Uno de los doce trabajos condujo al hijo
de Zeus hasta la Península, donde dejó una huella aún visible en el escudo de
Andalucía o en La Coruña
mónica arrizabalaga / madrid
Día 14/03/2015 - 12.45h
efe
¿Qué hace un héroe mitológico como Hércules en el escudo de Andalucía?
¿Y en el de la ciudad de Cádiz? ¿Por qué sus famosas columnas figuran en el
escudo de España? ¿Y por qué da nombre a la Torre patrimonio de la humanidad de
La Coruña? El vínculo del legendario Hércules (el Heracles de los
griegos) con la Península Ibérica es tan antiguo como la «Teogonía» escrita por Hesíodo en el siglo
VII o VIII a. C. En aquella obra poética sobre el origen de los dioses ya se
ubicaba uno de los famosos trabajos de Hércules en la isla de Eritia o
Eritea, «rodeada de corrientes», en el extremo occidental del Mediterráneo.
Hasta esa isla «más allá de las aguas inagotables, de raíces
de plata, del río Tarteso», según la situaba la Gerioneida un siglo después, el
héroe llegó para cumplir su décimo trabajo. Hércules debía robar las
«vacas rojas» de Gerión, un ser monstruoso de tres cuerpos. «¿Son bueyes o
son vacas? En realidad, las fuentes utilizan el término bóes, sustantivo
masculino tanto como femenino», explica Francisco Sánchez Jiménez.
El profesor de Historia Antigua de la Universidad de Málaga
señala que «desde la perspectiva de la geografía mítica, los griegos
establecieron una serie de tópicos relativos a Tarteso y luego a Iberia, según los
cuales era un territorio de proverbial riqueza y de antiquísima cultura. De
otra parte, es la Península el escenario privilegiado para los grandiosos
trabajos de los héroes en tanto que límite extremo del mundo conocido».
Una vez llegado al punto en el que África y Europa se unían,
cuenta la leyenda que el hijo de Zeus abrió un estrecho para comunicar el mar
con el gran océano y acceder así con mayor facilidad a la isla de Eritia (que
algunos identifican con la actual Sancti Petri), próxima a Cádiz. A
ambos lados del estrecho erigió dos columnas, las famosas Columnas de
Hércules, que servirían de límite y separación de dos continentes y del
Mediterráneo y el Océano Atlántico. Otras versiones señalan que las columnas
son en realidad dos montes a cada lado del estrecho. «El mito de la fijación de
las Columnas es un tema riquísimo que nace de la necesidad de delimitar la
esfera del mundo conocido así como de señalar la frontera de lo
humanamente posible», señala Francisco Sánchez que cita a Píndaro
como fuente principal.
En Cádiz existió un santuario en Sancti Petri
dedicado a Melkart, el dios protector fenicio de origen cananeo,
con dos altas columnas, que sufrió un proceso de fuerte helenización ya desde
finales del siglo IV a.C.. El profesor de la Universidad de Málaga señala cómo
este proceso se constató con la introducción de elementos como la decoración de
las puertas con los trabajos de Hércules y con «transformaciones importantes en
el culto del dios que quizás desembocaron ya en época romana en un completo
sincretismo». Melkart pasó a identificarse con Hércules y el lugar se
convirtió en el Heracleion gaditano, donde,
según la «Chorographia» de Pomponio Mela, existía una tumba
de Hércules.
¿La tumba de un dios? «La presencia de un sepulcro heroico,
como epicentro de un espacio sagrado, un "herôon", no repugna a la
religiosidad griega; ni la ambigüedad siempre presente en la figura de
Heracles, su doble naturaleza divina y humana. Su muerte en la pira del Eta y su también
divinización y entrada de pleno derecho en el Olimpo no debió crear rechazo
alguno entre los visitantes griegos y romanos del santuario», afirma el
profesor de Historia Antigua.
Tras robar el ganado a Gedión, la leyenda cuenta que el héroe
se adentró por el Guadalquivir hasta llegar al lugar donde hoy se encuentra Sevilla
y allí levantó seis altos pilares para deliminar la ciudad que después
construiría Julio César.
Andalucía aún hoy recuerda estas leyendas de las que fue
escenario en el escudo de la comunidad, que aún esconde el «Hercules fundator
dominatorque», y en el propio de la ciudad de Cádiz, así como en otros
elementos como la Alameda de Hércules en Sevilla.
La fundación de La Coruña
En el otro extremo del país, la Torre de Hérculesde La
Coruña también hace honor en su nombre a otra leyenda que lleva las andanzas
del héroe a tierras gallegas. Hasta allí habría perseguido el hijo de Zeus al
tirano Gerión para darle muerte. Para conmemorar su victoria, levantó una gran
torre donde «fizo meter la cabeça de Gerion en el cimiento», según la «Estoria de Espanna» de Alfonso X el Sabio. El
héroe mandó que en el lugar se levantara una ciudad a la que llamó «Crunna»
(Coruña) por ser éste el nombre de su primera pobladora.
No fue la única ciudad cuyos orígenes míticos se achacan al
fornido Hércules. Además de Heraclea, un topónimo bastante común en la
Antigüedad con el que se denominó a Carteia,
en la bahía de Algeciras, según cita Estrabón, «la historiografía española, desde sus inicios, se
preocupó por destacar, como vehículo de propaganda, la fundación hercúlea de
una serie de ciudades entre las que destacan Sevilla (Híspalis), Cádiz y La
Coruña, pero podríamos mencionar otras como Tarazona, Seo de Urgel y
Barcelona», explica Sánchez. Todas ellas aparecen citadas en las crónicas
alfonsinas, que continúan y amplían las hazañas de Hércules en la Península
relatadas por Rodrigo Jiménez de Rada en
«De rebus Hispaniae».
«Al menos desde el siglo XIII, la monarquía castellana demuestra
un singular interés por dotar al territorio hispano de unos orígenes míticos
y, por lo tanto, de una vinculación firme con el mundo antiguo y en especial
grecorromano», asegura el experto en Historia Antigua.
Son muchos los factores que convierten a Hércules en
protagonista idóneo de los mitos fundacionales de la historia de España, según
Sánchez. Paradigma de héroe griego, la importancia de su figura le permite
permanecer en el imaginario histórico rescatado por las monarquías medievales y
renacentistas. Además, se ve como un famoso general que al frente de su
poderoso ejército va extendiendo el ámbito de la civilización hasta los más
lejanos extremos del mundo. Este tratamiento de su mitología, apunta el
profesor, «se adapta muy convenientemente a las necesidades del mensaje
integrador de nuestros monarcas». Y a todo ello se suma «la ubicación en
nuestras costas meridionales, universalmente aceptada, de las Columnas y la
importancia "real" de su culto en el santuario a él dedicado en las cercanías
de Cádiz», añade.
En la Historia de Alfonso X el Sabio, se señala que Hércules
fue «el hombre que más hechos señalados hizo en España», desarrollando una
conquista y repoblación, espejo del esfuerzo emprendido por la monarquía
castellana en el siglo XIII, explica Sánchez. Establece además una conexión
«genealógica» de transmisión del poder («y puso en cada lugar hombres de su
linaje»), que culmina con la cesión del territorio a su sobrino Espan, «por
quien la Península mudó su nombre de Esperia a Espanna», apunta el experto
malagueño.
«Más que de "creencias", debemos pensar en clave
de propaganda institucional y de utilización a su libre albedrío de la
tradición mítica», añade Sánchez.
¿Estaba el jardín de las Hespérides en España?
En el undécimo trabajo, Hércules debía robar las manzanas de
oro del jardín de las Héspérides después de matar al dragón que las custodiaba.
Para unos el jardín estaba en Libia, para otros como Apolodoro en el Atlas
(Marruecos), «entre los Hiperbóreos», señala Francisco Sánchez, para quien «si
no puede adscribirse esta hazaña a la esfera de la Península Ibérica, sí al
menos puede indicarse la tendencia general de la tradición antigua en situarla
en el extremo occidente». Las ninfas Hespérides (cuyo nombre parece remitirlas
al país del atardecer, a Occidente), mantenían su jardín «al otro lado del
ilustre Océano, en el confín del mundo, hacia la noche», según recuerda Hesíodo
en su canto.
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