Artículos de
Opinión | Neus Roca* | 21-02-2014 |
¿Qué mueve
al gobierno a realizar reformas como la del aborto, a pesar de ver el aumento
de la tensión social? Pongamos en primer plano la mujer y localicemos su lugar
en la economía global: la reproducción de la mano de obra. Ya en los estudios
de sociedades cazadoras-recolectoras prehistóricas se ha planteado la necesidad
del control social de las mujeres como única vía para controlar la demografía y
no colapsar el equilibrio con los recursos limitados. Pero una vez la sociedad
comienza a producir los recursos entran en juego el excedente y la economía
acumulativa que cambian las necesidades. Un aumento demográfico es más
disposición de mano de obra para aumentar la producción. Y como hemos observado
con las diferentes crisis del sistema capitalista, un exceso en la oferta de
mano de obra (aumento del paro) conlleva su devaluación traducida en un
empeoramiento de las condiciones laborales.
Este control
ha resultado clave a lo largo de la historia del sistema capitalista, como bien
demuestran las revisiones del análisis del proceso de acumulación primitiva.
Debemos ver qué rodea la intensificación del control estatal reproductivo.
Supone la extensión e intensificación en el discurso que presenta a las mujeres
como aquella parte de la población eternamente menor de edad, desacreditando
nuestra capacidad de tomar decisiones. Es un sumatorio a unas condiciones laborales
más precarias que las de los hombres en todos los sentidos, por un lado, y unos
recortes en prestaciones sociales, por el otro lado. Coyuntura que nos condena
a la ejecución forzada y no remunerada de las tareas de cuidado, mantenimiento
y reproducción. Es un reforzamiento de la ocultación del trabajo no pagado de
las mujeres detrás de una pantalla de inferioridad natural, consiguiendo
ampliar la jornada laboral no remunerada y maximizando los beneficios del
trabajo femenino.
En tiempos
de crisis es imprescindible y una pieza clave el control del malestar social y
los posibles estallidos. El reforzamiento de un orden patriarcal que contempla
a las mujeres como las sirvientas de la fuerza de trabajo masculina asegura el
arraigo de relaciones de poder construidas entre las trabajadoras. Una
estrategia más para desviar el antagonismo de clase hacia el hombre-mujer, con
gravísimas consecuencias e implicaciones para la calidad de vida de las
mujeres, y por tanto, el conjunto de toda la sociedad.
*Neus Roca
(@Adantropologia) es militante de En lluita / En lucha
No hay comentarios:
Publicar un comentario