Por Juan Antonio Sánchez Campos
Viernes, 26
de septiembre de 2014
En la actual situación en la que se
encuentra el Gobierno no es raro - escribe JUAN ANTONIO SÁNCHEZ CAMPOS - que el
Presidente se marche a China para no saber nada de los asuntos que marcan la
vida de su partido (...).
En
la actual situación en la que se encuentra el Gobierno, no es raro que el
Presidente se marche a China para no saber nada de los asuntos que marcan la
vida de su partido. Es indudable que la dimisión del ministro Sr.
Gallardón dejando los mandos de la Justicia a un mejor representante, del que
ya veremos sus movimientos, no podía tardar en demasía tras el desastroso
desencuentro obtenido a través de una Ley del Aborto poco menos que injuriosa
al sentir ciudadano. Lo más peligroso no obstante, es el hecho de dejar
vacío su escaño y desaparecer del panorama político del Partido Popular,
manteniendo tan solo su afiliación ¿o quizá ni llegue a eso con el tiempo?.
Ya hemos tenido con la Sra. Rosa Díaz, secretaria General de Upyd, el
desencuentro de un primer espada político de una formación puntera de nuestra
democracia ocurrido que la llevo a crear un partido a su medida. Esto
puede resultar un comienzo para el exministro y llevarle a liderar un partido
más comprometido con su ideología de la derecha más representativa. La
soberbia siempre lleva a generar animalversión y concebir ideas que de otro
modo sería poco menos que impensables; no se debe tratar a la ligera el hecho
consumado de que un individuo que siempre ha buscado el mayor liderazgo posible
ahora caiga en el anonimato de manera tan drástica. Bien sabía el
Sr. Gallardón que si su ley no era admitida, él se marcharía por
iniciativa propia y no porque el Sr. Rajoy le instará a ello. No es
por tanto nada desdeñable pensar en una aparición en el futuro de un señor que
ya represento a un partido en la Comunidad y dejó a la Sra. Botella en una
Alcaldía que ya se preocupó de dejar con las arcas vacías y una deuda
insostenible para los madrileños.
¿Qué será de D. Alberto? Manifiestan aquellos comprometidos con su ley y
que lanzan gritos de disconformidad al Presidente que le empujó abandonar el
ministerio de Justicia. Bien es cierto que la tranquilidad de semejante
opción en dejar tranquilos a los ciudadanos es notoriamente festejada por
muchos colectivos, incluso por aquellos jueces a los que nunca pidió opinión
para fabricar leyes a la carta ideológica más obsoleta pero, esto puede ser el
principio de una lucha atroz por ganar la cuota de representación perdida por
el PP y ganada por el exministro en las próximas elecciones, o en otras
futuras.
A los que no entendemos en demasía de
política pero, sin embargo, la sufrimos a diario, es fácil presumir el riesgo
que se nos viene encima si esté señor trama una ofensiva contra el partido que
le hizo padecer la desautorización de sus competencias y firmar una dimisión
por verse traicionado en sus deseos.
Es cierto que incluso muchos de los representantes políticos punteros se han
visto aliviados por la marcha de Gallardón, incluso podría decirse que el
proyecto de una ley discriminatoria con las mujeres, les haya venido bien a las
integrantes de los puestos de relevancia populares que admitían una ley por
venir del Presidente y no por conciencia personal.
En definitiva, el que simulaba muestras de progresismo iradiando un nuevo rumbo
de la política en un partido conservador de la derecha, no ha sido sino una
mera actuación que ha tenido el aforo completo durante meses y que ahora se ve
afortunada por haberse librado de un camaleón político en escena.
Sirvanse de averiguar lo que nada tiene de particular, es simplemente un
encontronazo de una trama llevada a cabo por el entorno del Presidente del
Gobierno para dejar apartada una ley que daba de lleno en las expectativas de
subir el escalafón de votantes.
Ahora vendrán urdiéndose nuevas estrategias según convenga a la parte dura del
PP cuando el viajero asiático vuelva y seguro que en esa lista de opciones para
ir apartando problemas, figura entre otros el ministro de Educación tan
egocéntrico como el saliente Gallardón, por mucha camaradería que se presten y
tras este, no parece tener muchos adeptos el representante de Hacienda y sus
constantes declaraciones insultantes con la cultura de este país y esgrimiendo
un sentido del humor que raya en la ironía vejatoria más que en la poca gracia
de sus banales interpretaciones entre colegas de partido.
Vendrán nuevos tiempos, saldrán nuevos protagonistas a la palestra política
pero, de lo que no cabe ninguna duda, es la tranquilidad que la marcha de este
personaje ha dejado en la sociedad española.
Sin bajar la guardia por un momento, quedamos a la espera de que el viajero
traiga nuevas recetas de austeridad encubierta no obstante, para eso está según
su creencia política. Buena muestra de su ininteligible programa puede
verse en las últimas declaraciones realizadas desde la poderosa China aludiendo
a un avance envidiable de nuestra economía que da muestras evidentes de
regeneración y crecimiento añadido para intentar engañar a un chino que no
cuela.
Es realmente inexplicable que cuando el consumo ha bajado alarmantemente en la
mayor parte de los hogares españoles, el Presidente del Gobierno vaya
pregonando una irrealidad absoluta para granjearse una amistad
consentida. Más le valdría dar una vuelta por la calle para darse cuenta
de que sus discursos están tan faltos de verdad como su programa político, tan
sólo basado en el crecimiento del gran capital que al fin y al cabo, es el que
le mantiene en su puesto por ahora.
25
Septiembre de 2014.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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