Podemos describe una realidad que los ciudadanos reconocen inmediatamente
El principal
éxito de Podemos es que ofrece a los ciudadanos una descripción de la realidad
y un diagnóstico que esos mismos ciudadanos reconocen inmediatamente como
llenos de verdad. Mientras que el centro izquierda, ocupado tradicionalmente
por el PSOE, tiene enormes dificultades para asumir ese análisis y mantiene un
lenguaje dubitativo sobre lo ocurrido, Podemos señala con el dedo, sin ninguna
duda ni temor, los abusos a los que han sido sometidos esos ciudadanos, en
muchos casos abusos que hubieran podido ser detectados y corregidos con una
actitud menos complaciente de ese centro izquierda tradicional.
El ejemplo
más evidente de ese diagnóstico y esos abusos son los desahucios o los salvajes
intereses de demora en el pago de las hipotecas, rechazados por tribunales
europeos y realizados en condiciones que se consideraron siempre intolerables
en otros países de nuestro entorno, tan globalizados como el nuestro. No es el
único ejemplo. Existen otros de situaciones de desamparo de los ciudadanos que
hubieran podido ser corregidas dentro de las capacidades, por muy reducidas que
hayan quedado, del Estado actual.
Es muy
posible que el centro izquierda, la socialdemocracia, realice ya un diagnostico
similar, pero no ha sido capaz, por lo menos hasta el momento, de incorporar
ese lenguaje a su mensaje político habitual. Como explica a
socióloga Belén Barreiro, la desigualdad creciente, la pobreza
creciente y el deterioro de una democracia que se vacía de contenidos, junto a
la sensación de no formar parte de los procesos políticos puede ser un
diagnostico compartido, pero no está suficientemente presente ni desarrollado
en la boca de los grandes partidos, mientras que se ha constituido en la parte central
del mensaje de Podemos.
Cometerán un error quienes en el PP crean que Podemos
es un fenómeno útil para dividir el voto de la izquierda
Por otra
parte, la principal crítica a que se somete a la agrupación de Pablo Iglesias y
sus compañeros es que no ofrecen soluciones viables para los grandes problemas
económicos de un país que está sometido a las reglas de la globalización y que
ha cedido su soberanía en asuntos monetarios y, en términos generales,
presupuestarios. Es cierto, pero es posible que los electores de Podemos no le
exijan que formule esas soluciones, porque lo que buscan es situarles dentro de
las instituciones por su poder de agitación, vigilancia y denuncia.
No tienen
soluciones para el paro o el crecimiento económico, pero tampoco parece
tenerlas el Partido Popular o el PSOE. Nadie parece confiar en una solución
posible y rápida de esos problemas, pero es evidente que hay un sector amplio
de la sociedad que cree posible obtener un reparto más equitativo de los
costes, un mayor empeño en mantener la sanidad y la salud pública o una mayor
vigilancia para impedir el aprovechamiento indebido de algunos en perjuicio de
la mayoría. Cara a las próximas elecciones generales, advierte Barreiro, mucho
dependerá de lo que el PSOE sea capaz de presentarse como una garantía mayor
que Podemos en esos campos.
Por el
momento, es muy difícil calibrar el panorama electoral español. Las próximas
elecciones municipales marcaran la tendencia respecto al alcance de la
fragmentación del voto de la izquierda, porque se podrá apreciar ya con más
detalle el alcance del "efecto Pedro Sánchez" y porque, aunque
Podemos no se presente con candidaturas propias, en muchas ciudades grandes
habrá candidaturas de Ganemos, plataformas que tienen su apoyo y que pueden
contar con su aparato mediático.
En cualquier caso, cometerán un
error quienes en el PP crean que Podemos es un fenómeno útil para dividir el
voto de la izquierda, sin más consecuencias, o quienes en el PSOE den por
supuesto que, ante las urnas de unas elecciones generales, los ciudadanos
regresaran dócilmente al bipartidismo. Podemos fue una sorpresa en las
elecciones europeas, pero eso no quiere decir que sea una fuerza que haya
salido de la nada. Sus actuales dirigentes no han ocupado hasta ahora cargos de
representación o gestión, pero muchos de ellos llevan años trabajando en
escenarios políticos alternativos y tienen un conocimiento muy directo y
certero del estado de ánimo de grandes capas de la población.
Fuente: www.elpais.com
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