Javier Fisac Seco
Historiador, caricaturista y analista político,
creador artístico
Si dios no fuera de
derechas, esta ley ni tan si quiera se podría haber planteado en un parlamento
democrático. Daría vergüenza. Todo sistema educativo tiene un fundamento
ideológico. Con el franquismo la Iglesia se hizo dueña de la enseñanza e impuso
su voluntad en beneficio de la Dictadura. Ahora, la misma derecha franquista,
revestida de demócrata, ha decidido hacer lo mismo. Porque tenemos una derecha
hecha a medida del santo. Esto es, de la Iglesia católica y su corporación de
facciosos. Una derecha rancia, clerical, franquista, reprimida, asexuada y con
voto de castidad.
De la mano de la doctrina
cristiana y del franquismo volvemos a los tiempos oscuros, rancios, siniestros
de la caverna. Tenemos un país en el que entre dictadura, derrota republicana,
franquismo, clericalismo, monarquismo y transición sin revolución no somos
capaces de limpiarnos de esos virus que invaden el cuerpo nacional: el miedo a
la libertad. El poder en la sombra de una institución guerra civilista,
dirigido por su mayor cruzado: Rouco Varela, ha decidido imponer la doctrina
cristiana para acabar con la inocencia de la infancia y corromper la ausencia
de sentimiento de culpa en los adolescentes.
A golpe de decreto gobierna
esta derecha franquista y clerical. Utiliza la legislación para dar
un golpe de Estado permanente desde la democracia contra las
libertades. Se suponía que la transición había superado la dramática concepción
de las dos Españas. Y no fue más que una puesta al día de los franquistas para,
con paciencia, esperar a retomar el Poder y, desde él, imponer el clima
dictatorial franquista.
El procedimiento de
utilizar la democracia para destruir las libertades no lo inventó Hitler, antes
que él, en el primer tercio del siglo XIX, lo propuso Lamennais, tan
adelantado a su tiempo que el propio papa lo condenó. Lo continuó su compañero
Montalembert en su ensayo: “Du devoir des catholiques dans la questión de la
liberté d`enseignement”. Hasta que Luis Napoleón Bonaparte la impuso en la
conocida “Loi Falloux”. Con ella la derecha autoritaria y la Iglesia triunfaron
frente a los liberales y socialistas.
Hasta que cincuenta años
después, la cabeza clarividente del papa León XIII comprendió que la democracia
se podía justificar como una “forma accidental de gobierno”, útil
para conquistar democráticamente el Poder y desde ahí legislar contra las
libertades. El papa Pío XI pondría en práctica, veinte años antes que Hitler,
la forma de transformar la democracia en fascismo. Gracias a él Mussolini llegó
al Poder, cuando no tenía ninguna posibilidad de conquistarlo.
Tenemos una derecha
clerical especialista en crear un neo-lenguaje orweliano. Se han creído que
prohibiendo la palabra parado, se acabará con el paro; que prohibiendo la
palabra desahucio, se acabará con los desahucios; que prohibiendo la palabra
juventud, se acabará con el desempleo juvenil; que prohibiendo la palabra sexo,
se acabará con el placer; que prohibiendo la palabra feminismo, se acabará con
la igualdad de género; que prohibiendo la palabra homosexual, se acabará con la
homosexualidad; que prohibiendo el hambre se acabará con el hambre; que
prohibiendo las respuestas ciudadanas, se conseguirán otros 25 años de paz. De
su paz bajo los cipreses. A 100.000 € de multa por gritar: ¡libertad!
Tenemos una derecha que
gobierna aplicando la doctrina cristiana desde la legislación parlamentaria;
que duerme junto a la encíclicas papales para aplicar luego sus doctrinas; que
nunca mantiene relaciones sexuales porque es pecado mortal…Una derecha
troglodita acostumbrada a vivir en las cavernas. Como si no existiera la
civilización, el progreso, la libertad. Confunden sus sombras con las luces y
pretenden dejarnos a todos a oscuras.
Una derecha quinta esencia
de los valores cristianos: totalitaria, clerical, antifeminista y homófona.
Dispuesta a imponer su voluntad a los ciudadanos. A transformar a los
ciudadanos en súbditos de dios. A utilizar la democracia contra la libertad.
Confundiendo legalidad con legitimidad. Una derecha que llama inmovilistas a
todas las fuerzas políticas que se le han opuesto porque confunde someterse a
su voluntad con consenso. Ella no está inmóvil. Ella siempre retrocede, como
los cangrejos, porque sólo tiene una dirección: el pasado: el pasado franquista
y clerical.
Ha impuesto su propia
ideología, la doctrina cristiana, a todos los españoles. Como en tiempos de la
Inquisición. Ha declarado la guerra a todos los ciudadanos que nunca
encontrarán acomodo ni político, ni económico, ni cultural, ni moral, ni
ideológico en sus cavernas. Ella misma ha deslegitimado la tan idealizada
“transición”. ¿Qué esperan? ¿Prohibir las elecciones? No nos queda más
alternativa que la República. Sólo ella pudo parar los pies a esta derecha
clerical, fascista y guerra civilista.
Últimos libros publicados:
La civilización pervertida o la Ética sadomasoquista cristiana, Link bajar:
http://www.laicismo.org/detalle.php?pk=21071; http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/index.php/laicismo/estado-laico/7365-ila-civilizacion-pervertida-o-la-etica-sadomasoquista-cristiana;http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/textscavern/civilizacion1213.pervertida.pdf
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