Por Oscar
Lanza | El Derecho a la Salud
significa que los estados y sus gobiernos tienen la responsabilidad de crear
las condiciones que permitan a todas las personas vivir lo más saludablemente
posible.
nuevatribuna.es | 24 Noviembre 2013 - 18:55 h.
A partir del
año 2010 viene cobrando fuerza la iniciativa para desarrollar una “Convención
Marco de Salud Global” (FCGH). Esta convención abordaría temas tan importantes
como que la Salud se entienda y ejercite como un Derecho Humano Fundamental
dentro de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de segunda
generación. El Movimiento por la Salud de los Pueblos (People’s Health Movement
– PHM) del cual Justicia, Salud & Desarrollo (Bolivia) es parte,
trabaja en este tema por considerarlo de trascendencia en el marco de Salud
Global.
Las
desigualdades e inequidades en salud evitables son evidentes y resultan cada
vez más extendidas y preocupantes, no solo en los países en vías de desarrollo,
sino también en aquellos que se auto califican de campeones en el respeto a
derechos humanos y desarrollados.
La
injusticia en salud, resulta así un problema de magnitud global. Examinemos
algunos datos: Un niño nacido en Swazilandia tiene casi 30 veces más
probabilidades de morir antes de cumplir cinco años, que un niño nacido en
Suecia. (Se registran 119 muertes por cada mil nacimientos en Swazilandia en
comparación a 4 en Suecia.) Un niño de Camboya tiene 17 veces más
probabilidades de morir durante sus primeros cinco años que un niño en Canadá.
Bolivia tiene una expectativa de vida de 69,1 años. En contraste, Cuba alcanza
una esperanza de vida (82 años) casi prácticamente idéntica a los EE.UU.,
invirtiendo de menos de 200 dólares por persona en salud, en comparación con
4.400 dólares por persona que se invierte en los EE.UU. En la Región de
las Américas casi 1 de cada 5 habitantes vive con menos de 2 dólares al día,
mientras en los Estados Unidos de América, 15% de la población vive por debajo
del umbral de la pobreza y, en el caso de Canadá, 11%. Los datos dentro de los
países indican que, en general, cuanto más baja es la posición socioeconómica
de una persona, peor es su salud. 15 por ciento de la población consume el 90
por ciento de los medicamentos. Los precios de los fármacos son muy altos en
los países en vías de desarrollo a veces más altos que en los países
industrializados, la disponibilidad es de apenas el 30 por ciento y los
tratamientos son frecuentemente impagables para los pacientes de estos países
(3). Apenas 10 por ciento de los recursos para nuevos medicamentos se dedican a
enfrentar enfermedades que causan 90 por ciento de la mortalidad. Los sistemas
políticos de los países ricos trabajan muy bien para impulsar la investigación
y financiar la salud, pero solo para los problemas de sus propios ciudadanos,
mientras promueven la globalización financiera. El mercado funciona bien para
dirigir al sector privado hacia la investigación científica y las
intervenciones de salud, pero solo para quienes pueden pagar. 150 millones de
personas en el mundo enfrentan los altos costos de la atención médica, que
empujan aproximadamente a 25 millones de hogares a sumirse en la pobreza cada
año.
Más de 3 mil millones (3 billones) de personas en el mundo tienen que buscar procurarse medios para pagar por sí mismas y recibir atención de salud y auxilio sanitario, obligando a muchos - especialmente a las mujeres y a los niños- a la disyuntiva de elegir entre la sanidad, el alimento para la sobrevivencia de sus familias y/o la educación. 8,7 millones de personas enferman de tuberculosis, incluyendo 1,1 millones de casos entre las personas con VIH. El número estimado de personas que enferman de tuberculosis cada año disminuye muy lentamente (2,2% por año entre 2010 y 2011). Buena parte de ellas enferman y mueren en silencio, ignoradas y sin recibir atención sanitaria, ni auxilio sanitario.
Más de 3 mil millones (3 billones) de personas en el mundo tienen que buscar procurarse medios para pagar por sí mismas y recibir atención de salud y auxilio sanitario, obligando a muchos - especialmente a las mujeres y a los niños- a la disyuntiva de elegir entre la sanidad, el alimento para la sobrevivencia de sus familias y/o la educación. 8,7 millones de personas enferman de tuberculosis, incluyendo 1,1 millones de casos entre las personas con VIH. El número estimado de personas que enferman de tuberculosis cada año disminuye muy lentamente (2,2% por año entre 2010 y 2011). Buena parte de ellas enferman y mueren en silencio, ignoradas y sin recibir atención sanitaria, ni auxilio sanitario.
Ante esta
situación, se impone la urgencia de aplicar criterios éticos, demandando
iniciar una “nueva era de justicia sanitaria y solidaria entre todos los
pueblos del mundo”. Es imperativo alcanzar un nuevo contrato social global , el
establecimiento de normas jurídicamente vinculantes, aprobando una Convención
Marco sobre Salud Global en el seno de la Asamblea General de las Naciones
Unidas (NN.UU.), en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS/WHA) , debatiendo el
tema con mas compromiso de los estados en la Organización Mundial de la Salud
(OMS/WHO).
La propia
Constitución de la Organización Mundial de la salud (OMS) establece claramente
que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr ,es uno de los
derechos fundamentales de todo ser humano”. Por ello, los trabajadores y
profesionales en salud, así como los activistas de Derechos Humanos y los
activistas por el Derecho a la Salud y la atención en salud, debemos actuar
YA…. demandando convertir las promesas de las metas del Milenio y la
agenda post 2015 de desarrollo, en realidades concretas, más allá
de enunciados y declaraciones para el ejercicio del Derecho a la Salud.
El Derecho a
la Salud incluye el acceso a una atención sanitaria oportuna, aceptable,
asequible y de calidad satisfactoria. Sin embargo aun unos 150 millones de
personas en el mundo se encuentran limitadas de ejercer este derecho,
debido a su precaria situación financiera, sino catastrófica, pues
100 millones de personas se ven abocadas a vivir por debajo del umbral de la
pobreza debido, al ser expuestas a sus gastos sanitarios.
El Derecho a la Salud significa que los Estados deben crear las condiciones que permitan que todas las personas puedan vivir lo más saludablemente posible. El Derecho a la Salud no debe entenderse solamente como el derecho a estar sano. Los problemas de salud afectan en una proporción mayor, sobre todo a los más vulnerables y marginados de la sociedad. Por tanto es un tema de Justicia Social.
El Derecho a la Salud significa que los Estados deben crear las condiciones que permitan que todas las personas puedan vivir lo más saludablemente posible. El Derecho a la Salud no debe entenderse solamente como el derecho a estar sano. Los problemas de salud afectan en una proporción mayor, sobre todo a los más vulnerables y marginados de la sociedad. Por tanto es un tema de Justicia Social.
El Derecho a
la Salud significa que los estados y sus gobiernos tienen la responsabilidad de
crear las condiciones que permitan a todas las personas vivir lo más
saludablemente posible. Esas condiciones incluyen la disponibilidad garantizada
de servicios de salud, condiciones de trabajo saludable y segura, vivienda
adecuada y alimentos nutritivos, entre otras. El cambio climático, la
contaminación impune del aire y del agua, la degradación creciente del medio
ambiente y otras resultan causas extensas muerte y enfermedad y es hora
de demandar mayor justicia en salud y justicia ambiental. Por ello,
es crucial reforzar la capacidad de la OMS y de sus Estados Miembros para
adoptar un enfoque mas comprometido con la salud, antes que con los saludables
negocios, un enfoque basado en los derechos humanos, promoviendo, exigiendo
más atención al pleno ejercicio del Derecho a la Salud, como parte
del derecho internacional y como elemento crucial en los procesos de
desarrollo internacionales.
Este resulta
claramente, un tema de Derechos Humanos, de Justicia Social y de Justicia
Global, de equidad,. Un componente esencial del bienestar, un reto que
busca el bien público a nivel global y que no puede alcanzarse si no se actúa
sobre las Determinantes Sociales de la Salud (DSS), entendiéndose por estas
“las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y
envejecen y los sistemas establecidos para combatir las enfermedades”.
Estas
circunstancias están configuradas por un conjunto de fuerzas: económicas,
sociales, normativas y políticas. Esta convención propuesta tiene el desafío
de promover Sistemas Universales de Salud pero con equidad,
planteando medidas concretas para su financiación, para su implementación y
para su sostenibilidad, bajo el principio de mayor Gobernanza Global y
local para la salud, entendiéndose por esta “los intentos de los gobiernos u
otros actores que dirigen comunidades, países o grupos de países,
en la búsqueda de la salud como parte integral del bienestar, mediante la
adopción de un enfoque conjunto entre gobierno y la sociedad".” Es decir
promover en la toma de decisiones no solo participación de autoridades,
si no también de los diferentes actores, muchos de los cuales ahora no
son escuchados y a los cuales también les concierne ayudar a definir e
implementar políticas, programas y prácticas que promuevan sistemas de salud
equitativos y sostenibles. A medida que el valor salud progresa y se demuestra
su papel en todos los ámbitos de la sociedad moderna, los actores implicados
(gobiernos, ciudadanos, comunidades y empresas) reivindican su papel en el
desarrollo de los acontecimientos, por lo que la misma Directora Mundial
de la OMS sostiene: “El mundo necesita un guardián de la salud mundial, un
custodio de valores, un protector y defensor de la salud, incluido el derecho a
la salud”.
¿POR QUÉ UNA CONVENCION GLOBAL EN SALUD?
¿POR QUÉ UNA CONVENCION GLOBAL EN SALUD?
La necesidad
de nuevas alternativas se hace evidente, si no urgente, ante los
fallos preocupantes en cuanto a progresos genuinos en la justicia, que
repercute en la salud global, como serla creciente brecha en
concentración de la riqueza mundial, cada vez mayor en manos de pocos, la
falta de financiación para la atención en Salud, mientras se observa un “cínico
despilfarro” en banalidades y a veces en nombre de la salud. Esta situación se
ve agravada por la insuficiente gobernanza en salud, la ausencia de
rendición de cuentas a nivel nacional e internacional, la escases de apertura
para la participación de la sociedad civil en la definición de políticas
públicas ,la insuficiencia transparencia, responsabilidad social en el
manejo de la salud, la escasa participación social de los
movimientos por los Derechos Humanos y los activistas de la salud, las
discriminaciones, que se registran para dejar escuchar su voz, tanto en
el nivel nacional, como mundial , la creciente migración de profesionales
y trabajadores de la salud desde los países en vías de desarrollo,
a los países desarrollados , el predominio de la propiedad intelectual y
patentes sobre los derechos de los pacientes, la distorsión de la
inversión pública, donde el gasto en salud , incluyendo la
investigación y el desarrollo , está sesgado y orientado sobre todo al
diagnostico y al tratamiento, antes que a mantener la gente sana, atacando
síntomas y signos antes que causas estructurales, resultando así, muy lejos, si
no divorciado de las necesidades sentidas de las poblaciones desfavorecidas .
La cooperación, asistencia, ayuda internacional en salud a menudo no respeta y no cumple con los compromisos contraídos en la Declaración de Paris, sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo, no respeta usualmente las prioridades locales, no siempre busca utilizar y aprovechar mas el conocimiento local , los procesos y capacidades nacionales ,promover el respeto para la apropiación de la asistencia en el nivel nacional , no siempre está dispuesta a alinearse a las prioridades de desarrollo definidas por el el país beneficiario para logra genuinas mejoras posibles mediante una mejor coordinación y colaboración, antes que imponer sus criterios y prioridades, aspectos que se podrían mejorar de aprobarse una convención global en salud.
La cooperación, asistencia, ayuda internacional en salud a menudo no respeta y no cumple con los compromisos contraídos en la Declaración de Paris, sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo, no respeta usualmente las prioridades locales, no siempre busca utilizar y aprovechar mas el conocimiento local , los procesos y capacidades nacionales ,promover el respeto para la apropiación de la asistencia en el nivel nacional , no siempre está dispuesta a alinearse a las prioridades de desarrollo definidas por el el país beneficiario para logra genuinas mejoras posibles mediante una mejor coordinación y colaboración, antes que imponer sus criterios y prioridades, aspectos que se podrían mejorar de aprobarse una convención global en salud.
La salud
usualmente resulta muy marginada en las definiciones de inversión pública,
conduciendo por tanto, a incrementar la marginación del derecho a la atención
oportuna en salud y a la búsqueda del indispensable auxilio sanitario ,
mientras millones de personas sufren sus consecuencias, registrándose
situaciones, en algunos casos , donde países enteros se ven afectados por
la privación en el ejercicio de su Derecho a la Salud, mientras la comunidad
internacional no manifiesta suficiente indignación, ni suficiente preocupación
pública.
Esta situación generalmente se justifica en la insuficiencia de recursos económicos, pero la realidad indica que es verdaderamente la insuficiente voluntad política internacional la que impide movilizar recursos adicionales para la salud y sus determinantes, a través, por ejemplo, de :una mayor la fiscalidad equitativa, formas innovadoras de impuestos , como ser a las transacciones financieras ,a los productos nocivos como el tabaco , el alcohol , los alimentos poco saludables, a los procesos riesgosos y/o perjudiciales para el ambiente. No es demasiado ambicioso pensar en una mayor asignación por parte del estado de porcentajes por la explotación de recursos naturales, recursos provenientes de sanciones como parte de la lucha contra la corrupción, destinadas luego al sector salud, impuestos para la salud obligatorios en los paraísos fiscales y aplicación de sanciones drásticas por el uso indebido de los recursos públicos, entre otras alternativas posibles para el financiamiento del cuidado de la salud.
Esta situación generalmente se justifica en la insuficiencia de recursos económicos, pero la realidad indica que es verdaderamente la insuficiente voluntad política internacional la que impide movilizar recursos adicionales para la salud y sus determinantes, a través, por ejemplo, de :una mayor la fiscalidad equitativa, formas innovadoras de impuestos , como ser a las transacciones financieras ,a los productos nocivos como el tabaco , el alcohol , los alimentos poco saludables, a los procesos riesgosos y/o perjudiciales para el ambiente. No es demasiado ambicioso pensar en una mayor asignación por parte del estado de porcentajes por la explotación de recursos naturales, recursos provenientes de sanciones como parte de la lucha contra la corrupción, destinadas luego al sector salud, impuestos para la salud obligatorios en los paraísos fiscales y aplicación de sanciones drásticas por el uso indebido de los recursos públicos, entre otras alternativas posibles para el financiamiento del cuidado de la salud.
Una
Convención Global por la Salud, aseguraría mecanismos para frenar sistemáticas
violaciones al Derecho a la Salud y a la atención en salud, que ahora se
registran en la mayor parte de países. Como parte de esta convención se plantea
la preparación de informes periódicos contrastantes desde la Sociedad
Civil (SC), para ayudar a los esfuerzos gubernamentales a identificar
obstáculos para el ejercicio del Derecho a la Salud, y que
ayudarían a monitorear las políticas públicas y estrategias en salud, así como
los planes de acción para superar esos obstáculos. También fortalecería
el liderazgo global por el de Derecho a la Salud y la gobernanza mundial
en salud. La convención garantizaría mayor rendición de cuentas, el
cumplimiento de plazos establecidos, el monitoreo de indicadores, metas y
objetivos, la generación de información independiente y rigurosa, una
evaluación participativa e independiente, de logros y restricciones,
incluido el grado de participación comunitaria en la vigilancia de
acuerdos y/o tratados, el análisis de incentivos eficaces, como de
sanciones. Es hora de actuar, es hora de proteger mejor el Derecho a la
Salud y el auxilio sanitario, sin exclusión.
Por Oscar
Lanza V. (MD,MPH) |
Fundador AIS-CODEDCO-IBFAN-FUNAVI (Bolivia)
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