Gabriel García Sánchez.
Domingo, 9 de marzo de
2014
Actualmente, por
desgracia, la corrupción está metida en todos los canales sanguíneos de esta
sociedad enferma, sobretodo y, como es obvio, en las capas sociales a la que
pertenecen los más ricos.
Es cierto, y así hay que reconocerlo, que la corrupción es consustancial a
toda la sociedad, pero ha atacado fundamentalmente a los partidos políticos y a
los empresarios en sus relaciones con éstos, y con las distintas
administraciones del Estado llegando, en el límite, hasta a la institución
monárquica.
El caso Noos, que instruye el juez Castro, y en el que el fiscal Horrach
actúa como un abogado defensor más de la Infanta Cristina, tendrá un final que
en estos momentos no está claro, pero no por el resultado, porque al final la
Infanta, en la instancia judicial actual o en la siguiente, saldrá absuelta; ya
se moverá lo que sea para que las cosas le vayan bien. Al final, el “cabeza de
turco”, Iñaki Urdangarín, se comerá el marrón, pero un pacto extra judicial
posterior se encargará de que no sufra demasiado. Si es así, se verá claramente
que en la justicia hay dos varas de medir, lo cual será muy malo para la
democracia y también para la justicia.
En lo referente al PP, la cosa es más que grave; los casos de corrupción
inundan nuestra región, la vecina Comunidad Valenciana, Madrid, Galicia, La
Rioja, Castilla la Mancha, Castilla León, así como la dirección nacional. Son
muchos los jueces y magistrados que, en estos momentos, se encuentran
resolviendo sólo el problema de la corrupción del PP. El mal está tan extendido
que la metástasis hace que la enfermedad sea irreversible.
Es difícil recordar los alcaldes del PP en nuestra región que, por una u
otra razón, se encuentran imputados. Esto mismo se puede aplicar al caso de la
CARM que, si no me equivoco, además del consejero Antonio Cerdá, tiene con una
doble imputación al ex consejero Francisco Marqués al que ya lo teníamos
olvidado. La recalcitrante lentitud de la justicia tiene una gran culpa de que
se le pierda el hilo a un asunto que debe ocupar un lugar prioritario en la
agenda política; por eso, por muy ducho que esté uno en estos asuntos, es
difícil recordar todos los casos abiertos que tiene el Partido Popular. No
obstante, hay dos imputados “distinguidos”: el alcalde de Murcia, Miguel Ángel
Cámara, y, recientemente, la persona llamada a sustituir a Valcárcel, el actual
consejero de educación, José Antonio Sánchez, que está viviendo una situación
de grave estrés, porque si situación procesal no cambia, puede ver como se le complica
su carrera política. Ahí lo tienen: buscando como un loco a sus juzgadores para
declarar, dónde sea, pero cuánto antes.
Pero lo más gordo está en Madrid, con ramificaciones importantes en la
Comunidad Valenciana y otros lugares. Es la tristemente famosa “Trama Gürtel”,
en la que se incluye el caso de los “papeles de Bárcenas.
El juez Baltasar Garzón que empezó la instrucción de esa causa, por razones
espurias, fue apartado del caso mediante una sucia maniobra que le costó la
inhabilitación. Es de esperar que, algún día, un juez o un tribunal ponga las
cosas en su sitio y repare esta injusticia. Para continuar con la instrucción
se excluyó al juez Bermúdez, con lo que el proceso quedó en manos del joven
juez Ruz. Lo que sabemos hasta ahora es que el PP lo ha potreado, que ha sido
demasiado paciente con los incumplimientos del PP en le entrega de la
documentación que le pedía. No obstante, con los últimos informes de la policía
la instrucción llega a su fin. La relación de posibles implicados puede ser
inmensa, yendo desde el ex presidente Aznar, al presidente Rajoy, y un largo
etcétera en el que estarían incluidos los secretarios generales Álvarez Cascos,
Acebes y Cospedal. Nada es seguro pero todo es posible.
Pero lo peor que tiene este caso es que no se ha dado la situación
“normal”, en la que una persona corrompe y otra es corrompida. Se trata de un
caso de corrupción generalizada que va desde la calle Génova a otras sedes
regionales y provinciales del Partido Popular. El caso es de una magnitud tan
desorbitada que, en estos momentos, hay tanta gente imputada que una
regeneración a corto plazo del PP parece inviable.
Para que se limpie totalmente el Partido Popular, tendrían que pasar
algunas generaciones, porque por muy bien que actúe la justicia, quedarán
muchos cargos que hayan delinquido. Por ello, y dado que este país y su
democracia necesitan una fuerza política liberal, se haría urgente tomar
medidas para la pronta recuperación del PP.
En esta conflictiva tesitura, la ilegalización del partido en el gobierno y
la consiguiente aparición de una nueva fuerza conservadora sería lo mejor para
la derecha de este país. Pero no soy tan ingenuo para pensar que una medida de
tal calado se vaya a tomar. Si no es así, no queda otra que esperar a que la
justicia dicte su sentencia, y asumirla con todas sus consecuencias. En
cualquier caso. Nunca más.
“Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá”.
Bertolt Brecht.
Fuente: http://vegamediapress.com/
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