La incógnita es si
esta sentencia acabará definitivamente con el caciquismo gallego
A.R. |
31/07/2014
El ex presidente de la Diputación de Ourense y ex presidente provincial del
PP, José Luis Baltar, ha sido condenado a 9 años de inhabilitación especial por
prevaricación continuada al contratar a dedo a 104 personas para trabajar en
‘su’ Diputación. Los contratos se hicieron entre los meses de enero y marzo de
2010 y no hubo ni convocatoria pública, ni posiciones ni publicidad a las
plazas. La Diputación de Ourense llegó a tener una plantilla disparatada con,
por ejemplo, varios porteros para una misma puerta.
Trabajo a cambio de votos
Baltar practicó durante décadas, prácticamente todo lo que llevamos de Democracia, un sistema caciquil con el que controlaba toda la provincia: puestos de trabajo a cambio de votos. La provincia de Ourense tiene una de las rentas per cápita más bajas de España y su población sigue siendo eminentemente rural y envejecida. Si los habitantes de una aldea necesitaban alumbrado público o que les asfaltaran la carretera, ya sabían a quien pedírselo y que tenían que hacer: pedírselo a Baltar y votar al PP. De esta forma Baltar consiguió para el Partido Popular unos porcentajes de votos espectaculares, de los mayores de España, votos que además le hacían fuerte a él dentro del PP gallego. El propio José Luis Baltar llegó a definirse como un “cacique bueno” si por caique se entendía alguien que ‘solo’ pretendía ayudar a los vecinos.
Baltar practicó durante décadas, prácticamente todo lo que llevamos de Democracia, un sistema caciquil con el que controlaba toda la provincia: puestos de trabajo a cambio de votos. La provincia de Ourense tiene una de las rentas per cápita más bajas de España y su población sigue siendo eminentemente rural y envejecida. Si los habitantes de una aldea necesitaban alumbrado público o que les asfaltaran la carretera, ya sabían a quien pedírselo y que tenían que hacer: pedírselo a Baltar y votar al PP. De esta forma Baltar consiguió para el Partido Popular unos porcentajes de votos espectaculares, de los mayores de España, votos que además le hacían fuerte a él dentro del PP gallego. El propio José Luis Baltar llegó a definirse como un “cacique bueno” si por caique se entendía alguien que ‘solo’ pretendía ayudar a los vecinos.
¿El fin de un modelo?
En Galicia el sistema caciquil funcionó especialmente en las provincias más rurales y a la vez más pobres: Lugo y Ourense. En Lugo mandaba Francisco Cacharro Pardo y en Ourense Baltar. Tal llegó a ser su poder dentro del PP gallego que se constituyeron dos sectores durante la época de Fraga, los de la ‘boina’ y los del ‘birrete‘. Los de la boina eran Cacharro y Baltar, los del birrete los ‘pijos’ de Coruña y Santiago, entre los que estaba Rajoy.
Cacharro Pardo está fuera de la política y la sentencia de inhabilitación parece marcar el principio de otra época en Ourense. Solo ‘parece’ porque el hijo de José Luis Baltar, Manuel Baltar, ha heredado la presidencia del PP y de la Diputación de Ourense.
En Galicia el sistema caciquil funcionó especialmente en las provincias más rurales y a la vez más pobres: Lugo y Ourense. En Lugo mandaba Francisco Cacharro Pardo y en Ourense Baltar. Tal llegó a ser su poder dentro del PP gallego que se constituyeron dos sectores durante la época de Fraga, los de la ‘boina’ y los del ‘birrete‘. Los de la boina eran Cacharro y Baltar, los del birrete los ‘pijos’ de Coruña y Santiago, entre los que estaba Rajoy.
Cacharro Pardo está fuera de la política y la sentencia de inhabilitación parece marcar el principio de otra época en Ourense. Solo ‘parece’ porque el hijo de José Luis Baltar, Manuel Baltar, ha heredado la presidencia del PP y de la Diputación de Ourense.
¿Cambio de mentalidad?
Hace una década hubiera sido inimaginable para los gallegos ver a Baltar sentado en un banquillo y condenado por enchufar. Porque el enchufismo ha formado parte de la sociología gallega hasta hace no mucho. Para el ciudadano corriente y moliente, especialmente en el medio rural, tener la carretera asfaltada, la luz, puestos de trabajo y demás no era un derecho como ciudadano, sino una potestad que estaba en manos del poderoso. Había que pedírselo por favor y darle algo a cambio, el voto. Da la impresión que muchas cosas están cambiando, también en Ourense.
Hace una década hubiera sido inimaginable para los gallegos ver a Baltar sentado en un banquillo y condenado por enchufar. Porque el enchufismo ha formado parte de la sociología gallega hasta hace no mucho. Para el ciudadano corriente y moliente, especialmente en el medio rural, tener la carretera asfaltada, la luz, puestos de trabajo y demás no era un derecho como ciudadano, sino una potestad que estaba en manos del poderoso. Había que pedírselo por favor y darle algo a cambio, el voto. Da la impresión que muchas cosas están cambiando, también en Ourense.
Fuente: www.elplural,com
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