Un "virus" ecónómico más peligroso que la inflación
Martes, 10 de diciembre de 2013
Por A.R.Suárez - Canarias-semanal.org
Con el término económico de "deflación" se
conoce a la bajada generalizada y prolongada del nivel de precios de bienes y servicios. Éste fenómeno generalmente responde a una caída
en vertical de la demanda. La gente no compra porque ha perdido su trabajo
o porque teme perderlo. También sucede que aquellos que conservan el
poder adquisitivo para consumir, esperan que los precios desciendan aún
más. A este fenómeno se denomina en economía como "deflación".
De producirse, su efecto puede ser considerablemente más negativo y pernicioso
que el del fenómeno contrario, la inflación.
La peligrosidad de
la deflación viene determinada, entre otros factores, por el círculo
vicioso que se crea, y del que resulta muy difícil salir. Al caer la demanda,
los empresarios ven reducidos sus beneficios, al tener que proceder a la
reducción de los precios para conseguir vender. La primera medida que los
patrones aplican para que sus beneficios no se vean reducidos, es poner a parte
de sus asalariados en la calle. Como efecto inmediato la demanda continúa
descendiendo, porque al perder su trabajo los asalariados pierden también poder
adquisitivo.
Los efectos de la
"deflación" se están empezando a apreciar ya claramente en
Grecia. Los precios al consumo están cayendo rápidamente. La sociedad
griega ha dejado de consumir, y los capitalistas intentan disuadirla haciendo
que los precios desciendan. En el país heleno la deflación ha alcanzado
ya el 2.9%. Eso significa que aquellas mercancías que a finales del año
2012 tenían valor de €100, ahora sólo valen €97
¿EN EL CAMINO DE GRECIA?
Pero… ¿Qué pasa con España?
No pocos son los que creen que España ha podido empezar a recorrer,
igualmente, el mismo camino que Grecia. Es cierto que el IPC se
mantuvo sin cambios en noviembre respecto a octubre, pero subió tres décimas su
tasa interanual hasta alcanzar un 0.2%. En los próximos meses se
podrá constatar si vamos o no a seguir la senda marcada por la crisis griega, con
la que tantos parecidos nos unen.
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