Sergio Fernández Ruiz |
Vicepresidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid
nuevatribuna.es | 30 Octubre 2013 - 13:55
h.
Hace
ahora un año que se iniciaron las movilizaciones en la Sanidad Pública de
Madrid en respuesta al anuncio de la Consejería de Sanidad del denominado por
el Gobierno del PP como “Plan de medidas de garantía de la sostenibilidad del
sistema sanitario público de la comunidad de Madrid” y que, en realidad, bajo
este titulo eufemístico encubría el mayor embate privatizador de la Sanidad
Pública madrileña, que el PP madrileño denominaba con un término que ni
siquiera esta en el diccionario “externalizaciones”.
La
réplica, conviene recordarlo, se inicio en el hospital de La Princesa y se
generalizó posteriormente a toda la red de hospitales y centros de salud de la
Comunidad, con una respuesta masiva y unitaria de trabajadoras de la Sanidad y
ciudadanía, que no se había producido nunca antes. Seguramente, fue esta
implicación entre los profesionales y la población lo que ha favorecido la
fuerza y la persistencia de las movilizaciones, que continúan, un año después.
No
debemos olvidar que las movilizaciones han tenido resultados muy positivos: se
paralizo la conversión del Hospital de La Princesa y del Instituto Carlos III
en geriátricos, aunque las competencias, funciones y servicios de este último
hospital pasan a depender de la Dirección Gerencia del hospital La Paz; la
supresión de los laboratorios, el freno en la privatización de los Centros de
Salud de Atención Primaria (a pesar de que la Consejería de Sanidad ya
había rebajado el objetivo de 27 centros de salud privatizables a solo 4) y,
por fin, está paralizado por lo juzgados el proceso de privatización total de
los 6 Hospitales (centros semiprivados) y los centros de especialidades
dependientes de ellos (incluidos los Centros de Salud Mental), porque el
seudoconcurso privatizador estaba lleno de irregularidades y por la propia
presión social y profesional. Porque es evidente que, probablemente, el mayor
éxito de las movilizaciones ha sido la “hegemonía social”, es decir, el
convencimiento que hoy tienen la inmensa mayoría de la población y de los
profesionales madrileños de que la privatización de la Sanidad es profundamente
negativa para la calidad de la atención sanitaria y que sólo responde a
intereses personales y empresariales espurios.
Con
todo, no hay que ser triunfalistas y recordar que una parte del Plan se ha
llevado a cabo: se cerró el Instituto cardiológico, se eliminaron 27 categorías
profesionales, se realizo la jubilación forzosa de los mayores de 65 años, y,
sobre todo, se ha seguido una línea continuada de recortes (cierres de camas,
infrautilización de quirófanos, de consultas de tarde, disminuciones de
personal de todas las categorías, etc.) que han producido un incremento notable
de las listas de espera de todo tipo (de consultas externas, de pruebas
diagnósticas, de intervenciones quirúrgicas, etc.), es decir, de una manera mas
lenta y solapada se continúa con la privatización, el deterioro y
desmantelamiento de la Sanidad Pública.
Por
supuesto, también debemos tener claro que sin la respuesta social y profesional
ahora estaríamos muchísimo peor y que la Sanidad madrileña habría recibido
golpes de difícil recuperación.
El
Gobierno de la Comunidad de Madrid está jugando la baza de alargar el conflicto
con la esperanza de que el tiempo irá haciendo mella en el ánimo de los
implicados que, a la postre, acabarían asumiendo que no hay otra salida que la
resignación. Sin embargo, los cálculos no les están saliendo porque, a pesar
del lógico cansancio, las movilizaciones continúan con fuerza, puesto que somos
conscientes de que los problemas de fondo no se han resuelto, las agresiones no
han disminuido y la cercanía, cada vez mayor, de las elecciones,
incrementa la capacidad de presión.
Fuente: http://www.nuevatribuna.es/
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