Artículos de
Opinión | Elsa Claro | 21-03-2014 |
Como las
grandes sequías o las etapas de irrefrenables inundaciones, el separatismo abre
capítulo en el mundo. Sobre todo en Europa donde viejas cicatrices molestan
cuando cambia el tiempo o constipa el bolsillo de la gente.
La
reincorporación de Crimea a Rusia, saca a relucir aspiraciones parecidas en
Italia, España, Bélgica y Escocia. El tema Cataluña ha estado presente en el
debate público (político y social) en los últimos años, sobre todo desde el
2013 y a partir de que Mariano Rajoy dijera que no permitiría el referéndum
separatista de esa autonomía. No hay peor veneno que aquel que se prohíbe.
Escocia le
plantea al Reino Unido tener independencia por razones económicas sobre todo, y
algo parecido sucede en Venecia con respecto a Roma. Los escoceses se quejan de
que aportan a Londres más de lo que reciben del Reino Unido y apuestan por
vivir mejor con el petróleo del Mar del Norte y otras riquezas propias. Los
grandes empresarios, temerosos de perder privilegios ahora garantizados,
pudieran boicotear el referéndum previsto para efectuarse en septiembre. Se
verá, qué sucede, pero existe.
La Región
del Véneto, (Padua y Verona, entre otras importantes urbes con un total
superior a los 5 millones de habitantes) alegan parecido: deben pagar muy
elevados impuestos y entregarle al estado casi todas sus ganancias. La economía
de esa región (que fue una república siglos atrás) se resiente con esos
tributos e impiden dedicar en su provecho todo cuanto generan. El dinámico
nuevo premier, MatteoRenzi, seguro urdirá algo para evitar este desmembramiento
que pondría en mayores apuros a la muy comprometida economía italiana.
Pero debe
ser muy convincente y certero, pues la idea de fragmentar la Península creando
un país (La Padania) con el área continental y de mayor desarrollo, dejando
huérfana a la zona sur, históricamente más atrasada, es un proyecto de larga
data también.
Bélgica, y
por razones de complejidad etno-lingüística, tiene previsto un proyecto de
separación muy avanzado pero de imprecisa realización. Los promotores de
dividir el país son, ante todo, los flamencos, quienes barajan posibilidades
como sustentar un país con la zona de habla neerlandesa, independiente de los
francófonos, pero teniendo como capital a la disputada Bruselas. El tema merece
su propia misa.
Pendientes
también quedan el destino final de Bosnia, todavía separada en dos ¿estados?, y
también territorios sometidos por las grandes metrópolis que permanecen
subordinados a ellas y como novedad, aparece la exigencia de reparación que le
deben a muchos países que vieron frenado su desarrollo al ser colonizados por
naciones europeas. Tal el caso y la reciente demanda de resarcimientos hecha
por un grupo de naciones caribeñas.
Como ejemplo
de heridas mal cerradas –y casos no cuestionados- permanecen también el Peñón
de Gibraltar y Las Malvinas. En ambos hubo referéndum ordenados por sus
majestades británicas o los correspondientes ejecutivos que en su nombre
actúan. En el primer caso con periodicidad se enfrentan dos países que son
miembros tanto de la Unión Europea como de la OTAN, sin concordar. En el
segundo, también es posible ubicar, en sus diferencias y parecidos, a Puerto
Rico.
Pero ninguno
de los sumarios citados provoca comezón en Washington ni en el Viejo
Continente, donde radica la mayor parte de los entuertos irresolutos. ¿Se debe
aceptar el juicio de algunos politólogos cuando afirman que el objetivo
planeado con respecto a Ucrania y en particular con Crimea, era desarmar en
piezas a la Federación rusa?
Incluso
suponiendo que el golpe de estado en Kíev fue aceptado porque les interesa un
mercado ávido, recursos abundantes, especialistas con buena formación y otros
etcéteras, y no debido a que quieren esa plaza para aumentar el cerco de la
Alianza Atlántica contra Rusia, la comezón que le aqueja por el reintegro de
Crimea a Moscú, hace sospechar que no eran solo económicos los propósitos.
El Kremlin
¿acaso podía renunciar a lo que les perteneció desde la etapa zarista, es sede
de su importante flota y le permite salida al Mediterráneo, cuando aparece la
emergencia de que haya tropas hostiles en la amplia frontera que comparte con
Ucrania?
Vladimir Putin,
al dar las razones legales y lógicas de aceptar el pedido crimeo de sumarse a
la Federación, acotó, por demás, que aun cuando la Casa Blanca se atribuya
poderes excepcionales y pretenda tener el arbitrio de la verdad absoluta, se
equivoca:
“Hasta qué
punto hay que perder el olfato político y el sentido de la medida para no
prever todas las consecuencias de sus acciones”, dijo el jefe de estado
aludiendo al irresponsable apoyo de Occidente a los “nacionalistas, neonazis,
rusófobos y antisemitas” ucranianos que perpetraron la asonada aprovechando
factores de descontento interno y cierta pasibilidad de los inconformes con los
hechos desatados.
“Todo tiene
sus límites, y en el caso de Ucrania nuestros socios occidentales se han pasado
de la raya, se han comportado de manera grosera, irresponsable y poco
profesional”.
Según
recomienda el premier checo, en lo adelante las reacciones
europeo-norteamericanas no deben ser histéricas. El calificativo es suyo, que
conste, aunque me sumo a su criterio y advierto que a este drama le faltan
varios segmentos todavía.
Fuente: www.tercerainformacion.es
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