Por Juan
Torres López | Si
Rajoy no mintiera diría otra cosa: “La crisis termina pero para el 10% más rico
de la población y para el 4,35% de las empresas.
nuevatribuna.es
| Juan Torres López | 31 Octubre 2013 - 11:26 h.
Critican a
Rajoy por falta de carisma pero hay quien asegura que tiene mano de santo y
hace cosas fuera de lo común.
Es normal
creerlo. Parece fruto de una intervención paranormal que él y sus compañeros no
hayan sido condenados después de existir tantas pruebas de que todos ellos y su
partido se han financiado de modo irregular durante años. O que el político que
es capaz de decir que en Fukushima no hay por qué preocuparse porque no hay
problemas de radiación nuclear no haya provocado todavía un desastre nacional.
Y también
parece milagrosa la recuperación de la economía española que Rajoy afirma que
empieza a producirse.
Tengamos en cuenta
que estamos donde estamos porque miles de empresas han cerrado despidiendo a
millones de trabajadores al no disponer ni de financiación ni de demanda
suficiente y que lo que nos dice Rajoy es que estamos sanando sin que se haya
recuperado el crédito, ni la demanda, ni el empleo, cuando la inversión y el
gasto público productivo se vienen abajo, cuando en 2014 cerrarán un 25% más de
empresas que este año, cuando ya hay 3 millones de personas viviendo con menos
de 307 euros mensuales y el doble de pobres que en 2007.
Verdaderamente,
si lo que está diciendo Rajoy es cierto y en 2014 la economía española ya se ha
recuperado de estos problemas, que son la crisis, nos encontraremos sin lugar a
dudas frente a una cura que solo podrá calificarse de milagrosa.
No quisiera
ser yo quien truncara el halo de santidad que igual comienza a rodear a Mariano
Rajoy pero no puedo callar que, a mi modesto entender, tras el anuncio de la
recuperación de nuestra economía (como tras de otros hechos de apariencia
sobrenatural) no hay milagro sino trileros repitiendo muchas veces la misma
mentira.
Es verdad
que se están creando las bases y haciendo todo lo posible para que recalen en
España fondos inversores (buitres los llaman algunos) dispuestos a comprar lo
poco que ya nos queda por vender y con mucho dinero fresco para hacer negocios
rápidos con lo que sea, y que eso hará que el PIB suba unas décimas en los
próximos trimestres.
Pero una
cosa es decir que hemos salido de la crisis por ello y otra que hayamos
superado los problemas y destrozos que la crisis nos ha causado.
Aunque sea
cierto que un empujoncito a tiempo ha hecho que el PIB registre una décima de
crecimiento positivo que permite decir que técnicamente hemos salido de la
recesión, y aunque siguiera aumentando por la entrada de capitales que se pueda
estar produciendo, los males de fondo van a seguir existiendo porque no se ha
resuelto ni uno solo de los problemas que los provocan, porque esos capitales
no van a crear actividad productiva ni empleo y porque ni siquiera es seguro
que vayan a llegar en suficiente cantidad como para hacerse notar. Dejarán
buenos beneficios en bancos, comisionistas y grandes propietarios, pero nada
más.
La
producción industrial y el consumo caen, la deuda pública no deja de subir, un
representante del FMI advierte del futuro negrísimo de las empresas españolas,
pues el 41% de su deuda es materialmente impagable. Y el saldo comercial
exterior que se vitorea como el nuevo motor del crecimiento tiene una cara
negativa que el Gobierno esconde. La gran bajada de salarios permite que
algunas empresas españolas vendan más fuera. Pero se olvida que la mayor parte
de sus rendimientos no vuelven, que el saldo positivo deriva casi todo de que
compramos menos porque somos más pobres, que las empresas que se dedican a la
exportación son muy pocas (4,35% del total) y muchas menos las que lo hacen
regularmente (1,21%). Las demás, el 95,65%, no solo no se benefician de la
recuperación por la vía de vender fuera de España sino que los salarios bajos
las arruinan porque casi todo lo que venden es gracias a ellos.
Si Rajoy no
mintiera diría otra cosa: “La crisis termina pero para el 10% más rico de la
población y para el 4,35% de las empresas. Lo siento por los demás, pero mi
partido trabaja para quien le paga”.
Fuente: http://www.nuevatribuna.es/
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