Como miembro del socialismo europeo el PSOE defendía la
causa de la paz, aunque bien es cierto que desde planteamientos muy generales.
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Historia | Eduardo Montagut | 23 Enero 2015 - 12:24 h.
Cuando estalló la
campaña contra los norteamericanos, los socialistas advirtieron que la causa de
lo que estaba ocurriendo no estaba en la actitud de los Estados Unidos, sino en
la naturaleza del sistema político español de la Restauración
Como miembro del
socialismo europeo el PSOE defendía la causa de la paz, aunque bien es cierto
que desde planteamientos muy generales. Los socialistas españoles abominaban de
la guerra pero sin una formulación concreta. En el año 1895 se dedicaron a
denunciar la guerra colonial, así como sus efectos entre los obreros. Después
se criticó el concepto de patria al considerar que era una especie de velo que
cubría los intereses particulares de los más poderosos, citando el caso de
Comillas. Pero los socialistas no consideraron, en cambio, que los cubanos
estuvieran luchando por sus libertades, y defendieron la idea de que era una
guerra de burgueses contra burgueses, explotadores ambos de los trabajadores,
tanto de España como de Cuba. Los socialistas asimilaban la burguesía a la
guerra, mientras que el socialismo era la paz.
Pero los
acontecimientos hicieron evolucionar el pensamiento y las actitudes del PSOE,
al abandonar el plano general o abstracto por cuestiones más concretas. Cuando
estalló la campaña contra los norteamericanos, los socialistas advirtieron que
la causa de lo que estaba ocurriendo no estaba en la actitud de los Estados
Unidos, sino en la naturaleza del sistema político español de la Restauración.
Así pues, la rebelión de los cubanos comenzó a ser contemplada no como una
lucha de burgueses antillanos contra burgueses españoles, sino como la
consecuencia de la explotación que sufrían a manos de España. De todas las
maneras, aún no había un planteamiento anticolonialista muy vertebrado en el
mensaje socialista, ya que, en ocasiones, algunos escritos dejaban algunas
dudas, al respecto. Se pensaba que si se hubiera actuado de otra manera en el
pasado no se habría producido la revuelta.
La derrota
militar catastrófica vino a confirmar las previsiones de los
socialistas. Durante el conflicto el PSOE se dedicó a criticar la gestión
de la política colonial española, pero sin llegar, claramente, a formular un
apoyo a los independentistas
La cuestión
colonial comenzó a ser abordada por los socialistas españoles a raíz de la
asistencia de una delegación del PSOE, con Pablo Iglesias a la cabeza, al
Congreso de la Internacional en el verano de 1896 en Londres. En dicho Congreso
se discutió cuál debería ser la postura de la Internacional hacia el
colonialismo, así como hacia las guerras. Ambos fenómenos fueron denunciados.
Pero, además, se votó una moción de solidaridad hacia los "cubanos,
cretenses, macedonienses y armenios que lucha por su independencia",
pueblos que estaban inmersos, en esos momentos, en conflictos.
Pablo Iglesias
decidió adoptar una postura más contundente en relación con el conflicto
cubano, pidiendo la paz inmediata, lo que suponía en la práctica el abandono de
las colonias. En este posicionamiento de Iglesias no sólo estaba incidiendo la
postura oficial de la Internacional, sino también el creciente rechazo a la
guerra por parte de la población obrera. Se inició una primera campaña
contraria al servicio militar. Debemos recordar que dicho servicio no era
prestado por todos los españoles de sexo masculino en edad militar, ya que
existía la redención del mismo por dinero, con lo que solamente hacían el
servicio e iban a la guerra los hijos de las clases humildes del país.
Durante el final
del año 1896 y principios del año 1897 el PSOE daba por pérdida Cuba. Al
pacifismo abstracto del principio se unió la idea de la inutilidad de la
guerra. Al principio, los textos de "El Socialista" fueron muy
cautos, dentro de una línea legalista, pero en el debilitamiento del gobierno
de Cánovas el partido vio una oportunidad de poder encauzar el sentimiento
popular contra el conflicto, al subir al poder un gobierno liberal. Se decidió
iniciar toda una campaña nacional, que fue la primera de su historia,
organizando mítines por todo el país con la consigna de que si la Constitución
hablaba de que todos los españoles tenían la obligación de ir a la guerra, o se
abolía la redención por dinero o nadie debería ir a la guerra. Conviene señalar
que esta campaña, más que antibelicista, incidía en la desigualdad que se
producía por el sistema de redención del servicio militar. En realidad, esta
especie de ambigüedad estaba calculada porque el partido quería mantenerse en
la legalidad e incidir en esta cuestión de la redención, porque además de muy popular
estaba dentro de la crítica tolerada por el gobierno. De todas las maneras, el
slogan de "o todos o ninguno" aludía, sin lugar a dudas, a la paz.
Esta campaña fue todo un éxito y contribuyó a que el partido se expandiera por
lugares donde antes no tenía mucha implantación. La manifestación de Madrid fue
muy importante, pero la declaración del estado de guerra impidió realizar más
actos.
La derrota
militar catastrófica vino a confirmar las previsiones de los
socialistas. Durante el conflicto el PSOE se dedicó a criticar la gestión
de la política colonial española, pero sin llegar, claramente, a formular un
apoyo a los independentistas, como estamos viendo. Le cabe, en cambio, el
protagonismo de ser el primer partido que realizara una campaña antibelicista y
de organizar la protesta popular contra la guerra. Esto fue importante, desde
el punto de vista interno del partido, ya que le dio un protagonismo inusitado
hasta entonces. Era el comienzo de la expansión de los socialistas en el umbral
del siglo XX.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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