Un nuevo estudio
publicado en la revista 'Plos One' afirma que más dinero genera mayores
aspiraciones, lo que lleva a la decepción y una caída de la satisfacción con la
vida si no se cumplen esas aspiraciones.
nuevatribuna.es | 28
Noviembre 2013 - 12:01 h.
Economistas
han arrojado luz sobre la controvertida cuestión de si el dinero puede comprar
la felicidad. Un nuevo estudio publicado en la revista 'Plos One' fija el
límite económico para ser feliz en 36.000 dólares (unos 26.500 euros) del
Producto Interior Bruto (PIB) per cápita.
Un
análisis dirigido por Eugenio Proto, del 'Centre for Competitive Advantage
in the Global Economy' de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, y Aldo
Rustichini, de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, concluye que,
como era de esperar en los países más pobres la satisfacción de vida aumenta
a medida que la riqueza de un país crece y la gente es capaz de cubrir sus
necesidades básicas.
Sin
embargo, el nuevo hallazgo sorprendente es que una vez que el ingreso alcanza
un nivel determinado, de alrededor de 36.000 dólares, ajustado por
paridad de poder adquisitivo (PPP), los niveles de satisfacción de vida
llegan a la cima, de lo cual se desprende que disminuye ligeramente en los
países muy ricos.
Según
las cifras más recientes, Reino Unido tiene un PIB ajustado por PPA per cápita
de aproximadamente 37.000 dólares. Los investigadores encuentran evidencia
sugestiva de que este descenso de felicidad en los países más ricos se debe
a que más dinero genera mayores aspiraciones, lo que lleva a la decepción y una
caída de la satisfacción con la vida si no se cumplen esas aspiraciones.
"Nuestro
nuevo análisis tiene un hallazgo muy sorprendente del que no se ha informado
antes, que la satisfacción de la vida parece sumergirse más allá de un cierto
nivel de riqueza", destacó Proto. Según este experto, su trabajo deja
eviedencia de que esto se debe a los cambios en los niveles de aspiración de
las personas que viven en los países más ricos, de forma que, a medida que los
países se hacen más ricos, los mayores niveles de PIB conducen a una mayor
aspiración.
QUERER
MAS DE LO QUE SE TIENE ENTRISTECE
"Pero
esta brecha de aspiración, la diferencia entre los ingresos reales y los
ingresos que nos gustaría tener, carcome los niveles de satisfacción de
vida", advirtió este investigador. En otras palabras, a lo que aspiramos
se convierte en un blanco móvil que se aleja más rápido en los países más
ricos, causando la disminución de la felicidad que se ha detectado en este
análisis.
El
estudio encontró que las personas en los países con un PIB per cápita inferior
a 6.700 dólares eran un 12 por ciento menos propensas a registrar el
mayor nivel de satisfacción con la vida que en los países con un PIB per cápita
de alrededor de 18.000 dólares.
Sin
embargo, una vez que los países alcanzan alrededor de 20.400 dólares PIB per
cápita, el aumento de la felicidad que se supone que conlleva el incremento
de la riqueza es menos obvio. Entre este nivel y el más alto de PIB per cápita
(54.000 dólares), la probabilidad de notificar el mayor nivel de satisfacción
con la vida cambia no más de un dos por ciento.
LA
RIQUEZA NO MEJORA LA SATISFACCIÓN VITAL
Esto
se corresponde en líneas generales a la conocida paradoja de Easterlin,
que plantea que la relación entre satisfacción con la vida y el PIB es más o
menos plana en los países más ricos. La riqueza, en lugar de servir para
aumentar o mantener la felicidad como se ha señalado en otros estudios, este
análisis encuentra una pequeña caída en la satisfacción vital una vez que los
países van más allá de un nivel de PIB per cápita de alrededor de 36.000
dólares.
Los
investigadores utilizaron datos sobre la satisfacción de vida recogidos en la
Encuesta Mundial de Valores y las cifras del PIB se analizan como cuantiles, un
nuevo enfoque para mirar este asunto. Al estudiar los datos de esta forma, los
autores fueron capaces de evitar la imposición de restricciones sobre el modelo
econométrico.
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