Salva Artacho
29 de noviembre de 2013
Para traer la República es
necesario que los republicanos alcemos la voz, nos organicemos y confluyamos
todos con las otras fuerzas progresistas en un pacto por la República.
Teniendo siempre presente
que la historia y la memoria deben formar parte de nuestras formaciones
políticas republicanas para no repetir errores, que sin duda se cometieron,
unas veces por exceso de buena fe, otras por dogmatismo partidario, otras por
inexperiencia... Si queremos triunfar como causa republicana no nos puede volver
a ocurrir, y por ello debemos presentarnos ante nuestro pueblo con las ideas
claras y recogiendo el mayor arco posible de adhesiones.
La República Española no
será obra solo de la izquierda, porque entonces vamos a tardar mucho, mucho
tiempo, y además no todos los republicanos españoles son de izquierdas.
La República como sistema y
forma de gobierno forma parte de la cultura política de todos los ciudadanos
progresistas, y por ende de la izquierda política, pero no tenemos la
exclusividad de la marca, cosa que con relativa frecuencia olvidamos.
La República nos convierte
en ciudadanos libres, abandonando la condición de súbditos, nos hace a todos
iguales en obligaciones y derechos, nos permite una verdadera participación,
nos dota de un parlamento democrático y responsable ante los electores, nos
abre el acceso a una justicia desprovista de la la injusticia actual, nos
obliga defender la democracia política profundizándola haciéndola extensiva a
la democracia económica, lo que nos llevará a conseguir la verdadera
solidaridad inter-ciudadana.
Son muchos las personas que
se sienten desengañadas del actual sistema y sus nefastas consecuencias
político-sociales y que van tomando conciencia de la disparidad arbitraria y
sin razón de una monarquía y de sus sucesivos gobiernos a esta altura de la
historia. No solo por el derroche de la fastuosidad de su presencia, sino
también por el nepotismo, la corrupción y la desigualdad que se crea y
acrecienta a su sombra.
Para conseguir el objetivo
de su supresión y la recuperación del Estado Republicano, tendremos que
confluir con generosidad y respeto con los que se reclaman del republicanismo,
con todos los ciudadanos de progreso, con los que están hasta la coronilla de
reyes, duques, zarzuelas, sainetes de mal gusto, de corruptos y de que en
España el trabajo sea una mercancía con la que juegan a su gusto y capricho
banqueros y capitalistas sin escrúpulos.
La República es, sin duda,
la forma de gobierno más progresista de la historia política de la humanidad,
pero también puede ser un tope “legal “para no avanzar a hacia las mejoras
sociales que su propia idiosincrasia lleva implícitas, solo hay que mirar hacia
otras “repúblicas” del entorno para obtener un visión de lo que queremos y de
lo que no queremos.
Conquistarla, ponerla en
marcha, profundizarla y consolidarla es la tarea a la que estamos llamados los
aspirantes a la condición de ciudadanos libres. Si los republicanos orillados a
la izquierda somos los más, convencemos a más ciudadanos de nuestro programa,
será más progresista, libre, justa e igualitaria. Si al contrario trabajamos
por nuestra individualidad política partidaria, por rivalidades personales, por
“verdades absolutas” de las que nos creemos representantes “únicos”, perderemos
el hilo de la historia y otros vendrán y se llevarán el estado a la otra orilla
y las diferencias con la denostada monarquía solo serán diferencias formales,
porque no se darán avances que profundicen la libertad, la igualdad, la
fraternidad, la solidaridad, la democracia económica, la cultura...
A la unidad y al trabajo
por la República estamos llamados todos los ciudadanos que presumimos de
conciencia política y de amantes de la libertad, de la respuesta generosa que
demos dependerán los resultados de una u otra República.
¡Salud y República!
Fuente: salvaartacho.blogspot.com.es
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