miércoles, 11 de marzo de 2015

ANA BELÉN MONTES: LA ALTA FUNCIONARIA DE ESTADOS UNIDOS QUE ESPIÓ PARA LA REVOLUCIÓN CUBANA





La historia desconocida de una norteamericana que espió por convicciones ideológicas
Martes, 10 de marzo de 2015
POR JUAN ANDRÉS PÉREZ RODRÍGUEZ (*) / CANARIAS SEMANAL.ORG.- Recientemente, el ex presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, Ricardo Alarcón, llamaba la atención sobre el caso de una mujer que guarda prisión injustamente en Estados Unidos. 
    "Porque si Ana Belén Montes - dijo Alarcón en aquella alocución - está en la cárcel por haber violado las leyes norteamericanas para tratar e impedir los planes agresivos de Estados Unidos contra Cuba; ahora, que dicen que vivimos una nueva época, que ya no hay planes agresivos, nada justifica que esa joven continúe estando y en las condiciones de prisión que ella ha soportado" (1)
       Pero, ¿quién es esta mujer para la que el político cubano reclamaba su libertad inmediata? ¿Por qué su nombre es casi desconocido para la mayoría?
       Ana Belén Montes era una prestigiosa analista - del más alto rango - dentro de la Agencia de Inteligencia de Defensa en el Pentágono cuando, hace ahora 14 años, fue detenida por "conspiración para cometer espionaje" en beneficio del Gobierno cubano.  Diez días después del ataque a las Torres gemelas de Nueva York, el 21 de septiembre de 2001, fue citada para una reunión de trabajo en la oficina del Inspector General de la Agencia de Inteligencia del Pentágono, la DIA, con un pretexto fútil.  Allí la esperaban los dos principales investigadores del medio centenar de agentes del FBI que la habían estado investigando.
RECIBIENDO UN RECONOCIMIENTO DEL JEFE DE LA CIA GEORGE TENET, EN 1997 
    "Lamento decirle que está detenida por conspiración para cometer actos de espionaje", le anunció uno de ellos después de un breve intercambio de palabras.
   De aquella oficina salió esposada.  No fueron necesarios ni la enfermera con el oxígeno, ni tampoco la silla de ruedas que habían previsto los dos oficiales. Ana Belén afrontó con total entereza su detención. No se desvaneció como habían previsto sus captores.
    "Salió totalmente tranquila, no diré que 'orgullosa', pero sí llena de serenidad"-  dijo sorprendido uno de  los superiores de Ana Belén posteriormente.
      Terminaban así 17 largos años de trabajo encubierto "para prevenir a Cuba" de las agresiones norteamericanas.  Cuatro administraciones estadounidenses habían pasado desde que comenzó a colaborar con los servicios de inteligencia de la isla caribeña.
     Ana Belén Montes nació el 28 de septiembre de 1957,  en el ambiente típicamente militar que rodea a las bases estadounidenses en el exterior, en este caso una de las ubicadas  en Alemania.  Era la hija mayor de un matrimonio puertorriqueño formado por su madre Emilia,  y su padre, Alberto Montes.  Ambos eran de descendencia asturiana.  Sus hermanos menores, Lucy y Tito, también llegaron a trabajar en la Inteligencia norteamericana.  Por la condición de psiquiatra militar de su padre, Ana Belén se vio obligada a  cambiar muy frecuentemente  de residencia, hasta que finalmente terminaron estableciéndose  de manera definitiva  en Towson,  estado de Maryland.  En ese momento, su padre abrió una consulta psiquiátrica privada que llegó a ser muy conocida en la localidad.  Su madre se relacionó activamente con la comunidad puertorriqueña de aquella localidad.  Por esas circunstancias familiares,  Ana Belén cursó sus primeros estudios en distintos colegios militares o en selectos internados, en los que destacó por sus notables resultados académicos.  Ana tenía 15 años cuando, en 1972,  sus padres se divorciaron . 
    Cinco años más tarde, justo antes de licenciarse en Relaciones Internacionales por la Universidad de Virginia y durante un programa de intercambio estudiantil, visitó Madrid.  En 1977  España  vivía en plena "Transición"  hacia la  Monarquía heredada  e impuesta por el franquismo. España era entonces un auténtico  hervidero de intensas inquietudes políticas y de convulsiones sociales.  En España Ana Belén conoció a varios jóvenes de diferentes nacionalidades a los que no dudó en dar a conocer sus opiniones acerca  de las "atrocidades que el Gobierno de su país había cometido contra otros estados", según recordaría una amiga de entonces.

A LA DERECHA, ANA BELEN MONTES DURANTE SU DECISIVO PASO POR MADRID
   Egresada de la universidad en 1980, y tras un intento fallido por encontrar trabajo en Puerto Rico, a donde se había trasladado, comenzó a trabajar en el Departamento de Justicia como mecanógrafa. 
    Durante aquellos años Ana Belén realizó un máster en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados  en la  Universidad Johns Hopkins, una de las más prestigiosas de los EEUU.  El ambiente universitario y las políticas del Gobierno de Reagan para Latinoamérica, especialmente el apoyo presidencial a la guerra sucia contra el Gobierno sandinista en Nicaragua, hicieron  aún más sólidas sus convicciones en relación con las políticas injerencistas y criminales  del gobierno de su país.
    Tras permanecer cuatro años en la Universidad, Ana Belén Montes aceptó colaborar con los Servicios de Inteligencia cubanos.  Tenía entonces 27 años.
    "Nunca se me había ocurrido hacer nada hasta que me lo propusieron"- declararía posteriormente en una clara referencia a sus convicciones respecto a las causas latinoamericanas. 
   En 1985 ingresó en la   Agencia de Inteligencia del Pentágono (D.I.A.), aceptando un puesto como analista en el Organismo de Inteligencia de la Defensa, una institución  que es considerada como "la mayor fábrica de espías militares del Pentágono" en todo el mundo.
EL DOMICILIO DE ANA BELEN
    Rápidamente alcanzó la primera categoría en el Pentágono, senior analyst.  Pasó de ser una especialista en investigación a ser la analista principal de la D.I.A sobre El Salvador y Nicaragua; lo que le valdría, en 1992, ser nombrada analista política y militar jefe sobre todos aquellos asuntos relacionados con Cuba.  Posteriormente,  encubierta por la  fachada diplomática, Ana Belén Montes  es enviada a   La Habana con el objetivo de someter a un "estudio" exhaustivo  a los militares cubanos.
   Desde la DIA su trabajo de colaboración con la Inteligencia cubana adquirió una inusitada importancia.  Podía mantener contacto permanente con la CIA, el Departamento de Estado, la Junta de jefes de Estado Mayor y el Consejo Nacional de Seguridad. 
    Desde  su nuevo despacho, en la oficina C6-146A del  Cuartel General de la DIA, en la Base Conjunta Anacostia-Bolling de Washington, pudo acceder  a centenares de miles de documentos secretos de importancia estratégica  para la Administracion estadounidense.  Quienes tuvieron la oportunidad  de conocerla en aquella época, describen  su  actividad y dedicación  como inusualmente intensa. Frecuentemente no se apartaba de su propia mesa de trabajo ni tan siquiera para almorzar.
   Ana Belén Montes fue una agente excepcional.  Jamás se llevó consigo ningún documento a su domicilio.  Memorizaba con gran detalle los documentos que leía durante el día y luego los reproducía completos en un portátil.  Se comunicaba con los oficiales cubanos mediante aparatos de radio de onda corta, teléfonos públicos, mensajes cifrados a través del ordenador o a través del 'buscapersonas'.  Llegó a pasar la prueba del polígrafo - el detector de mentiras - de la DIA en varias ocasiones. La última, en 1994, cuando ya llevaba 10 años de cooperación con los Servicios de Inteligencia Cubanos.
     En 1997 fue condecorada por el entonces director de la CIA, George Tenet.  Y al año siguiente, en 1998, la DIA la envió de nuevo a Cuba para que "observara" el desarrollo de la visita a la Isla del Papa Juan Pablo II.
        Se consideran contribuciones suyas a la defensa de Cuba, informes secretos sobre las plataformas avanzadas de escucha que los espías estadounidenses habían instalado en la Isla y su destacado papel en la redacción del informe al Comité de Inteligencia del Senado "La Amenaza Cubana a la Seguridad Nacional de los Estados Unidos" (2).  Con su prestigio contribuyó a transmitir entre sus jefes de la Inteligencia norteamericana  la idea de que Cuba tenía una "capacidad limitada"  para hacer daño a Estados Unidos, y solo podía ser un peligro para los ciudadanos estadounidenses "en determinadas circunstancias".
      Hasta el día de su arresto, Ana Belén era considerada en el Pentágono como "la Reina de Cuba" por su dominio sobre la realidad de ese país.. 
         Pero la vida no ha resultado fácil para Ana Belén Montes.  Ha tenido que soportar estoicamente no solo la prisión que ahora sufre, sino también la incomprensión y el desprecio de no pocos de sus compatriotas.  La firmeza con la que trató de ser coherente con sus convicciones la obligó a afrontar el rechazo de su propia familia.  Para su hermana Lucy Montes, la detención de Ana fue humillante ."Tienes que saber que has arruinado la vida de mamá.  Cada mañana se levanta destrozada por lo que hiciste y por dónde estás"- le manifestó en una carta.  Y agregó, "traicionaste a tu familia, traicionaste a todos tus amigos.  Traicionaste a todos los que te querían... Traicionaste a tus colegas, a tus jefes y traicionaste a también nuestro país".
   Sin embargo, Ana Belén era plenamente consciente de lo que hacía. Por  duro que le esté resultando su cautiverio, y  por muy amarga que llegue a ser la incomprensión de sus familiares, Montes continúa manteniendo  su actitud con firmeza."No me gusta nada estar en prisión, pero hay ciertas cosas en la vida por las que merece la pena ir a la cárcel"- aseguró en una carta dirigida a un familiar. 
        Fidel Castro en una de sus Reflexiones dijo lo que interpretamos como una  alusión a Ana Belen Montes:  "Los que de una forma u otra contribuían a proteger la vida de cubanos frente a planes terroristas y los proyectos de asesinar a sus dirigentes, de los numerosos programados por varias administraciones de EE.UU., lo hicieron por imperativos de sus conciencias y merecen, a mi juicio, todos los honores"
         Hasta aquí hemos descrito  algunas pinceladas de la apasionante historia de una mujer de cuyas actividades dependieron no solo la vida de muchos cubanos, sino quizás hasta la misma suerte de la  Revolución. Pero todavía falta mucho que contar sobre esta heroína desconocida. En una segunda entrega daremos a conocer  aspectos inéditos de la biografía apasionante de alguien que llegó a sacrificar su libertad por intentar garantizar la supervivencia de un proceso político excepcional en América Latina.
 (Continúa).
 Notas y referencias:
 (1) http://www.cubainformacion.tv/index.php/los-cinco/61439-`En-esta-etapa-EEUU-no-tiene-ninguna-razon-para-mantener-presa-a-Ana-Belen-Montes
 [2] El documento fue elaborado, entre otros, por la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) y del que formaron parte personal de la CIA, el Consejo de Inteligencia National (NIC), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el Buró de Investigación e Inteligencia del Departamento de Estado, el Centro Conjunto de Inteligencia del Comando Sur y la Oficina de la Secretaria de la Defensa.
  (*) Juan Andrés Pérez  Rodríguez es un docente cubano que colabora estrechamente con Canarias Semanal.

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