias.
En la
celebración de Madrid se resaltó la creación el 2 de septiembre de 1964 de una
Comisión de Enlaces elegida en una asamblea multitudinaria en los propios
locales del Vertical, su desarrollo y su éxito en las elecciones sindicales de
1966 en la mayoría de las empresas, si bien Julián Ariza, su candidato a la
presidencia de la Sección Social, no pudo batir al verticalista José Bañales.
Esa
Comisión del 64 no fue causa del azar, sino fruto de un propósito
deliberado y de un trabajo concienzudo de quienes ya participaban en comisiones
en muchas fábricas. Tenían la voluntad decidida de dar un salto
cualitativo constituyendo una coordinación provincial y esto lo recalcan en sus
escritos y testimonios Marcelino Camacho y Julián Ariza. Esa era la
orientación que les había dado la dirección del Partido Comunista, en el que
militaban.
También
aclaran que si los enlaces sindicales comunistas acudieron a los cursos
de formación que daba el Vertical no era para recibir lecciones de
nacional-sindicalismo sino para tomar contacto con otros enlaces, de las
organizaciones obreras católicas e independientes y preparar una movilización
general de los metalúrgicos al calor de la cual se hizo la manifestación y la
asamblea del 2 de septiembre de 1964.
Ahora que
está tan mal visto tener etiqueta de partido, es conveniente reconocer, que el
propio surgimiento y la formación plural de Comisiones Obreras y el apoyo que
tuvieron de sectores progresistas de la Iglesia, fueron posible porque el PCE,
además de una cierta implantación, tenía una política democrática, unitaria y
proclive a la utilización de las plataformas legales. El PCE estuvo a las
duras y a las maduras y cuando hacia 1967 se desató una represión brutal contra
CCOO, fue, junto a otros grupos mas pequeños (ORT, MC, LCR, PSP), un soporte
organizativo vital.
Algunos
autores han tratado de minimizar el papel del PCE en el nacimiento de CCOO y
sostienen que solo las apoyó cuando eran irreversibles. Al margen de la opinión
que se tenga sobre el liderazgo de Santiago Carrillo, esa tesis no tiene
ninguna apoyatura documental y es contradictoria en si misma pues la
influencia de los comunistas en CCOO era el mayor capital político que tenía la
dirección del PCE ante el conjunto de las fuerzas de oposición al franquismo.
Las actas de la reunión de Carrillo con cuadros obreros del interior
(Camacho, Soto, Morín, Gerardo Iglesias y muchos más) en París en diciembre de
1964, que pueden verse en el archivo histórico del PCE (Fondo Movimiento Obrero
AHPCE), demuestran que en ella se lanzó con fuerza una consigna: impulsar CCOO
en toda España.
Algunas
opiniones enquistadas me recuerdan a las aquel terco periodista: “digan
lo que digan los termómetros hoy ha hecho mucho mas calor que ayer”.
Lo de menos
es que la Comisión del Metal de Madrid, se creara unos meses después de
la de Vizcaya o unos meses antes que las de Barcelona o Sevilla. Mayor merito
tuvo su vocación de estabilidad, algo que mas o menos consiguió hasta el
final de la Dictadura y que propició la creación otras ramas de Madrid. Pero el
gran valor añadido, en relación a otras estructuras iníciales de CCOO, es
que no se pararon en Madrid pues los dirigentes de la Inter-ramas, creada
a finales de 1965, Camacho, Sartorius, Martínez-Conde, Ariza, Luis Royo, Nati
Camacho, Vicente Llamazares, Martino de Jugo, Antonio Gallifa, etc.,
viajaron por media España para enlazar núcleos y para crearlos en
otros sitios. No pararon hasta que pudieron convocar la primera Asamblea
Nacional celebrada en junio de 1967 en la finca del conde Motrico en Aravaca.
Puede
sorprender ese apoyo de quien fue el primer alcalde franquista de Bilbao, pero
ni fue la única vez que alojó a las Comisiones ni fue el único de los
personajes de la oposición burguesa que lo hizo. CCOO despertó una gran
simpatía y solidaridad en otros sectores y colectivos como el movimiento
estudiantil, los curas, intelectuales...
Ahora que
está tan cercana la triste desaparición de Lola González Ruiz, hay que decir
que los despachos de los abogados laboralistas fueron mucho más que un apoyo. Formaron
parte muy activa del movimiento, sus bufetes eran a la vez refugio y sede para
los militantes y a veces los abogados eran detenidos con ellos, y finalmente
pagaron un precio muy alto por su compromiso en la cruel matanza de Atocha 55.
Juan Moreno
| Autor de los libros Comisiones Obreras en la Dictadura y El Metal de
Comisiones
Fuente: www.nuevatribuna.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario