El gigantesco aparato
mundial de manipulación de EE.UU.
Por
Manuel E. Yepe
Lunes,
21 de julio de 2014
Son formidables los recursos
de desinformación con que EE.UU. pregona al mundo sus bonanzas, libertades y
sentimientos humanitarios, y pretende erguirse en custodio y juez de los
derechos civiles y políticos (...).
Son
formidables los recursos de desinformación con que Estados Unidos pregona al
mundo sus bonanzas, libertades, igualdades y sentimientos humanitarios, y
pretende erguirse en custodio y juez de los derechos civiles y políticos de los
ciudadanos en los países del Tercer Mundo, mientras los pisotea en su propio
país y en los demás del planeta, especialmente en aquellos que declara
adversarios o que no aceptan a pie juntillas su dictadura global.
Es un
gigantesco aparato mundial para la manipulación de los medios de comunicación
que difunde el punto de vista estadounidense por todo el planeta, esconde o
minimiza sus fechorías y crea las condiciones para que la opinión pública
mundial las acepte.
La sistemática manipulación en beneficio de los intereses de la oligarquía y el
complejo militar-industrial de que son objeto los sistemas judicial,
penitenciario y político en los Estados Unidos, por ejemplo, contrasta con la
presunción de objetividad con que sus representantes pretenden que se les
reconozca como enjuiciadores del respeto a estos derechos en todo el
mundo.
¿Qué confianza puede inspirar el gobierno estadounidense para juzgar los
sistemas judiciales, penitenciarios y policíacos de otros países cuando, desde
1976 hasta hoy, ha habido en Estados Unidos más de 75 casos de condenados a
muerte cuyas inocencias han sido demostradas luego de ejecutadas sus
sentencias?
A
partir de los aún no explicados acontecimientos del 11 de septiembre de 2001
–cuyo esclarecimiento la gran prensa del país increíblemente ha dejado de
reclamar- se ha multiplicado en los Estados Unidos el número de personas que
han visto cercenados sus derechos civiles y políticos por motivos que nada
tienen que ver con actos ilegales sino con aspectos relacionados con su
filiación política, el color de su piel, su procedencia social o su orientación
de género.
Es
obvio que aquella acción terrorista que costó la vida a más de tres mil
personas, solo benefició a los promotores del llamado Proyecto del Nuevo Siglo
Americano, necesitados de un pretexto para su Guerra contra el Terrorismo. Fue
un subterfugio comparable con los que Estados Unidos ha fabricado para todas
sus guerras antes y después de 11/9 (Maine, Lusitania, Pearl Harbor, Golfo de
Tonkin, armas de destrucción masiva en Irak, armas químicas en Libia, solo por
citar algunas).
La escandalosa violación de los más elementales derechos civiles y políticos de
los cientos de ciudadanos de diversos países recluidos en el campo de concentración
de estilo fascista que mantiene Estados Unidos en la Base Naval de Guantánamo,
un territorio usurpado hace más de cien años a Cuba contra la voluntad de los
cubanos, se vincula generalmente a lo filtrado a la opinión pública acerca de
las torturas en cárceles del ejército en el exterior, pero en verdad los
antecedentes han estado en el propio territorio de Estados Unidos.
Sobresalen casos de indignante injusticia, como los de los inmigrantes obreros
Sacco y Vanzetti; los esposos Rosemberg; el español residente en la Florida
Joaquín José Martínez; el joven negro Larry Youngblood; el periodista negro
Mumia Abu-Jamal; decenas de patriotas puertorriqueños; el fundador del
movimiento de indígenas norteamericano Leonard Peltier, los cinco cubanos antiterroristas,
el revelador de documentos secretos de las fuerzas armadas de Estados Unidos
Bradley Manning y cientos más de ejemplos de presos políticos arbitrariamente
recluidos en las prisiones de Estados Unidos por delitos de conciencia.
La
serie de mentiras que el gobierno de Estados Unidos utilizó para ganar el apoyo
de la opinión en Estados Unidos para la guerra contra Irak (Armas de
destrucción masiva, vínculos de Saddam Hussein con Osama Bin Laden y tantas
otras) a nadie sorprendió, pero sí impresiona el hecho de que buena parte de la
población en Estados Unidos crea aún estas mentiras, que ya han sido
desmentidas hasta por el propio George W. Bush, el entonces inquilino de la
Casa Blanca.
Aún una parte considerable del pueblo estadounidense considera
justificada la guerra que lanzara Washington contra Osama Bin Laden, a un costo
de varios billones de dólares y muchos miles de bajas, pese a que ya se sabe
que la organización Al Qaeda -que ha sido aliada de Estados Unidos varias veces
antes y después de 9/11- tenía en 2001 menos de 430 miembros y casi seguramente
ninguno en Irak.
Es
incuestionable que, entre las primacías de que disfrutan los ciudadanos en los
Estados Unidos está la de ser el pueblo más mentido y manipulado del mundo
acerca de la realidad en el planeta que habita, aquel cuyo derecho a conocer la
verdad es violado más sistemáticamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario