29 de noviembre de 2013
Por Vicenç Navarro.
Catedrático de
Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The
Johns Hopkins University
Existe hoy un ambiente
de euforia en los círculos económicos y financieros y, por lo tanto, también en
los círculos políticos de mayor peso en el establishment español, basado en la
percepción de que la Eurozona –como colectividad económica y monetaria- se está
recuperando y, como parte de esta recuperación, la economía española también
está saliendo del hoyo.
Las voces optimistas
en la Eurozona son abundantes entre aquellas autoridades que han presionado más
por las políticas de austeridad (es decir, recortes de gasto público –incluyendo
el social-, disminución de las pensiones y reducción de los salarios), y que
ven esta supuesta recuperación como prueba de la sabiduría de las políticas
que, por cierto, han sido impuestas a las poblaciones de los países de la
Eurozona (y digo impuestas porque en ninguno de estos países los partidos
gobernantes que las llevan a cabo tenían tales políticas en su programa
electoral).
Hay múltiples ejemplos
de estas autoridades y su optimismo. El Sr. José Manuel Durão Barroso, un
hombre de derechas, Presidente de la Comisión Europea, declaró el pasado 11 de
septiembre que “los últimos datos económicos muestran que los sacrificios
realizados hasta ahora están dando sus frutos”. El Sr. Wolfgang Schäuble,
Ministro de Finanzas del gobierno alemán y uno de los arquitectos e
inspiradores de dichas políticas de austeridad a nivel europeo, también celebra
en las páginas del Financial Times la recuperación económica,
escribiendo que “lo que estamos ahora viendo es lo que ya dijimos que
ocurriría. Las políticas fiscales y las reformas estructurales están
llevándonos a esta recuperación, habiendo sembrado las bases para un
crecimiento económico estable” (FT. “Ignore the doomsayers: Europe is being
fixed”. 16.09.13). Para el Sr. Ministro alemán, una política fiscal correcta es
poner como objetivo central de la política gubernamental bajar el déficit y la
deuda pública a base de recortes y más recortes del gasto público, y por
reformas estructurales necesarias entiende el debilitamiento del mundo del
trabajo para permitir la reducción de los salarios, políticas todas ellas
promovidas por el gobierno alemán, por el Consejo Europeo, por la Comisión
Europea, por el Banco Central Europeo, y por el gobierno español. En realidad,
el Sr. Luis de Guindos, Ministro de Economía y Competitividad, también ha
declarado al Financial Times que “España ya comienza a ver el fruto de
nuestras políticas” (FT., 04.09.13).
Esta percepción de
recuperación y este optimismo aparecen no solo entre las derechas, sino
también en amplios sectores de las izquierdas. Por ejemplo, en Catalunya, el
catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep
Oliver Alonso, uno de los economistas más influyentes en las áreas económicas
del Partido Socialista de Catalunya (el PSC) y que fue asesor económico del
gobierno del Tripartito, y que ha sido una de las voces más insistentes en
llevar a cabo tales políticas, promovidas por el gobierno alemán (celebró la
victoria de la candidata Merkel como un buen indicador para el futuro de la
Eurozona), ha indicado, en una entrevista televisiva en la cadena de televisión
pública del gobierno de la Generalitat de Catalunya, TV3, que la economía
española crecerá el próximo año fiscal un 1,3%, una estimación mayor que la
proyectada por el gobierno Rajoy, que es un 0,7%, y ello, de nuevo, como
resultado de las medidas de austeridad y reformas del mercado laboral que ha
estado proponiendo.
Miremos
los datos: ¿dónde está la recuperación, y de dónde deriva, si es que existe?
Martin Wolf, el
comentarista en jefe de economía del Financial Times, hace una crítica
devastadora de este falso optimismo, crítica que no ha aparecido en nuestros
mayores medios. Para entender lo que está ocurriendo hay que entender a dónde
nos han llevado las políticas de austeridad y reformas estructurales a los
países de la Eurozona. Y los datos muestran esta realidad. Como bien señala
Martin Wolf, el PIB de la Eurozona ha bajado un 13% respecto a su tendencia
previa a la crisis (en España este bajón ha sido de 7,5% respecto a su pico
pre-crisis; en Portugal un 7,6%; en Irlanda un 8,4%; en Italia un 8,8%; y en
Grecia un 23,4%). Estos porcentajes de pérdida de riqueza son enormes, causados
en gran parte por aquellas políticas que podrían haberse prevenido si se
hubieran desarrollado políticas de expansión de signo opuesto, como ocurrió en
crisis financieras y económicas anteriores, tales como el New Deal, en EEUU
(con el Presidente Roosevelt), y en el periodo post II Guerra Mundial en Europa
con el Plan Marshall. El haber llevado a cabo políticas de signo contrario ha
contribuido en gran manera a este bajón tan notable.
Una consecuencia de
aquellas políticas ha sido un enorme crecimiento del desempleo, un gran bajón
de los salarios y una gran reducción de la demanda. El desempleo en la Eurozona
ha subido a un 12% (en España a un 26,3%; en Grecia a un 27,9%; en Portugal a
un 16,5%; en Irlanda a un 13,8%; y en Italia a un 12%). Y en la mayoría de
estos países, el desempleo entre los jóvenes dobla estas cifras. (Es
interesante subrayar que las mismas voces que señalan que las pensiones no se
podran pagar porque hay demasiados ancianos y pocos jóvenes, apoyan políticas
que crean un gran desempleo entre los jóvenes –un 56% en España, mostrando que
el mayor problema para la sostenibilidad de las pensiones no es la escasez de
jóvenes, sino la escasez de puestos de trabajo para los jóvenes y la
precariedad y bajos salarios de estos jóvenes).
La justificación
económica para llevar a cabo las políticas de claro corte neoliberal
(austeridad más bajos salarios) era incrementar la competitividad y exportar
más, y con ello estimular la economía. Es la misma política que se siguió en
América Latina en los años noventa, hasta que fueron interrumpidas por
gobiernos de izquierda, con programas expansivos que permitieron a aquellos
países salir de la crisis. Pero, como bien señala Martin Wolf, Irlanda ha
recuperado su competitividad y sus exportaciones han aumentado
considerablemente. Y en cambio, su crecimiento económico está estancado, y ello
resultado del estancamiento del mayor motor económico y de producción de
empleo, que es la demanda doméstica, determinada por el nivel salarial, la tasa
de ocupación y el gasto público. A no ser que estas tres variables mejoren, las
economías no se recuperarán.
El famoso “milagro
alemán” que se atribuye erróneamente a las reformas Schröder, tuvo poco que ver
con el supuesto éxito de aquellas reformas. De nuevo, cuando dichas reformas se
realizaron, Alemania tenía una ligera recesión, no la depresión que existe
ahora en los países periféricos. Y Alemania no tenía ningún problema en
financiarse. Los países periféricos están en depresión, y debido a la negativa
del Banco Central Europeo a proteger a los Estados frente a la especulación
financiera, comprando bonos públicos, estos países no pueden salir de la crisis
con las medidas que llevó a cabo aquel gobierno. Comparar la situación de
Alemania de los años 2000 con la de los países PIGS es, como bien subraya
Martin Wolf, un absurdo. Estos países no pueden salir de la crisis a base de
exportaciones. Y España es un ejemplo de ello. Las exportaciones han subido y
subido y la economía está estancada, pues el mayor problema económico de estos
países es la falta de demanda doméstica, que está relacionada con el enorme
deterioro del mercado de trabajo, creado precisamente por las reformas
neoliberales.
De ahí que el mayor
problema que existe en la Eurozona, y muy en especial en los países de la
periferia, sea el desempleo (al cual ahora se añade el descenso de la población
que trabaja, y el descenso de los salarios). Estos son los problemas económicos
(además de sociales y humanos) que hoy existen y que las políticas que se están
llevando a cabo están empeorando. El bajísimo crecimiento económico que se
prevé es insignificante para resolver aquellos problemas. Esta es la realidad
ignorada, cuando no ocultada, en los centros donde tal sabiduría convencional
se reproduce.
*Artículo
publicado en la revista SISTEMA el 11 de octubre de 2013
Fuente: www.publico.es
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