Miembro de Lucha
Internacionalista
María Esther del Alcázar | 09 de Enero de 2015
Las hojas
de ruta de CiU y ERC ante las próximas elecciones están sobre la mesa. En las
dos se apela a ún gobierno de unidad nacional con la excusa de llegar a la
independencia: en realidad 18 meses para ver si cae el PP en Madrid y se
encuentra un nuevo encaje para unos, o si en este tiempo la UE de los Estados
los reconocería para los otros. Mientras, como la crisis sigue sumando desahucios,
parados y miseria, ICV- EUiA hace la propuesta de gobierno de izquierdas con la
excusa de atender lo social: una versión revisada y ya vivida de los
tripartitos que nada cambian o de IU en Andalucía, enviando la
guardia civil a Somonte. Por eso decimos excusas. Porque la realidad es que así
como no se conseguirá la independencia si no se suman los trabajadores porque
vean que comporta un cambio social, así tampoco habrá cambio social sin
resolver el problema nacional que ha movilizado a miles de catalanes. Excusarse
en el «primero una cosa y luego la otra» es lo mismo que hipotecar las
dos. Por eso es necesario ún frente de ruptura que hoy pasa para ensanchar la
CUP-AE y tiene como hito ganar a la clase obrera a un proyecto que proclamando
la República Catalana apoyándose en la movilización, atienda las necesidades
sociales, rompiendo con el capitalismo y la UE.
Con Mas
reforzado, las hojas de ruta de CiU y ERC son 18 meses más de recortes La
posición enconada del gobierno del PP, con las denuncias de fiscalía por la
consulta «de feria» de Mas, devolvieron a éste el protagonismo,
permitiéndole capitalizar el éxito del 9N en que 2 millones trescientos mil
catalanes desobedecieron al tribunal constitucional y fueron a votar. Lo que
era otra afirmación dél movimiento popular, se reconvertía en un
fortalecimiento de Mas, a pesar de que éste ya había traicionado su propio compro-
miso de hacer una consulta en condiciones, por miedo a chocar con el
Constitucional.
Mas se reafirmó
en lo que siempre había dicho: plebiscitarias con lista única con el solo punto
de la independencia. Es la manera de esconder los recortes y de evitar la caída
de votos eliminando á ERC como competidor, cosa que de paso, le permitiría
contrarrestar la crisis con Unió, todo ello reforzando su figura. La ANC en la
asamblea de Cornellà, se ponía al servicio de Mas y llamaba a formar una lista
«de país». Atrapado, Jonqueres, se descolgaba con listas diferentes con ún
eslogan paraguas de todas las independentistas.
Es probable que
CiU y ERC lleguen á acuerdos, y quizás incluso con elecciones en febrero o
marzo, sea con una o con tres listas, por- que son hojas de ruta que coinciden
en el gobierno de unidad nacional para los próximos 18 meses. Es decir -aparte
de lo que hemos dicho respecto al tema nacional-, otra tregua para seguir
descargan- do la crisis sobre los trabajadores para provecho de multinacionales
y empresarios, tanto catalanes como foráneos. Ya han demostrado los dos lo que
votan cuando pactan: recortes, silencios cómplices ante las agresiones
policiales, negativa a apoyar a los trabajadores de Panrico.... La abstención
de ERC en la primera sesión de presupuestos 2015, y el decreto con las ex- tras
de funcionarios y el 100% para los interinajes, pueden ser signos de este
acuerdo. Otra vez dos pince- ladas populistas para que pasen estos u otros
presupuestos sin cuestionar los temes de fondos, y usando los y las
trabajadoras como moneda de cambio.
Las
«izquierdas» y las recomposiciones
Al otro lado,
ICV-EUiA se prepara para una debacle parecida a la que ha venido sufriendo el
PSC. Y en los últimos días, Herrera apunta a ún gobierno de izquierdas desde ERC
a Podemos, Procés Constituent, ellos mismos, y la CUP. Cosa que, como CiU, le
permitiría esconder el fracaso de su política, como pata izquierda del estado
monárquico de un lado y del otro, como cómplice de privatizaciones desde los
gobiernos en que ha estado –apoyando a la LEC en enseñanza, la reforma del ICS
en sanidad...-, represora con Saura en defensa del «orden» capitalista cuando
ha hecho falta... o desde CCOO pactando EROs y si era necesario, enfrentando a
los propios trabajadores, como en Panrico con unidad completa de ICV des de la
CONC y EUiA desde el comité de empresa. Y es que han sido parte de un sistema
político y social que ha fracasado, tanto como sus continuas promesas de
reforma.
Pero del balance
político no sacan ún cambio: se mantienen en la reforma –ahora- de la reforma,
intentando lavarse la cara tratando de utilizar el paraguas del Procés
Constituent (PC). Es lo mismo que hace en las municipales, donde en Barcelona,
trata de acordar con Guanyem -parecería que incluso cambiando a Gomà como cara
visible-, siempre y cuando Ada Colau se mantenga como hasta ahora dentro de la
reforma en nombre de ganar con una mayoría social. Variantes de una nueva
traición como la de la Transición.
La CUP tiene otra
gran oportunidad para aglutinar la ruptura: impulsar el frente de izquierdas
que podía haberse desarrollado a partir de la AE (Alternativa d’Esquerres,
componente de CUP-AE). Y si lo hace con claridad y honestidad, obligará a
definirse a muchas de las organizaciones y movimientos que hoy quedan
centreando, o a que les cueste cara su opción reformista. Mientras se juegue
con ambigüedades, otros tienen más oportunidad de aglutinar que la CUP, como se
ha demostrado con Guanyem Barcelona, cuando la CUP ha creí- do que alrededor
suyo, sin reconocer ninguna otra organización, aglutinaría a todo el mundo
aflojando en el programa. Esto le ha dado aire a Guanyem, que puestos a hacer,
puede aflojar más y más.
Tampoco se trata
de buscar ún paraguas de personalidades, cómo ha hecho la Crida Constituent,
para disolver vía territorios e individuos unos puntos centrales de ruptura. La
gente tiene organizaciones, tiene referentes diferentes y no hay «frentes
únicos por abajo», con los que se calcula que arrancaremos mordiscos de otras
organizaciones. Esto no funciona así como ha demostrado la historia: ningún
luchador honesto comprometido con una organización la dejará, aunque dude,
hasta que le quede blanco sobre negro su inviabilidad, y será provisional –
cómo ha venido pasando con las bases del PSOE- hasta que rompa políticamente
asumiendo otra organización. No hay atajos para construir una candidatura
comprometida con las luchas. Es preciso huir dél camino electoralista mediático
que últimamente lo ha sustituido.
La CUP en el
camino de ún reagrupamiento de ruptura
Es necesaria
claridad de cuáles son las líneas que delimitan reforma y ruptura. Para
nosotros muy simples: República catalana ya y Parlamento convertido en
Constituyente y referéndum sobre ella en cuando a ruptura con el régimen
monárquico; poner las necesidades sociales por delante del dinero de los bancos
y no pagar la deuda, con una política de ruptura con la UE del capital. Hasta
ahora éstas son la base de los 10 puntos acordados por la CUP y organizaciones
de izquierda para fundamentar una candidatura conjunta. Mantenerse en ellos,
sin ningún sectarismo previo respecto ninguna organización que se autodefina
anticapitalista, tiene que ser uno de sus fuertes. El otro, el trabajo
posterior a las elecciones, construyendo por abajo y por arriba, una
alternativa nacional y de clase. Y este es el punto débil de la CUP: la
construcción en el cinturón industrial.
Cuando decimos
sin sectarismos, decimos sin ofrecérselo a todos aquellos que no han formado
parte del régimen del 78 y que se definen rupturistas. Y esto incluye a Podemos
y a Procés Constituent. Este último, atrapado por la dicotomía de Revolta con úun
pie en Podemos y el otro en PC de un lado y del otro con la amplia
participación de ICV- EUIA en sus filas. La negativa a posicionarse sobre las
autonómicas, aplazando la asamblea que tendría que hacerlo a que sean convoca-
das las elecciones, parece facilitar la no presentación para obviar los
problemas internos y los compromisos externos. Pero no importa qué quieran las
direcciones, lo que importa es la honestidad de la propuesta
y la claridad en la ruptura que propone la CUP: sobre ella se tienen que
posicionar unos y otros y quienes tenían expectativas en ellos serán quienes
decidirán. La presencia en la actual confluencia que impulsa la CUP, de algunas
CAV aun- que sea cómo observadores, Alternativa d’Esquerres de Cornellà o del
Prat, o de organizaciones que saludaron y participaron del PC –como Corriente
Roja o Red Roja- y que no estaban en la CUP-AE –LI 120, con los debates de 2012
para con- formar la AE-, son signos positivos.
Una hoja de
ruta marcada por la calle y las luchas de los y de las trabajadoras
Pero la
preocupación por la construcción en los cinturones industria- les, tiene que
ser eje de este bloque de ruptura. No sólo porque son esenciales para la
ruptura social, sino incluso para la nacional. Hay que recordar Escocia, donde
ante las incertidumbres de la independencia hubo sectores pequeño burgueses que
retroceden y se man- tienen los convencidos de que el cambio comporta también
mejora social, los y las trabajadoras (triunfo del Sí en Glasgow y derrota en
Edimburgo: LI 134). Este proceso empieza a despuntar en Catalunya cuando
después de 2 años de crecimiento de las posiciones independentistas, éstas por
primera vez quedan detrás de las unionistas en la última encuesta del CEO,
después del 9N. De un lado porque Podemos actúa de catalizador de
indecisos particularmente de clase obrera, pero también porque bajan los
partidarios entre sectores burgueses y pequeño burgueses: el reto siguen siendo
los trabajado- res, tanto los aún dudosos, como para recuperar aquellos que
rechazan la ruptura con el Estado emocionalmente, porque la sienten como una
ruptura con sus raíces y no ven en la independencia solución a sus problemas.
Por eso hay que
repetir pacientemente que independencia es ruptura con el estado franquista,
pero no es ruptura con los otros pueblos del estado, sino acercamiento a una
unidad real, entre iguales y en libertad. Pero también, y sobre todo, esto
empieza desde hoy, poniendo en el centro la lucha contra los presupuestos, por
unos servicios que siguen privatizándose por ejemplo en enseñanza con el
incremento de conciertos. Tenemos que ser los «locos» de resolver las
necesidades a todo precio, los «locos» del no pago de la deuda –como hace años
nos decían en Argentina al MAS-, los locos de ningún desahucio o despido más...
no importa que el calendario parlamentario sea sobre otra cosa, lo que importa
es que una y otro vez seamos insistentes en la defensa de las necesidades de
los y de las trabajadoras. Porque el Par- lamento tiene que ser caja de
resonancia de la calle, tanto como que a la calle tienen que llegar las
concreciones de una política parlamentaria que lo anime a la movilización, a
que los y las trabajadoras tomen en sus manos su futuro. Porque así, y sólo
así, ganaremos.
Cualquier
tentación de llegar a acuerdos de legislatura «de izquierdas» nos traga hacia
el reformismo y la política de IU y el PSOE, se diga así o de otra forma,
porque nos ale- ja de la calle tratando de apaciguar las necesidades con
promesas sin que nada cambie. Una cosa es un acuerdo puntual, o muchos, o
incluso facilitar que ERC llegue al gobierno con una abstención.... y otra muy
diferente, aparecer comprometidos con su política, por más que tenga puntos
«progresivos», porque la política es un todo, y viene mar- cada por cuestiones
de clase: con los bancos o con los desahuciados, con los despedidos o con la
patronal... y llegados a este punto, lo «progresivo» se convierte
en la moneda de cambio de la burguesía para mantener su dominación, dan- do
algo para no perderlo todo.
Por último, la
unidad de un bloque de izquierdas, rupturista, no es sólo un problema
cuantitativo. Lo venimos pidiendo hace años, y por eso, alrededor de puntos de
ruptura, en- tramos a la AE, a pesar de nuestras diferencias con la CUP. Lo
pedimos porque es una necesidad de las luchas de los y de las trabajadoras, una
necesidad imperiosa que permita resolver las miserias que nos han traído hasta
aquí y garantice la libertad del pueblo. Nos alegramos de que hoy estemos
profundizando este camino.
M. Esther del Alcázar
Militante de Lucha Internacionalista
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