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| Enrique Viaña | Catedrático de Economía Aplicada.
Universidad de Castilla La Mancha |21
Marzo 2014 - 18:02 h.
Las gentes
del gobierno, el partido que lo sostiene y sus palmeros en la sociedad española
deberían prestar más atención a quienes desde sus propias filas mandan avisos.
Hace unos días, el gobernador Linde del Banco de España planteaba un acertijo
que a casi nadie en la derecha, si es que a alguien, parece haber intrigado. De
la izquierda, ya ni hablo; luego se dirá que se recorta en sanidad y educación
para dar dinero a los bancos. Decía el gobernador Linde que algo tendrá que
hacer el Banco Central Europeo para afrontar el vencimiento de las operaciones
de financiación a tres años previsto para fines de 2014. Como digo, sus
palabras no han excitado la curiosidad de nadie; nadie se ha preguntado de qué
rayos estaba hablando. En fin, obra de misericordia es enseñar al que no sabe.
En diciembre
de 2011 y febrero de 2012, el BCE convocó dos grandes operaciones de liquidez,
totalmente inéditas hasta la fecha; algo así como la tarjeta de presentación de
Mario Draghi, cooptado para la presidencia del Banco pocos meses antes. La
forma de la operación era la habitual en las de mercado abierto, en particular
las llamadas 'a más largo plazo'; el plazo un poco más largo, pues las
habituales son a 3 meses, en tanto que éstas eran - ya lo he dicho - a tres
años, y el tipo de interés el de las principales de financiación. Lo realmente
extraordinario fue el volumen de esas dos operaciones: casi un billón de euros
en total. La banca española se quedó con poco menos de la mitad de ese dinero.
Un verdadero rescate informal de la banca algo así como doce veces el rescate
formal que De Guindos ha querido cerrar tan deprisa... probablemente, en falso.
Ya sé que en un caso se trata de 'liquidez' y en otro de 'capital', y que no
son exactamente lo mismo; pero la pasta es la pasta. Por tanto, de lo que Linde
hablaba un tanto enigmáticamente, y más para el BCE que para el público
español, no ofrece duda. La banca española se enfrenta al reto de devolver casi
medio billón de euros entre diciembre de este año y febrero del próximo.
Cabe preguntarse
qué problema tiene el BCE. Lo inmediato es que los europeos repliquen:
"¿Que la banca española tomó hace dos años casi medio billón de euros
prestado del BCE y ahora tiene que devolverlo? ¿Dónde está el problema? ¡Que lo
devuelva!". Pero la cosa, según Linde, no debe de ser tan sencilla, porque
si lo fuera se habría quedado calladito. Como poco, hay medio billón de euros
de capacidad crediticia que la banca puede prestar a plazos cada vez más
cortos. O sea, no es que el grifo del crédito vaya a continuar dando un hilillo
birrioso. No, lo más probable es que el grifo tienda a cerrarse más y más
conforme avanza el año. Eso, como poco.
Como mucho,
a lo peor el aumento de la morosidad durante estos últimos años ha deteriorado
la capacidad de la banca española, o de sectores dentro de ella, para devolver
lo prestado. En ese caso, el gobernador del BdE estaría mandando un aviso al
BCE, que ya parece ungido como supervisor crediticio de la eurozona (¿o es de
la UE?: ni ellos se aclaran) para que se prepare ante una nueva ronda de crisis
bancarias en España. No sorprende, así, que De Guindos ande loco por largarse
del gobierno, a donde sea, antes de que la cosa le estalle entre las manos.
Pues los créditos fallidos con el BCE parecen menos impresionantes que con el
sector privado, pero fíate de la Virgen y no corras: ofrecerán una ocasión de
oro para que los que nos tienen envidia traten, como de costumbre, de hacernos
daño.
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