Seguro
que todos vosotros lo habéis visto en cualquier telediario. La cantidad de
ciudadanos que enarbolan la bandera republicana con su banda morada, es cada
día mayor. Y es muy curioso el fenómeno, porque no hay movimientos tan potentes
que pidan la República como los que las banderas significan. Creo que los políticos
y los sociólogos deberían analizar el fenómeno. Les invito desde aquí, desde EL
PLURAL a contarnos por qué creen que la bandera republicana está en todos los
movimientos sociales de todos los sectores y de todas las edades. No hay
protesta que no tenga por delante una bandera republicana. ¿Os importa pensar
un poco sobre por qué ocurre esto?
La
bandera republicana tuvo un momento durísimo con Santiago Carrillo como
secretario del Partido Comunista. No se puede olvidar y no se puede dejar de
agradecer al Partido Comunista que ondeó la bandera de España, sin ningún
cambio de color, en los años de la Transición. Los comunistas decidieron que
valía la pena incorporarse al nuevo juego democrático pagando el precio de
olvidar la bandera republicana. Y lo hicieron sin rechistar. Y gracias a eso (y
a muchas más cosas) conseguimos que la democracia en España fuera de verdad. Es
verdad.
Pero, unos cuantos años después, los
recuerdos de todo el dramático sacrificio del pasado español salen a la
superficie. Os lo digo con toda la fuerza con la que pueda escribir: la
cobardía de los españoles para aceptar nuestra Memoria Histórica lo vamos a
pagar todos, los de derechas y los de izquierdas.
En cada
protesta de lo que sea, aparecen banderas rojas, amarillas y moradas. ¿Por qué?
Pues porque toda queja, toda protesta considera que su mejor expresión plástica
es la bandera de la II República. Incluso muchas gentes que no saben mucho de
la II República, pero es la gran bandera de negar injusticias. Sin más.
Es interesante
constatar que la derecha democrática se siente incómoda con eso de la Memoria
Histórica. Un tremendo error que fomenta otras banderas. Se trata de muertos en
cunetas y de qué hacemos con el único monumento a un dictador europeo: el Valle
de los Caídos.
Si la
derecha democrática española no tuviera tanto miedo a su derecha medio fascista
(que la tiene dentro de casa), seguro que pactaría un final emocionante de los
horrores de la Guerra Civil. Ahí estaríamos todos.
Me
espanta que podamos encontrar en poco tiempo una solución más efectiva a los
crímenes de ETA que a los asesinatos del franquismo. Y puede pasar aunque hoy
suene casi imposible. Esperad.
Me
permito recomendar a la derecha española (incluido naturalmente el PP) que se
tome en serio eso de las banderas republicanas: hay mucho detrás de cada trapo
con franja morada. No lo menospreciéis.
Luis Solana es militante
socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
Fuente: Blog de Luis Solana
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