Juan
Antonio Sacaluga | Sistema Digital
nuevatribuna.es |
08 Enero 2015 - 19:44 h.
El crimen de la
Rue Nicholas Appert ha sido perpetrado en un clima de ‘islamofobia’ creciente,
que tiene en Dresde su epicentro más reciente
La masacre
cometida en la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo no sólo ha
provocado el espanto y la indignación de todas las personas que valoran la vida
humana y las libertades, sean de la creencia o cultura que sean, sino que
constituyen un acontecimiento de enorme peligrosidad en los momentos actuales
que vive Europa y Oriente Medio.
El crimen de la
Rue Nicholas Appert (1) ha sido perpetrado en un clima de ‘islamofobia’
creciente, que tiene en Dresde su epicentro más reciente, pero del que encontramos
manifestaciones cotidianas en otras muchas ciudades europeas.
Esta conexión
París-Dresde, inspirada por la intolerancia, la ignorancia y el odio alumbra un
“momento peligroso para las sociedades europeas”, en expresión lúcida y certera
de Peter Neumann, director del Centro de Estudios de la Radicalización,
perteneciente al King’s College de Londres (2).
Para los extremistas
de cualquier campo, la monstruosidad del pasado miércoles es un abono impagable,
porque supone un material propagandístico altamente manipulable. Quienes baten
los tambores de la intolerancia no pueden encontrar inspiración más rentable
que los actos brutales de los intolerantes opuestos. No debe de extrañar que
Marine Le Pen dijera anoche, en medio de una conmoción general que aconsejaba
mayor prudencia, que era hora “de poner fin a la hipocresía y proclamar con
claridad lo que se piensan de este Islam”.
Puestos a señalar
la hipocresía, los militantes de la intolerancia, en cualquier bando que se
sitúen, hacen buen acopio de ella. Los integristas que acabaron con la vida de
los humoristas gráficos se presentan como devotos y piadosos pero exhiben y
practican un odio sin justificación ni disculpa. Muchos de los nacionalistas o
‘patriotas’ que se sienten amenazados por los inmigrantes de creencias
islamistas, porque supuestamente “arrebatan el trabajo a los ciudadanos
originarios del lugar donde viven”, suelen presentarse, como cristianos
creyentes y practicantes.
LO QUE LA
RELIGION (O LA ‘NACION’) ESCONDEN
Esta versión de
guerra de religiones, o de ‘choque de civilizaciones’ como se ha intentado
codificar con pretensiones más intelectuales, esconde el verdadero conflicto de
las sociedades modernas: la crisis del sistema socio-económico hegemónico
Esta versión de
guerra de religiones, o de ‘choque de civilizaciones’ como se ha intentado
codificar con pretensiones más intelectuales, esconde el verdadero conflicto de
las sociedades modernas: la crisis del sistema socio-económico hegemónico, la
desequilibrada distribución de recursos y una desigualdad creciente. Las
creencias son arietes de un malestar mucho más profundo y devastador, provocado
por la imposibilidad de disfrutar de una vida digna.
Puede reclamarse,
incluso con escándalo, que no es lo mismo manifestarse contra la
‘islamización’ de las sociedades occidentales, como en los ‘lunes de Dresde’
que resolver a tiros la indignación por la irreverencia de unos humoristas
hacia signos e iconos de un sentimiento religioso. Sin duda. Pero la sociedad
que inspira las movilizaciones de Dresde (como símbolo: hay muchas otras),
incuba políticas y mecanismos de una concepción política y social que, de
imponerse, justificaría la conculcación de derechos y libertades, como la
historia nos ha demostrado trágicamente.
Es positivo que
destacados exponentes de la sociedad y la política alemanas se movilicen contra
ese inquietante movimiento de “patriotas europeos contra la islamización de
Occidente” (acrónimo de PEGIDA). Pero no debemos olvidar que dirigentes que
hoy ocupan la centralidad del espacio político, como la propia Ángela Merkel,
en su momento abonaron una actitud de sospecha e incomodidad hacia la
inmigración musulmana. La rectificación actual es oportuna y elogiable. ¿Recorrerá
este mismo camino Nicholas Sarkozy en su regreso a la lucha política o
flirteara con las ideas de defensa de la identidad nacional para seguir
extrayendo electorado anclado hoy en los caladeros del Frente Nacional?
DE MARÍA
ANTONIETA A MAHOMA
La libertad de
expresión debe ser defendida y protegida y nada puede justificar su supresión o
la eliminación de quienes la ejercen, sea de forma brutal, como en este caso,
sea con medidas represivas o persecutorias más suaves
Otro elemento que
no debe eludirse, por mucho respeto que nos merezca su memoria, es la
naturaleza del trabajo de los dibujantes asesinados este miércoles. La libertad
de expresión debe ser defendida y protegida y nada puede justificar su
supresión o la eliminación de quienes la ejercen, sea de forma brutal, como en
este caso, sea con medidas represivas o persecutorias más suaves, como está
ocurriendo, por ejemplo, en Turquía (3).
La sátira que Charlie
Hebdo hacía del Islam (aunque también de otras religiones o de la política)
resultaba de todo punto provocadora. Desde las posiciones agnósticas, e incluso
ateas, que inspiran al autor de estas líneas, no puede ignorarse que la mofa
persistente y el escarnio de figuras espirituales reverenciadas por millones de
creyentes contribuyen a crear un clima de incomodidad y malestar. La mayoría de
las personas equilibradas que sienten lesionada su sensibilidad reacciona ante
estas burlas con desprecio o indiferencia. Pero los promotores y creadores de
Charlie Hebdo sabían que sus viñetas los convertían en un blanco más que
potencial de la ira de los intolerantes y extremistas. Lo ocurrido el miércoles
es un cruel acto venganza anunciada.
En los medios de
comunicación de todo el mundo se debate estos días qué actitud profesional de
solidaridad debe adoptarse ante la masacre de los colegas franceses. Los
franceses han protagonizado un acto de solidaridad necesario y comprensible
(4). No obstante, fuera del país, algunos han decidido no reproducir portadas o
viñetas de la revista, unos por considerar que sus creaciones u ocurrencias son
de mal gusto, desagradablemente irrespetuosas, innecesariamente provocadoras e
incluso ofensivas. Otros, directamente por temor a ser señaladas por los
extremistas como blancos futuros.
Francia tiene una
tradición satírica que se remonta a la Revolución francesa (o incluso antes, a
los Ilustrados). Hay una línea reconocible entre las sátiras de María Antonieta
y las de Mahoma, como se ha escrito estos días. La irreverencia como método de
crítica social al Poder ha tenido siempre muchos adeptos en Occidente (España
no es un caso menor), donde la ironía y el cinismo han producido reflejos
culturales de enorme fecundidad creativa (4).
Estas revistas
satíricas, la de curso legal y las que han circulado en otro momento por
conductos subterráneos o directamente clandestinos, consideran que cualquier
límite a su libertad de expresión, incluso las auto-regulaciones, son formas
disimuladas de censura.
Más inquietante
aún resulta que el insulto, la ridiculización o la insidia se hayan
convertido en moneda corriente también en medios convencionales o de otra
naturaleza. De hecho, las tertulias o los debates radiotelevisivos han ido
ganando terreno a la información y la documentación de los problemas y
conflictos sociales. La descalificación y la mordacidad han asfixiado a la
reflexión. Hoy por hoy, denigrar a cualquiera resulta completamente gratuito.
El amparo de la libertad de expresión está alumbrando monstruos tan indeseables
como la censura o la represión. La mejor manera de responder, desde la
sociedad, a la atrocidad de París, a la semilla perniciosa de Dresde o a muchas
de las venenosas tertulias radiotelevisivas es afianzar un compromiso
ciudadano, colectivo e individual, a favor de una convivencia democrática sana
entre culturas diferentes y un ejercicio crítico respetuoso y veraz.
(1) En el momento
de escribir este comentario, se ignora si el asesinato de un policía en una
localidad del sur de la capital francesa está relacionado con los actos
criminales del miércoles.
(2) “’Dangerous moment’ for Europe, as fear and resentment grow”. NEW YORK TIMES, 8 de enero.
(3) “Turkey’s President traces a new internal threat: the way he is drawn”. NEW YORK TIMES, 3 de enero.
(4) “Les medias entre la sideration y le mobilisation”, LE MONDE, 8 de enero.
(5) “French satire will not be silenced. FOREIGN POLICY, 7 de enero.
(2) “’Dangerous moment’ for Europe, as fear and resentment grow”. NEW YORK TIMES, 8 de enero.
(3) “Turkey’s President traces a new internal threat: the way he is drawn”. NEW YORK TIMES, 3 de enero.
(4) “Les medias entre la sideration y le mobilisation”, LE MONDE, 8 de enero.
(5) “French satire will not be silenced. FOREIGN POLICY, 7 de enero.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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