Vale
la pena que conozcan todos lo que ha sucedido en Mallorca desde el viaje de la
jueza Servini.
Como
tantas veces nos ha pasado, ciframos esperanzas en que se practiquen
determinadas diligencias, por ejemplo, que viaje la Jueza o que haya
videoconferencias, o que se hagan nuevas imputaciones (me refiero a esperanzas
frente a posibles acciones de la justicia argentina, claro), y las esperanzas
quedan frustradas, o bien, para que se realicen, debemos esperar mucho tiempo.
Algo similar nos parecía que sucedía en Mallorca. Digo “nos parecía” porque en
realidad las cosas tuvieron un desenlace imprevisto.
Uno
de los lugares que la jueza había dicho que visitaría era Mallorca. Pero cuando
llegó nos dijo que no tendría tiempo. Para nosotros fue una verdadera angustia.
A pesar de los esfuerzos de nuestra compañera María Antònia Oliver, la noticia
de que prestarían declaración había llegado a las interesadas, y frustrar así
su entusiasmo era incluso cruel.
Por
suerte María Antònia tuvo una idea que resultó muy buena: que fuéramos a
Mallorca Máximo Castex y yo, que habíamos acompañado a la jueza en su viaje por
el País Vasco y, al menos, mostráramos la cara de dos de los abogados que las
representaban. No dudamos y partimos por la mañana para regresar a la noche.
Por supuesto, no pensamos en ningún momento decirles que su declaración ante
nosotros tendría el mismo valor que si lo hicieran frente a la jueza, pero
escuchamos a cada una, sin límite de tiempo, con calma pero a la vez con
ciertas formalidades que le dieran ese toque jurídico que era necesario darle.
Por ejemplo, les preguntamos qué querían agregar a sus querellas como petición
concreta. Redactamos un escrito para cada una, incluyendo esa petición, que
firmaron y firmamos. (Tomamos de ese modo cinco declaraciones, a pesar de que
la jueza había previsto tomar sólo tres). María Antònia había dado bastante
difusión a nuestra visita en la prensa: vinieron varios medios a entrevistar a
los declarantes. Esto suponemos que ha tenido alguna influencia en lo que
sucedió después…
Y
que no nos podíamos imaginar que sucedería.
Cuando
habían transcurrido ya varios días desde la partida de la Jueza para Buenos
Aires, María Antònia me dice que han citado a dos de las personas con las que
nos entrevistamos, Catalina Moyá Bauzá y Francisca Mas Mesquida, al Juzgado de
Instrucción número 1 de Manacor (Mallorca) para que prestaran declaración el 19
de junio, en “auxilio judicial internacional” (es decir, en cumplimiento del
exhorto (la comisión rogatoria) enviado por el Juzgado argentino). Y pocos días
después me hace saber María Antònia que Isabel Antich había sido citada al
Juzgado de Instrucción número 4 de Palma de Mallorca a los mismos efectos.
Sinceramente
nos sorprendió. Aunque sabíamos que la jueza tenía los nombres y los había
incluido en el escrito en el que solicitaba a la Corte Suprema la autorización
para el viaje, no teníamos idea de que había enviado efectivamente exhortos a
Mallorca. Y mucho menos imaginábamos que se les daría cumplimiento aunque ella
ya no se encontrara en territorio español.
Las
declarantes estaban muy emocionadas y muy felices al mismo tiempo. (Los
compañeros que han prestado declaración conocen muy bien ese sentimiento).
Tuvieron la posibilidad de exponer extensamente sus casos y tenían ese
sentimiento único que se experimenta cuando se sabe que se está haciendo algo
“por primera vez”. No sólo era la primera vez para ellas, era la primera vez que se hacía: denunciar ante un juez español, sin la presencia de
la jueza argentina, los crímenes del franquismo… Allí se comprobó lo acertado
que había sido su “declaración” ante nosotros, dado que pudieron incorporar a
su expediente las peticiones que habíamos firmado cuando nos entrevistamos con
ellas en Palma.
No
podemos dejar de agradecer a los abogados de Mallorca que colaboran con la
Asociación de la Memoria y que las han acompañado.
Si
bien las personas citadas son querellantes en la causa abierta en la Argentina,
y al declarar estaban complementando su querella, lo que significa que esta
diligencia judicial se realizó en el marco de la causa abierta en la Argentina,
no se puede pasar por alto que los
jueces de Mallorca demostraron su voluntad de cooperar con la justicia
argentina, que ejerce en este caso la jurisdicción universal. Tenían una buena
excusa para no hacerlo, la ausencia de la jueza argentina. Hay, por lo tanto,
una señal muy positiva en esta actitud.
Los
casos de cada una de las dos primeras declarantes ya han sido descritos en
un Comunicado que ha enviado María
Antònia. El caso de Isabel Antich, que ha declarado ayer, tiene un grado más de
crueldad: su padre, herido con arma de fuego, fue quemado vivo junto a otros,
públicamente… Hasta la jueza que le tomó declaración no pudo evitar las
lágrimas.
Esperamos
que la actitud de estos jueces sea una señal de que los ladrillos del imponente
muro de impunidad que han construido otros jueces españoles empiezan a
resquebrajarse.
Un
abrazo a todos
Ana
Plataforma Comisión de la Verdad
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