15 de enero de 2015
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Las economías de la Eurozona que están teniendo
mayores dificultades son las de los países referidos en la terminología
anglosajona como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España –Spain en inglés–).
Todos ellos tienen en común haber sido gobernados, por un largo periodo de
tiempo, por dictaduras de ultraderecha, impuestas a la población de aquellos
países por golpes militares. La excepción es Irlanda, que no estuvo gobernada
por una dictadura, sino por un partido ultraconservador, muy ligado a la
Iglesia. Esta historia común en todos estos países –haber sido gobernados por
fuerzas ultraconservadoras- explica que todos ellos tengan Estados muy pobres,
con una escasa conciencia social y que sean muy poco redistributivos. Los datos
hablan por sí solos.
Comencemos por la pobreza de sus Estados, que queda
reflejada en el hecho de que en todos ellos los ingresos al Estado están muy
por debajo del promedio de la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de
países más desarrollados económicamente de la UE. Mientras que los ingresos al
Estado representaban en el promedio de la UE-15 el 44% del PIB al inicio de la
crisis (en Suecia eran el 54%), en España eran el 34%, en Portugal el 39%, en
Grecia el 37% y en Irlanda el 34%, todos ellos más bajos que el promedio. Un
déficit semejante ocurría en el porcentaje de la población adulta trabajando en
los servicios públicos, porcentajes más bajos que en el promedio de la UE-15
(15%). En España era el 10%, en Grecia el 14% (debido a la enorme expansión de
sus fuerzas armadas), en Portugal el 7% y en Irlanda el 12%.
Una causa común de esta pobreza del Estado es, en todos
ellos, el enorme fraude fiscal procedente, en su mayoría, de las clases
sociales más pudientes de la sociedad y de las grandes empresas que dominan la
economía de cada uno de estos países. En Grecia estos grupos incluyen “las 50
familias que son las que mandan en el país” (ver “Syriza: Business and Rows to
Shake Up Vested Interests”, Financial Times, 07.01.15, p. 3). Este
fraude fiscal es bien conocido no solo en el país, sino también
internacionalmente. En realidad, nada menos que la Presidenta del Fondo
Monetario Internacional (FMI), la Sra. Christine Lagarde, ha citado en varias
ocasiones la existencia de una lista de más de 2.000 personas prominentes en la
vida política, económica, financiera, mediática y cultural griega que tienen
cuentas bancarias en Suiza (conocida en Grecia como la “lista Lagarde”). El
Estado griego no ha hecho nada (repito, nada) para corregir esta situación.
La complicidad del Estado en el mantenimiento del fraude
explica su inmovilismo hacia la corrección del mismo. El dominio de los
sectores empresariales más poderosos del país sobre el Estado se traduce en
este enorme fraude fiscal (como también ocurre en España), así como en la
limitadísima capacidad redistributiva del Estado, siendo Grecia uno de los
países (como ocurre también en España) donde hay mayor concentración de la
riqueza y mayores desigualdades sociales, fenómenos que se han acentuado
incluso más durante los años de crisis (como ha ocurrido también en España. Ver
mi artículo “España, uno de los países más desiguales en el mundo
desarrollado”, Público, 08.01.15). España y Grecia están entre los
países de la UE-15 con Estados menos redistributivos.
Otro síntoma de este enorme poder de las clases y grupos
dominantes es el maridaje y complicidad de estas clases y grupos empresariales
con el Estado y con los mayores grupos mediáticos del país (como también ocurre
en España). En realidad, una de las propuestas del partido Syriza es la de
intentar romper con estos monopolios mediáticos, propuesta que,
predeciblemente, ha originado una campaña contra Syriza por parte de tales
medios, habiéndose presentado esta campaña como una “defensa de la libertad de
expresión” libertad que hoy prácticamente no existe en Grecia. De hecho, hay
una escasísima diversidad ideológica en los medios (como también ocurre en
España).
Otro indicador que el Financial Times también señala
(y que Syriza denuncia) es este maridaje entre el poder económico y el poder
político, del que es una muestra la estrecha relación existente entre las
constructoras, las inmobiliarias, la banca y el Estado, las cuales son una
fuente constante de corrupción (como también ocurre en España), una relación
basada en un clientelismo en el que el Estado está claramente instrumentalizado
por intereses muy particulares que anteponen sus prioridades a las del interés
general. El corresponsal del Financial Times en Atenas, en un
interesante artículo, muestra las relaciones estrechas con el poder político de
los grandes oligarcas empresariales en el país. (Kerin Hope “Syriza turns Greek
oligarchs from taboo subject to economic priority”, Financial Times,
13.01.14)
Ni que decir tiene que estas características del Estado
dificultan enormemente la eficiencia y competitividad de la economía griega. La
evidencia de que esto es así es abrumadora. Y, sin embargo, el establishment
europeo (el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo) y
el gobierno alemán, que lidera la vida política, financiera y económica
europea, no han dicho ni pío sobre esta situación, centrando sus exigencias en
la necesidad de continuar con las medidas de austeridad del gasto público, y
muy en particular del gasto público social, y también con las reformas
estructurales que tienen como objetivo debilitar al mundo del trabajo para
reducir los salarios y eliminar la protección social, todo ello bajo la
retórica de mejorar la competitividad de la economía griega. ¡Y lo dicen sin
siquiera sonrojarse! ¡Y lo mismo ocurre en España!
Una última nota. El establishment español se ha movilizado
apoyando a los establishments financiero, económico, político y mediático
griegos alertando del desastre que supondría para Grecia (y para España) la
victoria de Syriza. En esa campaña de miedo se alcanzan niveles claramente
hiperbólicos, que aparecen constantemente en los mayores medios de difusión. Un
ejemplo de ello es el columnista en temas económicos de El País, conocido
por su falta de rigor e incompetencia, el Sr. J. C. Díez, que en su último
artículo sobre Grecia titulado “El avispero griego” (12.01.15) llega a afirmar
que cada ciudadano español perderá 300€ si las supuestas quitas de deuda de
Syriza se llevan a cabo. Tal personaje llega a esta conclusión presentando
información errónea, manipulando la realidad hasta extremos inverosímiles (ver
mi artículo “Las incompetencias de los gurús mediáticos: el economista J.C.
Díez”, Público, 07.01.15). Y naturalmente tal señor continuará
pontificando sobre temas económicos con enormes cajas de resonancia. Así es la
España actual que millones están deseando que pronto cambie
Fuente: www.publico.es
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