Publicado en Memoria
Histórica 28 de agosto de 2014
30 de agosto de
2014, Día internacional de las víctimas de desapariciones forzadas. En días
como éste es una obligación democrática recordar a quienes, en España, “fueron”
desaparecidos por defender la República.
Han pasado
ya muchos años desde que el fascismo, por medio un golpe de estado, hizo
su entrada en este país. Han transcurrido casi 40 años, desde que cerramos en
falso con el régimen franquista e iniciamos la “modélica transacción española”.
Este año, la
Organización de Naciones Unidas ha advertido al gobierno español sobre graves
incumplimientos en relación a la verdad, justicia, reparación y garantías de no
repetición con las víctimas del franquismo y da un plazo de 90 días para que el
ejecutivo exponga cómo va a cumplir con nuestra memoria democrática. Estos
incumplimientos hacen que nuestra herida continúe abierta y que sangre en cada
cuneta, barranco o fosa común donde yacen enterrados aquellos que, plantando
cara al fascismo, lucharon por la República hasta desaparecer en las entrañas
del país que les vio nacer.
A algunos no
les pareció suficiente el trabajo que realizaron durante la dictadura no sólo
para que olvidáramos sino también para que tuviésemos miedo de recordar. Esa
gente, que tanto años nos atemorizó, continúa diciéndonos que olvidemos a
nuestras víctimas, que no debemos reabrir viejas heridas. Una herida que lleva
sangrando y supurando durante 78 años hay que tratarla y desinfectarla para que
algún día pueda llegar a desaparecer.
Nos hablan
de olvidar aquellos que se empeñan en que recordemos que ganaron la guerra:
rindiendo homenajes a los que sembraron el terror en cada punto de España,
dedicando calles a quienes asesinaron a miles de republicanos, dando dinero a
fundaciones que jamás debieran existir en un país democrático, protegiendo a
los debieran ser juzgados por torturas y genocidio… Nos hablan de olvidar
quienes más trabajan para que les recordemos.
Las víctimas
del franquismo no olvidan a sus torturadores; no porque no quieran sino porque
no pueden. Nuestras víctimas van envejeciendo con la tristeza de ver que siguen
siendo olvidadas. Nos van dejando discreta y silenciosamente sin haber recibido
la justicia que se les prometió durante años. Nosotros nos quedamos solos, huérfanos
de luchadores. Es por ello que el informe de la ONU urge a España a que “adopte
como inmediata prioridad la búsqueda de la verdad y en particular sobre la
suerte y el paradero de las personas desaparecidas”
¿Tomará nota
el gobierno de ésta y otras recomendaciones o seguirá mirando hacia otro lado y
echando sal en nuestra herida abierta?
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