Arturo González
28 octubre 2013
Anoche
vi un hermosísimo programa en el que Jordi Évole se doctoró como maestro de la
televisión y del periodismo con un lúcido análisis crítico de parte de los
problemas fundamentales que aquejan a España, y con una estética precisa de
neorrealismo en color y un ritmo narrativo implacable.
El
Alejandro Dumas español, Arturo Pérez Reverte, azuzado por Évole, resumió con
brillantez por qué España es un país históricamente maldito para llegar a la
conclusión de que no existen soluciones. Podrá haber, dijo, intentos,
posibilidades, vías, incluso aventuras por correr, pero no soluciones. Podrán
producirse estallidos parciales, pero no existen estímulos intelectuales que
hagan posible la revolución. Estamos sometidos, siguió, a mecanismos de
anestesia. Las élites que nos rigen nos dan cosas para que no nos rebelemos,
somos más reaccionarios que revolucionarios. La gente está deseando que pase la
crisis, asegura, para volver a hacer exactamente lo mismo, para comprarse otro
coche, y si hubiera un amago de revolución lo primero que harían sería ver si
le habían destrozado su coche. Los políticos son la manifestación pública, el
síntoma de una enfermedad que somos nosotros, el acriticismo, la incultura, el
cainismo, la vileza, la envidia, eso somos nosotros, los políticos son la
oficialización de nuestra esencia. Y la única esperanza es educar a los niños,
como están haciendo en Catalunya, y para eso hará falta una generación, los
hábitos no se pierden por una crisis, sentenció tras su vendaval de conceptos y
palabras.
Previamente,
Évole presentó con absoluta limpieza, exenta de morbos y populismos, la
situación de Ciutat Meridiana, el barrio de Barcelona en que se produce el
mayor número de desahucios de España. El Presidente de la Comunidad nos explicó
los remedios que colectivamente aplican para disminuir la infelicidad, seis
desahuciados nos contaros en rueda su drama, una monja colaboradora y no tópica
nos indujo a aceptar que el derecho a okupar una vivienda un banco cuando no se
tiene donde dormir es superior al derecho de propiedad, y una profesora de
colegio público nos contó, fríamente pero llenándonos de emoción, quiénes
habitan su colegio y cómo tratan de arreglar el hambre de los niños que no
pueden pagar el comedor y los sacrificios de sus padres.
Todo
un gozo de programa del maestro Évole, que demostró que se puede desnudar la
realidad y ser ferozmente crítico con sencillas preguntas y cara amable. Cum
laude. Y encima tuvo un récord histórico, con cuatro millones de espectadores y
un 20% de audiencia.
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Gota MATUTINA: Por la mañana merodeé por la
manifestación contra la sentencia de Estrasburgo, convocada por la Asociación
de Víctimas del Terrorismo y apoyada por el Partido Popular. Eran bastantes,
incluso muchos si se quiere. Estaba fielmente representada la España media y
ampliamente mayoritaria. No me sedujo el ambiente. Los directivos del Partido
Popular no estaban dispuestos a perder votos, aunque los insultaran. Es
terrible hacer política con el dolor de las víctimas. Quienes de éstas hablaron
eran conmovedoras. Y a propósito: no entiendo las razones por las que existen
tantas asociaciones de víctimas del terrorismo. ¿No sería más congruente una
sola que la reuniese a todas?
Fuente: www.publico.es
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