De julio de 1921 El 'Desastre' del ejército acaba con más de 10.000
muertos
Actualizado: 22/07/2014 15:03 horas
Los camiones estaban
atravesados al frente de la carretera a su cruce con el río Igan. Volcados, con
los heridos de los días anteriores en sus interior rematados por los rifeños,
muchos de ellos degollados, sobresaliendo por las puertas o tirados en el
camino.
Cuando los soldados los
vieron, se derrumbaron, y el poco ánimo que les quedaba desapareció por
completo. La sombra de una estampida general, como el día antes en
Annual, recorrió la columna de 3.000 soldados que mandaba el general
Felipe Navarro y que se retiraba de forma desesperada, aunque esta vez con un
cierto orden, desde la fatídica plaza a Melilla, objetivo que no alcanzarían
nunca.
“Los 220 jinetes del Alcántara afrontaron
su destino con determinación: iban a morir lanzándose a descubierto contra los
rifles enemigos”
Muertos de miedo a su paso
por el río seco y atenazados por la espantosa visión de los heridos,
supuestamente evacuados esa misma mañana, el terror afloró con más fuerza
al tiempo que los miles de fusiles de los rifeños comenzaban a sonar desde
ambos lados de la carretera. Fue entonces cuando llegó la hora del Regimiento
de Cazadores Alcántara número 14.
La caballería, que mandaba
el teniente coronel Fernando Primo de Rivera, y que estaba formada en ese
momento por unos 220 jinetes, afrontó su destino con estoica determinación:
iban a morir lanzándose a descubierto contra el enemigo. Sus cargas suicidas
eran la única oportunidad para cubrir la retirada de los 3.000 soldados
que caminaban por la desértica carretera a duras penas, destrozados, exhaustos,
sin agua, bajo el sofocante sol del caluroso verano del Rif.
Carga del Regimiento de
Caballería Alcántara según el pincel de Augusto Ferrer-Dalmau.
De haber sucumbido al
pánico general y huir en desbandada para salvar sus vidas, los jinetes del
Alcántara habrían podido alcanzar la plaza de Batel, abandonando a la masacre
al resto de combatientes, que, sin orden ni concierto, como había sucedido el
día anterior durante el abandono de la plaza de Annual, habrían corrido
en todas direcciones en un dramático sálvese quien pueda, acribillados por los
hombres de Abd el-Krim.
La historia del cúmulo de
despropósitos es muy acorde a los dramáticos sucesos del Desastre de Annual:
una cadena de errores e irresponsabilidades por parte de los altos
mandos del Ejército que desembocó en la que posiblemente fue la peor derrota
de la historia militar de España y una de las más sonadas de todas las
guerras coloniales.
Aunque el llamado Desastre
de Annual se refiere solo al 22 de julio, la retirada comprende cuatro
episodios repartidos entre los días 17 de julio y 9 de agosto de 1921: Igueriben,
Annual, río Igan y Monte Arruit, en los que murieron entre 8.000 y
10.000 hombres.
La dramática secuencia
comenzó con el asedio de la posición de Igueriben, a unos 5 km de
Annual, que, cercada por los rifeños, sin apenas municiones, provisiones ni
agua, y sin poder ser socorrida por las cercanas fuerzas del general
Silvestre, cayó el 21 de julio. Los refuerzos solo podían acceder a través
de un empinado camino, que salvaba un desnivel de 200 metros, que dominaban los
rifeños, haciendo imposible cualquiera de los intentos por socorrer el blocao.
Ofensiva de Abd el-Krim
Ese mismo día, los 19.000
hombres al mando de Abd el-Krim cayeron desde las alturas sobre Annual,
el principal campamento de la región oriental, al mando del cual estaba el
comandante general de Melilla, el general Manuel Fernández Silvestre,
que ordenó la retirada antes de suicidarse o caer muerto por el enemigo,
un misterio sin resolver, puesto que su cuerpo no apareció nunca -ver núm 121
de La Aventura de la Historia, págs. 134-138-.
Silvestre había sido el
artífice de un espectacular e imprudente avance desde Melilla hasta
Annual a lo largo de la carretera que pasaba por Nador-Monte
Arruit-Titsuin-Batel-Dar Drius-Ben Tieb y Annual -ver infografía- camino que
habrían de recorrer de vuelta, de forma penosa, tratando de alcanzar Melilla y
hostigados continuamente por el enemigo.
Fueron ocho interminables
días, del 21 al 29 de julio: los que tardaron en recorrer los 60 km que
separaban Annual del fuerte de Monte Arruit, donde la columna de 3.000
supervivientes, escoltada por el regimiento Alcántara se refugió hasta el 9 de
agosto. Ya antes de la heroica carga del río Igan, los soldados de Fernando
Primo de Rivera se convirtieron prácticamente en la única unidad que tuvo
capacidad de respuesta a partir de la caída de Igueriben, preludio del masivo
ataque de las fuerzas rebeldes del Rif.
El alma de la retirada
Según el coronel de
caballería retirado Antonio Bellido, autor de El Alcántara en la retirada de
Annual (2005), basado íntegramente en el juicio contradictorio de 1930 y el
expediente Picasso (1922), cuando el general Silvestre supo de la situación
límite a la que se enfrentaba el comandante Benítez en Igueriben,
ordenó a la caballería, con base en Dar Drius, que acudiera a asegurar las
posiciones adyacentes -Yebel Uddía e Izummar-.
Tenían la misión de cubrir
su propia llegada desde Melilla, con el resto de fuerzas de Regulares
disponibles, para hacerse cargo de la situación y para poder organizar una
expedición de socorro a los hombres de Benítez. Los cinco escuadrones llegaron
a los alrededores de Annual y estuvieron preparados hasta el último momento
para cargar, loma arriba, en ayuda de los hombres del destacamento de Igueriben
que, mientras tanto, agotaban sus últimos cartuchos, literalmente,
después de haberse bebido la tinta, la colonia y sus propios orines,
tras cinco días de combate sin poder ser aprovisionados.
La situación, que ya era
trágica, comenzó a empeorar considerablemente. Desde Annualueron incapaces de
ayudar a los cercados. Sea como fuere, Benítez quedó abandonado a su
suerte y moriría junto a 339 de sus 350 soldados. Cuando cayó
definitivamente la posición, hacia las seis de la tarde del día 21, los
escuadrones del Alcántara fueron enviados de vuelta a Dar Drius.
Silvestre había comprendido de golpe que estaba rodeado,
en proporción de uno a cuatro, sin apenas provisiones, y quiso evitar que le
cortasen la eventual retirada por la carretera que iba de Annual a Ben Tieb,
Dar Drius, Batel, Titsuin, Monte Arruit, Nador y, finalmente, Melilla...
Fuente: www.elmundo.es
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