Querría traer a estas páginas digitales algo que he
leído, que parece una simple anécdota, pero que resulta preocupante y
representativo de cómo el franquismo sigue imperando en una parte de la
sociedad española y, especialmente, en algunos partidos políticos. (Foto: Prudencio
Morales).
nuevatribuna.es
| Por Antonio Mora Plaza |19 Julio 2014 - 18:22 h.
Foto:
Prudencio Morales.
Querría
traer a estas páginas digitales algo que he leído, que parece una simple
anécdota, pero que resulta preocupante y representativo de cómo el franquismo
sigue imperando en una parte de la sociedad española y, especialmente, en
algunos partidos políticos. El día 16 de julio ha escrito un artículo un tal
Emilio Lamo de Espinosa –apellidos que ya resultan preocupantes- titulado “La
legitimidad de la Monarquía”. Quiero ser breve porque el autor del artículo no
merece más consideración, pero brevedad sin dejar de ser reseñable. Intenta
defender y demostrar el autor la superioridad de la Monarquía sobre la
República a través de índices de supuesto reconocimiento internacional. El
primero que utiliza es el de un diario como The Economist, diario de
prestigio y de lectura obligada para los economistas, pero que no deja de tener
una orientación ideológica neoliberal que tampoco oculta. Recoge el Sr. Lamo de
Espinosa una clasificación de países según su “calidad democrática” y donde
aparecen clasificados en lugares de privilegio países que son monarquías como
Noruega, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Reino Unido, Japón Bélgica.
Otro índice que emplea es el de la universidad de Gotemburgo, donde se
dice que son tan democráticas el 50% de 40 monarquías que el 50% de 135
repúblicas. Incluso utiliza los índices de desarrollo humano para llevar
al ascua a su sardina de defensa de la Monarquía sobre la República, no por la
vía de la coherencia de lo que es un Estado de Derecho y/o de cualquier ética
aceptable, sino por la vía de un supuesto empirismo. Por último y en el colmo
del sarcasmo que se vuelve contra el articulista, es que emplea en España, para
defender supuestamente la monarquía española, un índice de Percepción de la
Corrupción para demostrar la bondad de las monarquías sobre las repúblicas,
justamente en la España de la infanta esposa de Urdangarín y el caso Noos. ¿Dónde
ha vivido este tal Lamo de Espinosa?
Hay
que decir que los países que enumera no están más desarrollados ni tienen más
calidad democrática –lo uno tiene alto grado de correlación con lo otro- por la
forma de Estado, sino porque cumplen algunas características: mantienen altas
cuotas de participación de lo público sobre el total de la economía, porque
tienen buenos sistemas de educación, porque son más equitativos en la
distribución de la renta, porque los índices de fraude fiscal son relativamente
bajos y porque –en la mayor parte de los casos, pero no en todos- llevan una
larga tradición democrática, donde sus democracias no fueron interrumpidas por
militares golpistas. El Sr. Lamo de Espinosa confunde todas estas cosas,
incluso acepta sin crítica lo subjetivo que pueden ser clasificaciones
cualitativas como son las de “la calidad democrática”. Pero donde este tipo
desbarra por completo es cuando aterriza en el caso español y dice
increíblemente que “Dos Repúblicas… destruidas desde dentro por la traición de algunos
de los que las impulsaron y… dieron pronto lugar a sendas guerras civiles”. No
menciona en ningún momento este tipo a los militares Sanjurjo, Franco, Queipo
de Llano, Kindelán, Mola, Varela, Yagüe, etc., militares golpistas, que
hicieron carrera algunos de ellos en África y que pasaron el Estrecho para
acabar con la II República, ateniéndonos a esta segunda ocasión en la que una
parte de los españoles intentaron traer la democracia. Salvo que lo que nos
intente decir es que Franco y sus secuaces lo que intentaron en realidad fue
salvar la República con más democracia pero que la cosa se les fue de la mano,
una mano alargada de 37 años de dictadura (1939-1976). Es una corriente de
opinión que ha surgido de pseudo-historiadores o simplones escritores como Pío
Moa o César Vidal. Lo grave es que el Sr. Lamo de Espinosa es ¡catedrático de
Sociología! ¿Cómo ha obtenido la cátedra este tipo siendo capaz de falsear la
historia como lo hace en el artículo? Parece urgente en España -y en muchos
países- la revisión de este estamento profesoral en las universidades, un
control de calidad de estos vitalicios cargos, que además está en contra del
neoliberalismo que muchos de ellos pregonan.
Más
grave es que esto se escriba en el periódico que más caché tiene internacionalmente.
Parece claro el escoramiento de el periódico El País con la nueva
dirección, intentando competir con El Mundo y el ABC como
representante del neoliberalismo intervencionista (a favor de lo privado) de la
derecha imperante y como portavoces del PP. Los dos primeros llevan ya tiempo
compitiendo por la portavocía oficiosa del PP y ahora parece que quiere sumarse
El País. Por supuesto que este periódico es libre de decir lo que quiera
y escribir en él a quien deje, pero los demás también tenemos el derecho de
ponerle en su sitio. Acaba rematando el artículo el autor afirmando sin pruebas
ni argumentos que “es más fácil que la Monarquía nos ayude a cruzar aguas
turbulentas que creer que, cambiándolas por una República, vamos a calmar las
olas y navegar mejor”. Aparte de poco original en la metáfora, la afirmación es
gratuita, porque se podría decir lo contrario con los mismos argumentos, es
decir, con ninguno. Preocupante y significativo de la situación en la que
estamos, incluso sin intentar establecer sus causas. El paro, los parados sin
ingresos, lo empleados con salarios insuficientes y la democracia son los
gravísimos cuatro problemas que tiene España. A su lado otras cosas parecen una
broma, aunque no lo sean. Y artículos como este en este medio de difusión
demuestran que el cuarto problema anunciado es acuciante. Hay que recuperar la
democracia que el PP franquista nos ha birlado aprovechando la crisis.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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