Luis
Bárcenas. (Efe)
17/01/2015 (05:00)
Luis
Bárcenas vuelve a la escena pública. La Fiscalía Anticorrupción envió
ayer a la Audiencia Nacional un escrito de acusación en el que solicita 42 años
y medio de cárcel para el extesorero del Partido Popular por la trama Gürtel e
imputa a 41 personas más relacionadas con el caso. En Génova entienden que la
instrucción del caso Gürtel, con su pieza separada sobre el extesorero y la
contabilidad B del PP, ha experimentado un ligero empujón en las últimas
fechas. Esperanza Aguirre, que hace tres semanas se
brindó a Mariano Rajoy "para lo que el partido me
necesite", será citada como testigo. Casi todos en la formación política
coinciden en que el juez Pablo Ruz quiere concluir
la fase de instrucción del caso más controvertido para el PP antes de
abandonar el Juzgado de Instrucción Número 5 de la Audiencia en las próximas semanas,
en plena campaña electoral.
Acelerar el caso ahora no conviene para nada al Partido
Popular, que acaba de dar el pistoletazo de salida a la campaña
para las elecciones municipales y autonómicas de mayo. En Génova se han
abierto todos los escenarios posibles que puedan producirse, incluido la
excarcelación del propio Bárcenas. La dirección del partido también analiza cómo
amortiguar el golpe judicial de cara a la ciudadanía, a la que tiene que
convencer para que el 24 de mayo vuelva a depositar su confianza en el partido.
El aparato nacional pretendía vender en estos tres meses de
campaña un
mensaje de unidad para frenar el efecto efervescente de Podemos. Sin
embargo, el escrito de acusación que ayer envió el Ministerio Público ha
sentado como “un gol en el último minuto del partido que todavía hay que ver
cómo lo encajamos”, según reconoció ayer un miembro de la dirección nacional a
este diario.
Ignacio González, Mariano Rajoy y
Esperanza Aguirre, en la cena de Navidad del PP en Alcobendas. (Efe)
En el documento, de 512 folios, se pide cárcel para los que
fueron pesos pesados del Partido Popular y se cita a la
expresidenta de la Comunidad. Que la presidenta del partido en Madrid tenga que
desfilar por los juzgados para dar su versión sobre cómo su mano derecha, Alberto
López Viejo, amañó 348 actos públicos de la propia Esperanza, es entendido
por alguno de sus compañeros de filas como el “fin de sus aspiraciones”.
Aguirre se postuló públicamente -pero sin decirlo
abiertamente- para sustituir a Ana Botella al frente de la Alcaldía de
Madrid, una plaza en la que la expresidenta siempre ha declarado en su círculo
privado que le gustaría jubilarse. Esta llamada a los juzgados de Ruz trastoca
los planes de la popular más díscola con el presidente del Gobierno,
que a una semana de la Convención Nacional de los populares se resiste a
anunciar los nombres
de sus dos candidatos para no perder Madrid.
Los aguirristas siguen defendiendo que es la única
candidata capaz de mantener la mayoría absoluta en la capital, la plaza que más
miedo teme el PP perder. Los marianistas echan mano de los desaires de
la baronesa para descartarla en la quiniela electoral. “Esperanza abandonó el
barco de la Comunidad de Madrid cuando las cosas se pusieron feas, y eso
Mariano no lo olvida”, reconoce a este diario un miembro de la Ejecutiva
nacional.
Pablo Ruz.
Los partidos de la oposición aplauden
Los populares también barajan la posibilidad de que
el extesorero abandone la cárcel de Soto del Real “en breve”, ya que el juez
Ruz "puede que no mantenga" al expolítico encarcelado hasta que se
celebre el juicio. Sin embargo, en el cuartel general del PP maldicen que el
cierre de una instrucción que se ha prolongado durante cinco años coincida en
el tiempo con la campaña electoral. “Inevitablemente producirá repercusiones
políticas importantes”, reconocen en privado.
Tras año y medio en prisión preventiva, el extesorero ha
pedido ya seis veces su salida de la cárcel. Ayer mismo fue la última vez que
reclamó, en una carta escrita por él mismo en la cárcel, su puesta en libertad.
Asegura sentirse agraviado si su situación se compara con la del marido de la
infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, que no está entre rejas.
Mientras en Génova se recomponen de la estocada judicial y
preparan su defensa, los adversarios se frotan las manos por el desencanto
electoral del votante del PP. Echar más gasolina al viejo fuego del caso
Bárcenas en estos momentos podría servir para nutrir todavía más las ansias de
poder de otros partidos recién nacidos como Podemos. El partido de Pablo
Iglesias pretende convertirse en el partido de la regeneración y amenaza
con convertirse en un partido clave en el panorama político de la próxima
legislatura. PSOE, Izquierda Unida y Unión Progreso y Democracia también
quieren sacar tajada de la bomba que el juez Ruz acaba de dejar en la puerta de
Génova.
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