Qué alegría
ver a ese ejército encabezado por tanto político dispuesto a dar la vida por
defender la vida
Eran asesinatos. Lo decían las pancartas. Lo decían madres y padres de
familias numerosas. Lo decían unas
monjas con la sonrisa hermosa de quien defiende la vida. No como esos que van
presumiendo de ansias de matar, de destruir a indefensos, a seres queridos por
Dios desde siempre. Porque Dios se une al esperma y el óvulo y forma con ellos
la trinidad del ser humano desde el instante mismo en que el sexo llega a una
plenitud destinada exclusivamente a la reproducción pero no al placer y a la
expresión amorosa. El placer es perverso, diabólico. Es sólo el atractivo para
que no se acabe el mundo. Pero el placer por el placer es perverso. Dios se
alimenta de dolor, de sangre, de mortificación, nunca de placer.
Miles de
personas. Muchos miles. Y estratégicamente distribuido, el personal del Partido
Popular, el partido de la vida. Las cámaras saben dónde está Dolores de
Cospedal y Esperanza Aguirre, Ana Mato y Ana Botella. Y está Pons y Martínez
Pujalte y Floriano. Y muchos más que se proclaman contrarios a esa ministra
joven, irresponsable, perturbadora de hormonas juveniles, que se llama Bibiana
Aido. Bibiana es inductora de los crímenes que se cometen en clínicas
preparadas para matar impunemente. Lo atestigua Ana Botella, (bendita sea tu
pureza), que asegura haber visto cómo se trituraban bebés con máquinas
especiales. Y Bibiana está respaldada por el presidente Zapatero, asesino mayor
del reino.
Qué alegría ver
a ese ejército encabezado por tanto político dispuesto a dar la vida por
defender la vida. Como Rouco, encabezando un ballet de mitras que prefieren el
martirio propio a los crímenes autorizados por la ley. Estos crímenes no son
asimilables a los que bendecían en las tapias de los cementerios porque
aquellos con tiros en la nuca eran rojos que quemaban iglesias y destruían
conventos. Aquello era una cruzada y los muertos se lo habían merecido porque
Dios era golpista, de derechas y por su gracia se implantó un hombre
providencial que nos salvó del comunismo.
Gallardón
vestía siempre de oscuro, como si cumpliera un medio luto pueblerino. Y no
estaba dispuesto a ser cómplice de asesinatos programados por Zapatero y
Bibiana y recibidos como herencia. Rajoy estaba empeñado en hacer de España un
país alegre y por tanto encomendó al ministro que le disputó la candidatura a
la presidencia del gobierno a evitar la muerte de inocentes. Y el ministro
repartió carnets de maternidad, se apropió de úteros y vaginas y salió a
conquistar la libertad femenina contra la que luchaban mujeres indignas de
serlo. Rajoy le animaba y Fernández-ministro-opus-del-interior comparaba el
aborto con los crímenes de ETA. pero todos juntos
lograrían que las mujeres tuvieran que ir a londres, que los fetos malformados
nacieran para poder así abandonar
a los dependientes a las puertas de la miseria y el dolor. Para eso pertenecían
al partido de la vida como pertenecían, Según Cospedal, al partido de los trabajadores.
Y llegó el gran
día esperado. En España empezaba a amanecer y todos nos poníamos cara al sol, a la luz de la
madrugada, prietas las filas, impasible el ademán. Y hubo un diálogo:
Mariano:
Arriola, vamos por fin a cumplir algo del programa electoral. Me enorgullezco
de defender la vida contra los asesinos cuya herencia hemos recibido. No
permitiré ni un crimen más. Gallardón tiene todo dispuesto para resucitar
después de tanto viernes santo de Zapatero.
Y Arriola: esa
reforma, presidente, te va a hacer perder muchos votos. Empuja Podemos y
podemos patinar y te vuelves a vivir a tu casa porque las mujeres son muy
mujeres y no permiten la expropiación de sus cuerpos, de sus derechos, de sus
decisiones sobre la maternidad.
Mariano: pero
son asesinatos..
Arriola: no
seas puritano, presidente, también es un asesinato desahuciar, y matar a los
niños de hambre y abandonar a su suerte a los dependientes. Si tu conciencia no
te ha advertido de esos asesinatos es porque Merkel te ha hecho ver que los
potentados bien valen la muerte de tantos viejos, enfermos, estudiantes…No seas
escrupuloso. Estamos en una España aconfesional. Rouco ya no está y a la
Conferencia Episcopal le añadimos unos millones y no van ni a una
manifestación.
Mariano: Votos
o escrúpulos, dices? En realidad cualquiera que me siga en el poder va a tirar
abajo en dos minutos la reforma de Gallardón. Tienes razón. No vale la pena. Al
fin y al cabo hay muchos que aseguran que el nasciturus no es aún persona, que
a lo mejor Bibiana no era tan mala, que tal vez Zapatero… Dile a Gallardón que
se vaya a su casa. Díselo tú de mi parte que yo tengo
varios Marcas atrasados y ya no sé si De María juega o no en el Madrid. Además
me tengo que ir a China.
Y así fue cómo los asesinatos
dejaron de serlo y se convirtieron en votos. la historia es mucho más simple de
lo que imaginamos.
Fuente: www.nuevatribuma.es
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