Se aproxima galopante la fecha por el referendum
Jueves,
31 de julio de 2014
Edimburgo.
Nada hace presagiar en las calles que esta pintoresca ciudad escocesa pueda
convertirse en la capital de un nuevo Estado europeo en apenas dos meses,
cuando sus habitantes acudan a las urnas para decidir si Escocia debe ser o no
un país independiente.
Por Pablo Rodero Sardinero- Edimburgo (Escocia) - El
18 de septiembre, Escocia está llamada a decidir si quiere independizarse del
Reino Unido, una opción percibida como una oportunidad por los grupos de
izquierda.
Edimburgo. Nada hace presagiar en las calles que esta
pintoresca ciudad escocesa pueda convertirse en la capital de un nuevo Estado
europeo en apenas dos meses, cuando sus habitantes acudan a las urnas para
decidir si Escocia debe ser o no un país independiente.
Las pocas banderas nacionales que se pueden ver ondean en
las tiendas de souvenirs y, aunque se han vuelto cada vez más frecuentes, las
conversaciones sobre la independencia rara vez son encendidos debates en torno
a cuestiones identitarias, sino tranquilas charlas sobre asuntos más
prácticos.
“Creo que esta particular campaña por la independencia no ha
sido presentada, ni siquiera por parte del Partido Nacional Escocés (SNP), de
una forma nacionalista”, declara Pat Smith, portavoz de la Radical
Independence Campaign (RIC), una agrupación de colectivos
izquierdistas y militantes individuales a favor de la independencia.
“Yo no soy una nacionalista y creo que mucha gente
dentro de la campaña tampoco lo ve así. No creo que querer la autodeterminación
sea nacionalista”, argumenta, con una chapa en la solapa con el
anagrama de la campaña pro-independentista “Yes” sobre un
aséptico fondo amarillo.
Independentistas, pero no nacionalistas. De
esta forma se autodefine la izquierda escocesa que, desde organizaciones
parlamentarias y extraparlamentarias, está haciendo campaña a favor de la
independencia del Reino Unido junto al SNP, el partido gobernante con mayoría
absoluta en el parlamento regional de Edimburgo desde 2011.
Cambios
sociales
Un sentimiento práctico y la esperanza de que la independencia abra el camino hacia cambios sociales más amplios imperan en un conglomerado de fuerzas políticas que va desde la plataforma extraparlamentaria RIC hasta Labour for Independence. Este último colectivo, liderado por Allan Grogan, está compuesto por miembros y votantes del Partido Laborista que rechazan la línea oficial del partido, defensor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido
Un sentimiento práctico y la esperanza de que la independencia abra el camino hacia cambios sociales más amplios imperan en un conglomerado de fuerzas políticas que va desde la plataforma extraparlamentaria RIC hasta Labour for Independence. Este último colectivo, liderado por Allan Grogan, está compuesto por miembros y votantes del Partido Laborista que rechazan la línea oficial del partido, defensor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido
“Si, por ejemplo, la situación fuera
diferente en el Reino Unido y hubiera un gobierno socialista en Westminster y
estuviéramos trabajando para construir una sociedad más igualitaria, probablemente
votaría ‘No’”, declara Grogan, miembro del Partido
Laborista, aunque muy crítico con lo que considera como un “alejamiento
de sus raíces” por parte del partido desde los tiempos de Tony
Blair. “Esto no va sobre Braveheart para mí, va sobre cómo
podemos crear una sociedad más justa”, explica el líder de
Labour for Independence.
Aunque no sea el grupo más numeroso, Labour
for Independence representa al sector llamado a decidir el resultado
final del referéndum, que tendrá lugar el próximo 18 de septiembre. Con las
encuestas favorables a los unionistas, la gran esperanza de los
independentistas para desequilibrar la balanza es el desencanto de los votantes
de la principal fuerza política en los últimos 60 años en Escocia: el
laborismo.
Asentado sobre el poderoso sindicalismo escocés,
que combatió hasta ser derrotado las medidas neoliberales de Margaret Thatcher
en los años 80, el laborismo fue la fuerza hegemónica al norte de la frontera
con Inglaterra hasta que los nacionalistas irrumpieron en 2007 de la mano de
Alex Salmond. Decepcionados por el giro a la derecha del partido en materia
económica en los últimos años, muchos antiguos votantes laboristas apoyaron al
SNP en las pasadas elecciones.
Aunque sólo un cuarto de los votantes laboristas en 2011
tiene in- tención de votar ahora a favor de la independencia, un porcentaje
similar aún no ha decidido por qué opción decantarse en el referéndum.
Resultados
ajustados
“En el primer referéndum [por la creación de un
parlamento escocés en 1979], la izquierda se opuso a la devolución de poderes
porque se consideraba que las reformas socialdemócratas tenían más opciones de
ser impulsadas por organizaciones obreras a nivel británico”,
explica Colin Fox, portavoz nacional del Scottish
Socialist Party (SSP), una formación política ubicada a la izquierda
del SNP sin representación parlamentaria en la actualidad.
“Ahora, 30 años después, toda la izquierda está
abogando por la independencia, porque estas organizaciones han desaparecido y
el Partido Laborista ya no es visto como un partido con credibilidad para
impulsar políticas socialdemócratas”.
Pero, ¿qué garantías hay de que una Escocia
independiente permitirá crear una sociedad más igualitaria?
Para Pat Smith, de RIC, “el
estado de ánimo que tienes cuando logras algo significativo te hace querer
llevar adelante algo más. No queremos sólo un voto por la independencia y
volver a nuestros asuntos. Queremos seguir luchando [tras el referéndum]”,
apunta.
En caso de victoria del “sí”
en el referéndum, daría comienzo un proceso de negociaciones que culminaría con
la declaración oficial de independencia en 2016 y la convocatoria de las
primeras elecciones generales en Escocia. El día 20 de septiembre, dos días
después del referéndum, habrá una conferencia de numerosos grupos de izquierda
en Edimburgo donde se decidirá “la táctica a seguir en las consiguientes
negociaciones y se designará a los delegados”, según explica
Colin Fox. “El SNP quiere desmovilizar a la izquierda tras el referéndum y hacer
una gran coalición negociadora con los partidos unionistas. Lo que la
izquierda debe considerar es qué es y cuál es el límite de lo que se acuerda en
Londres”, declara el líder del SSP.
Pero antes, los secesionistas deberán
lograr dar la vuelta a los resultados que marcan a estas alturas los sondeos y
el tiempo que tienen para ello es cada vez más reducido. “Las encuestas se
están acercando”, afirma Allan Grogan. “Hay una
enorme diferencia entre lo que marcan las encuestas y lo que yo percibo en la
calle hablando con la gente”.
La intuición de Grogan y especialmente ese aún
alto porcentaje de indecisos son a lo que se agarran los
independentistas para poder poner en práctica algún día sus proyectos políticos
en la nueva Escocia independiente.
Diagonal
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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