Carlos Barra Galán | Médico Especialista del Sistema
Nacional de Salud
nuevatribuna.es
| 28 Febrero 2014 - 13:11 h.
Teniendo en
cuenta la realidad social española actual con cifras de paro insufribles,
reducciones de prestaciones sociales nunca conocidas, desmantelamiento de
servicios públicos esenciales y venta a precio de saldo de parte de nuestro
patrimonio a inversores que abusan de nuestra debilidad, parecería razonable
pensar que el Presidente del Gobierno aprovechara el Debate sobre el Estado de
la Nación para asomarse a esa realidad y plantear propuestas que
posibiliten el rescate de ese gran número de españoles que se ahogan como
consecuencia de sus políticas de austeridad y recortes. Desgraciadamente nada
de eso ha ocurrido.
Frente a la
desesperación que muchos españolen sienten al estar en situación de pobreza
extrema, frente a la pobreza infantil que es hoy una realidad innegable en
nuestro país, frente a los cientos de miles de ciudadanos en situación de
pobreza energética y que no pueden encender su calefacción los duros días de
invierno, frente a los desahucios que día a día se siguen produciendo elevando
el número de españoles “sin techo”, el Sr. Rajoy ha expuesto un discurso
repleto de autocomplacencia, exento de una mínima autocrítica y en un tono de
frialdad que parecía más el discurso de un gran empresario o banquero en una
Asamblea General de accionistas que el de un Presidente de Gobierno de un país
en situación dramática que necesita acciones de gobierno contundentes para
enderezar un rumbo que está produciendo un retroceso social inaceptable; un
discurso al que sólo le faltó el “ España va bien” para transmitir una imagen
de nuestro país que no es avalada por ningún indicador serio de instituciones
nacionales y comunitarias. Un ejercicio de “ceguera intencionada” por parte del
Presidente del Gobierno, por cierto la misma ceguera que utiliza para no
reconocer la corrupción que corroe las estructuras de su Partido y de muchas
Administraciones donde éste ha gobernado.
El Sr. Rajoy
en tono triunfalista reiteró de forma machacona las cifras macroeconómicas que
han experimentado mejoría (prima de riesgo, balanza de pagos o
exportaciones) atribuyéndose casi en exclusiva esos logros olvidando que han
sido actuaciones externas las que han contribuido sustancialmente a su consecución.
Analizando
las encuestas realizadas en nuestro país, éstas indican que el paro y la
corrupción son los temas que más preocupan a los ciudadanos; veamos que aportó
el Presidente en estos campos.
En relación
al paro el Sr. Rajoy adelantó la puesta en marcha de una medida estrella: la
reducción de cotizaciones a la Seguridad Social a los empresarios que contraten
aumentando su plantilla con la obligación de dar estabilidad laboral al menos
durante tres años; si esas condiciones se cumplen, durante los dos primeros
años pagarán una tarifa plana de 100 euros mensuales en concepto de
cotizaciones empresariales. En principio esta medida podría incitar a las
empresas a efectuar contrataciones e incrementar sus plantillas( habrá que
garantizar sean aumentos reales de efectivos sin despidos previos) más si
tenemos en cuenta la caída del crédito( el Banco de España indica una bajada de
9´7%) y el mínimo crecimiento de la economía española(una décima menos de lo
manifestado por el Gobierno para el último trimestre de 2013) parece poco
probable que esta pretendida medida estrella vaya a tener incidencia
significativa en la creación de empleo; en todo caso los logros que esta medida
pueda conseguir en el aumento de contratos estables sólo servirá para enjugar
muy parcialmente el enorme destrozo en los contratos indefinidos que ha
producido la aplicación de la reforma laboral aprobada por el gobierno.
Conviene recordar al efecto que frente al triunfalismo de Rajoy las
Instituciones europeas estiman que el paro en España en 2015 estará en el 24´6%
, es decir la legislatura acabaría con más parados que cuando llegó al
gobierno.
Respecto al
tema de la corrupción el Presidente sólo ha manifestado interés en términos de
futuro, pero sigue sin asumir ninguna responsabilidad política por la
corrupción que impregna la estructura del Partido que preside así como diversas
Administraciones Públicas que gobiernan; desde esa posición es prácticamente
imposible tener credibilidad ante los adversarios políticos y lo que es más
grave ante los ciudadanos. El Presidente debería instar a las Administraciones
investigadas para que tengan una colaboración activa y real con la justicia no
poniendo trabas a las investigaciones policiales y judiciales, debería exigir
dimisiones allí donde numerosos imputados por presuntos delitos graves de
corrupción siguen ocupando escaños en parlamentos autonómicos y ayuntamientos.
El Sr. Rajoy debería explicar porque desaparecen o se destruyen los discos
duros de los ordenadores de los extesoreros del P.P imputados y aclarar también
todos los extremos de esa contabilidad b sobre la que el Juez Ruz encuentra
indicios se haya producido de forma continuada. Los ciudadanos quieren conocer
la verdad y el Presidente no habló nada sobre ello.
En relación
a los impuestos, hoy nadie duda de la subida que éstos han tenido desde la
llegada al Gobierno del Sr. Rajoy incumpliendo de manera clara y reiterada su
programa electoral; veamos que adelantó el Presidente en este terreno: como
otra medida estrella anunció una elevación del mínimo exento de tributación por
IRPF hasta los 12.000 euros brutos anuales( actualmente está en 11.121 euros) y
sobre esta propuesta un informe de los técnicos del Ministerio de Hacienda(
GESTHA) afirma que supondrá una pérdida de recaudación del Estado de 19´7
millones de euros, se traducirá en un ahorro medio de 47 euros anuales por
mileurista y afectará a 402.000 personas; por tanto esta medida tendrá una
mínima incidencia tanto por su escasa cuantía como por las pocas personas
afectadas. La reforma fiscal se queda para el futuro y lo cierto es que en 2014
no bajarán los impuestos lo que supone no sólo seguir incumpliendo el programa
electoral sino además no cumplir una promesa de gobierno.
De derechos
y libertades públicas y los intentos de dificultar su ejercicio mediante
promulgación de leyes restrictivas nada dijo el Sr. Presidente. Veamos: el
anteproyecto de Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y los
Derechos de la Mujer Embarazada, presentado por el Sr. Ruiz Gallardón y que en
esencia limita de manera brutal el derecho de las mujeres a decidir sobre su
embarazo no ha sido contemplado por el Presidente a pesar de haber sido
interpelado por varios portavoces. El anteproyecto ha generado una enorme
alarma social, ha merecido el rechazo unánime de profesionales, sociedades
científicas y numerosos juristas y de aprobarse llevaría la legislación
española en esta materia a las antípodas de los países de nuestro entorno;
hemos conocido que una de las ponentes del Consejo General del Poder Judicial
encargada de dictaminar sobre el anteproyecto insta en su informe preliminar al
Gobierno para que retire el anteproyecto porque da una respuesta anacrónica y
criminalizadora además de representar un regreso a situaciones de
inseguridad jurídica y prácticas extralegales; a pesar de todo ello el
Presidente no estimó oportuno debatir este asunto que ha conmocionado a la
sociedad española.
Tampoco
abordó el Presidente la pretensión de su Gobierno de promulgar una ley de
Seguridad Ciudadana que trata de amordazar las protestas de los ciudadanos.
Siendo una realidad reconocida por el propio gobierno que nuestro país no tiene
problemas serios de seguridad ni tampoco con el ejercicio ciudadano de los
derechos de reunión y manifestación, es inadmisible presentar un proyecto de
ley cuyo articulado plantea serias dudas sobre su constitucionalidad según
recoge el informe del Consejo General del Poder Judicial. La democracia
se fortalece con el pleno ejercicio de los derechos y libertades y eso no
parece gustar al Gobierno del P.P que reiteradamente plantea iniciativas para
recortarlos.
Ninguna
autocrítica en relación a los sucesos ocurridos en Ceuta y por tanto ninguna
asunción de responsabilidad política por parte de los responsables que
ordenaron que la Guardia Civil actuase de una forma que podría haber vulnerado
la normativa comunitaria e incluso podría ser tipificada de omisión del deber
de socorro recogido en nuestro código penal y que ha merecido la repulsa del
Arzobispo de Tánger. Quienes ordenaron esa forma de actuar deberían haber sido
cesados de manera fulminante, más aún si tenemos en cuenta que intentaron
falsear lo ocurrido para ocultar una actuación tan irregular. Tampoco ninguna
referencia a la reforma exprés de la justicia universal que consagra que
nuestro país vulnera numerosos tratados internacionales y que evitará se pueda
perseguir y juzgar casos de genocidio y delitos de lesa humanidad.
Para ir
concluyendo, el Sr. Rajoy nos presentó una España que sabe no es real, eludió
los problemas que realmente interesan y afectan a la gran mayoría de españoles,
sin propósito de enmienda manifestó su convencimiento de seguir el mismo rumbo
en su acción política, sin tener en cuenta que todos los sacrificios a los que
ha sometido a una mayoría de ciudadanos ni siquiera han servido para cumplir su
principal objetivo : el déficit público.
Bruselas
coloca el déficit español en 2013 en 7´2 ( 6´7 excluyendo la ayuda bancaria)
frente al 6´5 fijado como objetivo y lo más grave el déficit del 2014 lo coloca
en 5´8 frente al 4´5 establecido como objetivo, es decir fracaso absoluto de su
política de austeridad.
El
Presidente ha perdido una vez más la ocasión de rectificar, de plantear otra
forma de hacer política y plantarse ante quienes le exigen medidas políticas
que están generando grandes desigualdades en la sociedad española y amenazan
con fracturar la cohesión social. Quizá el Sr. Rajoy no pueda rectificar porque
sus firmes convicciones se lo impiden, esas convicciones que le llevan a
gobernar de una forma que beneficia siempre a unos pocos ( las buenas estirpes)
y lleva a carencias cuando no a la pobreza a una mayoría de españoles.
En breve hay
un proceso electoral, deseemos que una vez más los españoles ejerzamos el
derecho al voto y lo hagamos de forma responsable e inteligente. Así sea.
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