domingo, 20 de julio de 2014

UN EJEMPLO DE FRANQUISMO LATENTE Y PRESENTE

Querría traer a estas páginas digitales algo que he leído, que parece una simple anécdota, pero que resulta preocupante y representativo de cómo el franquismo sigue imperando en una parte de la sociedad española y, especialmente, en algunos partidos políticos. (Foto: Prudencio Morales).
nuevatribuna.es | Por Antonio Mora Plaza |19 Julio 2014 - 18:22 h.
Foto: Prudencio Morales.
Querría traer a estas páginas digitales algo que he leído, que parece una simple anécdota, pero que resulta preocupante y representativo de cómo el franquismo sigue imperando en una parte de la sociedad española y, especialmente, en algunos partidos políticos. El día 16 de julio ha escrito un artículo un tal Emilio Lamo de Espinosa –apellidos que ya resultan preocupantes- titulado “La legitimidad de la Monarquía”. Quiero ser breve porque el autor del artículo no merece más consideración, pero brevedad sin dejar de ser reseñable. Intenta defender y demostrar el autor la superioridad de la Monarquía sobre la República a través de índices de supuesto reconocimiento internacional. El primero que utiliza es el de un diario como The Economist, diario de prestigio y de lectura obligada para los economistas, pero que no deja de tener una orientación ideológica neoliberal que tampoco oculta. Recoge el Sr. Lamo de Espinosa una clasificación de países según su “calidad democrática” y donde aparecen clasificados en lugares de privilegio países que son monarquías como Noruega, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Reino Unido, Japón Bélgica. Otro índice que emplea es el de la universidad de Gotemburgo, donde se dice que son tan democráticas el 50% de 40 monarquías que el 50% de 135 repúblicas. Incluso utiliza los índices de desarrollo humano para llevar al ascua a su sardina de defensa de la Monarquía sobre la República, no por la vía de la coherencia de lo que es un Estado de Derecho y/o de cualquier ética aceptable, sino por la vía de un supuesto empirismo. Por último y en el colmo del sarcasmo que se vuelve contra el articulista, es que emplea en España, para defender supuestamente la monarquía española, un índice de Percepción de la Corrupción para demostrar la bondad de las monarquías sobre las repúblicas, justamente en la España de la infanta esposa de Urdangarín y el caso Noos. ¿Dónde ha vivido este tal Lamo de Espinosa?
Hay que decir que los países que enumera no están más desarrollados ni tienen más calidad democrática –lo uno tiene alto grado de correlación con lo otro- por la forma de Estado, sino porque cumplen algunas características: mantienen altas cuotas de participación de lo público sobre el total de la economía, porque tienen buenos sistemas de educación, porque son más equitativos en la distribución de la renta, porque los índices de fraude fiscal son relativamente bajos y porque –en la mayor parte de los casos, pero no en todos- llevan una larga tradición democrática, donde sus democracias no fueron interrumpidas por militares golpistas. El Sr. Lamo de Espinosa confunde todas estas cosas, incluso acepta sin crítica lo subjetivo que pueden ser clasificaciones cualitativas como son las de “la calidad democrática”. Pero donde este tipo desbarra por completo es cuando aterriza en el caso español y dice increíblemente que “Dos Repúblicas… destruidas desde dentro por la traición de algunos de los que las impulsaron y… dieron pronto lugar a sendas guerras civiles”. No menciona en ningún momento este tipo a los militares Sanjurjo, Franco, Queipo de Llano, Kindelán, Mola, Varela, Yagüe, etc., militares golpistas, que hicieron carrera algunos de ellos en África y que pasaron el Estrecho para acabar con la II República, ateniéndonos a esta segunda ocasión en la que una parte de los españoles intentaron traer la democracia. Salvo que lo que nos intente decir es que Franco y sus secuaces lo que intentaron en realidad fue salvar la República con más democracia pero que la cosa se les fue de la mano, una mano alargada de 37 años de dictadura (1939-1976). Es una corriente de opinión que ha surgido de pseudo-historiadores o simplones escritores como Pío Moa o César Vidal. Lo grave es que el Sr. Lamo de Espinosa es ¡catedrático de Sociología! ¿Cómo ha obtenido la cátedra este tipo siendo capaz de falsear la historia como lo hace en el artículo? Parece urgente en España -y en muchos países- la revisión de este estamento profesoral en las universidades, un control de calidad de estos vitalicios cargos, que además está en contra del neoliberalismo que muchos de ellos pregonan.
Más grave es que esto se escriba en el periódico que más caché tiene internacionalmente. Parece claro el escoramiento de el periódico El País con la nueva dirección, intentando competir con El Mundo y el ABC como representante del neoliberalismo intervencionista (a favor de lo privado) de la derecha imperante y como portavoces del PP. Los dos primeros llevan ya tiempo compitiendo por la portavocía oficiosa del PP y ahora parece que quiere sumarse El País. Por supuesto que este periódico es libre de decir lo que quiera y escribir en él a quien deje, pero los demás también tenemos el derecho de ponerle en su sitio. Acaba rematando el artículo el autor afirmando sin pruebas ni argumentos que “es más fácil que la Monarquía nos ayude a cruzar aguas turbulentas que creer que, cambiándolas por una República, vamos a calmar las olas y navegar mejor”. Aparte de poco original en la metáfora, la afirmación es gratuita, porque se podría decir lo contrario con los mismos argumentos, es decir, con ninguno. Preocupante y significativo de la situación en la que estamos, incluso sin intentar establecer sus causas. El paro, los parados sin ingresos, lo empleados con salarios insuficientes y la democracia son los gravísimos cuatro problemas que tiene España. A su lado otras cosas parecen una broma, aunque no lo sean. Y artículos como este en este medio de difusión demuestran que el cuarto problema anunciado es acuciante. Hay que recuperar la democracia que el PP franquista nos ha birlado aprovechando la crisis.




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