miércoles, 19 de marzo de 2014

LA ILEGALIZACIÓN DEL PARTIDO POPULAR

Gabriel García Sánchez.
Domingo, 9 de marzo de 2014

Actualmente, por desgracia, la corrupción está metida en todos los canales sanguíneos de esta sociedad enferma, sobretodo y, como es obvio, en las capas sociales a la que pertenecen los más ricos.
Es cierto, y así hay que reconocerlo, que la corrupción es consustancial a toda la sociedad, pero ha atacado fundamentalmente a los partidos políticos y a los empresarios en sus relaciones con éstos, y con las distintas administraciones del Estado llegando, en el límite, hasta a la institución monárquica.
El caso Noos, que instruye el juez Castro, y en el que el fiscal Horrach actúa como un abogado defensor más de la Infanta Cristina, tendrá un final que en estos momentos no está claro, pero no por el resultado, porque al final la Infanta, en la instancia judicial actual o en la siguiente, saldrá absuelta; ya se moverá lo que sea para que las cosas le vayan bien. Al final, el “cabeza de turco”, Iñaki Urdangarín, se comerá el marrón, pero un pacto extra judicial posterior se encargará de que no sufra demasiado. Si es así, se verá claramente que en la justicia hay dos varas de medir, lo cual será muy malo para la democracia y también para la justicia.
En lo referente al PP, la cosa es más que grave; los casos de corrupción inundan nuestra región, la vecina Comunidad Valenciana, Madrid, Galicia, La Rioja, Castilla la Mancha, Castilla León, así como la dirección nacional. Son muchos los jueces y magistrados que, en estos momentos, se encuentran resolviendo sólo el problema de la corrupción del PP. El mal está tan extendido que la metástasis hace que la enfermedad sea irreversible.
Es difícil recordar los alcaldes del PP en nuestra región que, por una u otra razón, se encuentran imputados. Esto mismo se puede aplicar al caso de la CARM que, si no me equivoco, además del consejero Antonio Cerdá, tiene con una doble imputación al ex consejero Francisco Marqués al que ya lo teníamos olvidado. La recalcitrante lentitud de la justicia tiene una gran culpa de que se le pierda el hilo a un asunto que debe ocupar un lugar prioritario en la agenda política; por eso, por muy ducho que esté uno en estos asuntos, es difícil recordar todos los casos abiertos que tiene el Partido Popular. No obstante, hay dos imputados “distinguidos”: el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, y, recientemente, la persona llamada a sustituir a Valcárcel, el actual consejero de educación, José Antonio Sánchez, que está viviendo una situación de grave estrés, porque si situación procesal no cambia, puede ver como se le complica su carrera política. Ahí lo tienen: buscando como un loco a sus juzgadores para declarar, dónde sea, pero cuánto antes.
Pero lo más gordo está en Madrid, con ramificaciones importantes en la Comunidad Valenciana y otros lugares. Es la tristemente famosa “Trama Gürtel”, en la que se incluye el caso de los “papeles de Bárcenas.
El juez Baltasar Garzón que empezó la instrucción de esa causa, por razones espurias, fue apartado del caso mediante una sucia maniobra que le costó la inhabilitación. Es de esperar que, algún día, un juez o un tribunal ponga las cosas en su sitio y repare esta injusticia. Para continuar con la instrucción se excluyó al juez Bermúdez, con lo que el proceso quedó en manos del joven juez Ruz. Lo que sabemos hasta ahora es que el PP lo ha potreado, que ha sido demasiado paciente con los incumplimientos del PP en le entrega de la documentación que le pedía. No obstante, con los últimos informes de la policía la instrucción llega a su fin. La relación de posibles implicados puede ser inmensa, yendo desde el ex presidente Aznar, al presidente Rajoy, y un largo etcétera en el que estarían incluidos los secretarios generales Álvarez Cascos, Acebes y Cospedal. Nada es seguro pero todo es posible.
Pero lo peor que tiene este caso es que no se ha dado la situación “normal”, en la que una persona corrompe y otra es corrompida. Se trata de un caso de corrupción generalizada que va desde la calle Génova a otras sedes regionales y provinciales del Partido Popular. El caso es de una magnitud tan desorbitada que, en estos momentos, hay tanta gente imputada que una regeneración a corto plazo del PP parece inviable.
Para que se limpie totalmente el Partido Popular, tendrían que pasar algunas generaciones, porque por muy bien que actúe la justicia, quedarán muchos cargos que hayan delinquido. Por ello, y dado que este país y su democracia necesitan una fuerza política liberal, se haría urgente tomar medidas para la pronta recuperación del PP.
En esta conflictiva tesitura, la ilegalización del partido en el gobierno y la consiguiente aparición de una nueva fuerza conservadora sería lo mejor para la derecha de este país. Pero no soy tan ingenuo para pensar que una medida de tal calado se vaya a tomar. Si no es así, no queda otra que esperar a que la justicia dicte su sentencia, y asumirla con todas sus consecuencias. En cualquier caso. Nunca más.
 “Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá”. Bertolt Brecht.


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