15 ene 2015
Hoy me pongo en contacto con ustedes, con los medios de
comunicación, tanto en España como en el extranjero. Lo hago desesperado, al
comprobar que no se está dando prácticamente difusión, por parte de la mayoría
de ustedes, a la gravísima situación que acontece en las Fuerzas Armadas, lo
que no deja de ser un extraordinario perjuicio para toda la sociedad. Ya
sabemos que, en muchas ocasiones, lo que se busca es entretener al público,
distraerle como sea, y que en este escenario tenemos que ver en los
telediarios, radios o periódicos, noticias absurdas como que a un señor le han
multado por correr en una mediana y le han restado puntos del carné de conducir
o situaciones similares, mientras se guarda un infame silencio con respecto a
esta y a otras muchas historias más. Un silencio que me corroe más cuando veo,
leo u oigo este tipo de noticias absurdas, y máxime hoy que tengo la certeza de
ser encerrado mañana (15 de enero de 2015), debido a que uno de los muchos
militares que está conmigo me ha informado de ello.
La propia CNN en uno de sus reportajes critica de forma dura
la falta de cobertura de estos hechos (al final tienen varios enlaces en los
que pueden profundizar al respecto) por parte de la mayoría de los medios de
comunicación españoles, lo que les tendría que hacer reflexionar sobre su
labor. No deja de ser un hecho cierto que el ser humano es un animal de
costumbres muy reacio al cambio, pero de la misma forma que hoy podemos decir
que el bipartidismo se derrumba ante el auge de dos nuevos partidos (Podemos y
Ciudadanos, que se apoyarán de una forma u otra en los partidos que no han
formado parte del bipartidismo como IU y UPyD), tarde o temprano, si ustedes no
siguen informando al ciudadano, llegarán nuevos medios de comunicación o nuevas
fórmulas de transmisión de la misma, que dejarán formatos como el telediario
reducidos a la nada. Sé que, por ejemplo, en el mundo de la prensa, aunque los
diarios como tal casi no se leen, periódicos como El País o El Mundo siguen
siendo referentes, igual que cadenas de radio o televisión que todos tenemos en
la mente, pero si se continua tergiversando la información, desinformando y
manteniendo el tabú sobre determinados temas, un día, los ciudadanos terminarán
por buscar otras alternativas, como ya lo han hecho en el mundo de la política.
Y ese día, no está muy lejano, pues ya se pueden observar síntomas claros de
agotamiento, ya que hay muchos ciudadanos que encuentran mayor credibilidad en
la red o en los nuevos medios de comunicación que en los medios tradicionales.
Yo pienso que mantener determinados tabúes es pan para hoy y hambre para
mañana. ¿Qué se puede decir de la crítica situación a nivel económico de
los medios de comunicación? Pues en mi opinión, ello se debe a que no se
informó de muchos hechos cuando se tenía que haber hecho y demuestra la clara
falta de independencia de los mismos.
Les suplico, por tanto, responsabilidad, les suplico que no
me abandonen en las manos de los que me están maltratando (tres encierros, que
sumarán más de cuatro meses y una propuesta de expulsión) por contar un
problema que atañe a toda la sociedad, incluidos ustedes. No puede ser que no
haya una correcta fiscalización en las Fuerzas Armadas o la imprescindible
independencia judicial (esto se lo enseñan a cualquiera en la escuela cuando le
definen a un estado moderno, no es que me invente absolutamente nada), no puede
ser que se hagan compras de armamento que no se necesita por valor de 40.000
millones de euros y no haya un cataclismo en los medios de comunicación, no
puede ser que se me persiga, encierre y expulse, y no puede ser por muchas
razones.
La primera de ellas es que la impunidad que le están
otorgando al ministerio de Defensa en sus compras de armamento está generando
un perjuicio enorme a toda la sociedad. Ya se debían más de 30.000 millones de
euros a finales de noviembre de 2014, cuando se apalabraron compras por valor
de otros 10.000 millones de euros más. ¿Cómo se van a pagar? ¿Quién las va a
pagar? Es una vergüenza que en un país con más de cinco millones de parados
(Estados Unidos tiene nueve millones de parados con casi diez veces más
población), la enorme cantidad de desahucios, los 700.000 hogares sin un
salario, los enfermos de hepatitis C sin medicación…, y un largo etcétera, se
produzcan semejantes gastos. Y no es que esté en contra de comprar armamento o
del gasto en Defensa, pero lo que no se puede es comprar por comprar, hay que
comprar el armamento que se necesite, para escenarios que se puedan producir y,
sobre todo, que se pueda pagar. En una sociedad avanzada, la Defensa es una
partida importante pero nunca debe estar por encima de partidas como educación
o sanidad, porque la primera es el futuro de los ciudadanos y la segunda es su
bienestar.
Constantino Méndez (Secretario de Estado para la Defensa)
dijo en 2010: “Nunca debimos haber adquirido sistemas que no íbamos a usar,
para situaciones de conflicto que no existían y, lo que es peor, con fondos de
los que no disponíamos ni entonces ni ahora”. El investigador del
reconocido SIPRI (Stockholm Internacional Peace Research Institute)
Sam Perlo-Freeman afirmó sobre las compras españolas de armamento que
ascendieron a 30.000 millones de euros que “podría decirse que carecían de
una clara justificación estratégica”. Ambos dejan en evidencia los 30.000
millones de euros en compras realizados y, por supuesto, los otros 10.000
millones que se han acordado a finales de noviembre de 2014.
La segunda de las razones, también es vital. El escarnio y
la persecución a la que se me está sometiendo, está sirviendo de ejemplo para
el resto de los militares. Si se permite que sea encerrado, que sea expulsado,
que sea perseguido, y ello se hace con la impunidad del silencio de los medios
de comunicación y, por tanto, de la sociedad, esta batalla no la perderé yo, la
perderemos todos nosotros, todos los ciudadanos. Ello se debe a que lo que
sucederá en el futuro es que aquellos militares que tengan dudas sobre
denunciar o no, aquellos que se encuentren en una situación en la que vean irregularidades
o ilegalidades como yo las he visto, no se les pasará por la cabeza denunciar.
En una sociedad la protección de los whistleblowers o alentadores es
fundamental para la salud de la democracia.
En estos días, que a tantos y tantos medios de comunicación
se les llena la boca con la libertad de expresión (como a los políticos),
debido a los desagradables sucesos acaecidos en París (Je suis Charlie,
dice todo el mundo), lo cierto es que en España yo pierdo mi libertad cada
dos por tres por denunciar corrupción, el libro Un paso al frente
ha sido censurado o saboteado en muchos medios de comunicación o en
centros comerciales. Nadie cuenta en los medios de comunicación nacionales que
hoy, en España, hay una persona que por escribir un libro, una novela, tiene
una propuesta de expulsión de las Fuerzas Armadas. Este hecho debería ser un
escándalo en sí mismo.
Esperemos que esta situación se termine y los medios de
comunicación, me amparen de una vez por todas, ya que estoy luchando por
denunciar la corrupción galopante en el seno de las Fuerzas Armadas, y lo único
que pido es que se realice una auditoría externa y pública que demuestre
que digo la verdad o miento, algo que por otra parte en una sociedad con
unos mínimos de transparencia no debería ser solicitado… Si miento, que me
juzguen por calumnias y me condenen a los años de cárcel que sean necesarios,
pero si no es así que los corruptos paguen, pero ha llegado la hora en la que
los ciudadanos tienen que saber la verdad sobre este tema y los periodistas
tienen que ser los encargados de buscarla.
No se trata de protegerme, se trata de justicia, de hacer
justicia para toda la sociedad y de terminar con el infame silencio de los
medios de comunicación sobre este y otros muchos temas. Si ustedes, los periodistas,
no hacen su trabajo, si no son capaces de arriesgar sus empleos por contar la
verdad, o al menos por buscarla, entonces estamos todos condenados.
Busquen la verdad y si la verdad es que soy
un mentiroso, no tengan piedad conmigo (más allá de las vulgares
difamaciones hacia mi persona de El Confidencial y Ángel Collado),
céntrense en juzgar el mensaje, desmóntenlo, demuestren que carece de
argumentos, que la intervención funciona de forma correcta en las Fuerzas
Armadas o que la justicia hace su trabajo, desnúdenme delante de toda la
sociedad para que se sepa el daño que le he hecho a una institución tan
importante como son las Fuerzas Armadas. Pero si digo la verdad, si la verdad
es lo que cuento, no tengan piedad con los corruptos y rompan ese tabú y ese
miedo que hay a hablar de las Fuerzas Armadas, fuércenlas a que cambien, a que
sean más transparentes, a que estén mejor fiscalizadas y a que haya justicia en
su seno. Transparencia, fiscalización y justicia no creo que le vayan a hacer
ningún daño a ninguna institución.
Es su obligación y es su deber llegar hasta el final de las
historias para conocer la verdad. ¡Háganlo! Es lo único que les imploro, que
hagan su trabajo…
A los medios de comunicación que no sean españoles, les
ruego que informen sobre estos lamentables hechos que suceden en España,
donde un ciudadano ha perdido su libertad y perderá su trabajo porque ha
escrito un libro y ha contado en los medios de comunicación -los pocos que se
han prestado a ello- lo que sucede, lo que todos los militares sabemos que
sucede. Háganlo ustedes porque seguramente los medios de comunicación
españoles, salvando contadas y honrosas excepciones, guardarán un infame y
doloroso silencio al respecto, silencio que no parece humillarles ni
preocuparles.
Fuente: www.publico.es
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