Artículos de Opinión | Alberto Cruz | 28-10-2013 |
El
mes de septiembre terminó con dos concurrencias electorales, generales en
Alemania y municipales en Portugal. La primera fue ampliamente difundida, la
segunda apenas encontró un hueco. En Alemania el fracaso de la llamada
socialdemocracia fue notorio, así como de los liberales coaligados con Merkel y
su CDU-CSU, de Los Verdes y de los partidos “alternativos” como el Partido
Pirata, que prácticamente ha desaparecido (2’2%), al tiempo que ha surgido un
nuevo fenómeno populista y antieuro –que se define como conservador y liberal-
que ha recogido parte del voto descontento con Merkel y sus aliados (4’7%).
La
participación ha sido muy alta, del 71’5%, mayor que la de hace cuatro años.
Cuando hay mucha asistencia a las urnas los resultados siempre favorecen a los
partidos tradicionales, llamados “mayoritarios”, es decir, a
cristianodemócratas y socialdemócratas. Esta es la consecuencia de un sistema
electoral proporcional mixto, donde se vota por una parte a un representante en
el Bundestag (Parlamento federal) por cada distrito y luego al partido. Quien
obtiene más distritos se lleva los escaños.
En
lo que nos atañe, vamos a fijarnos sólo en los resultados de Die Linke (La
Izquierda). Esta última formación ha pasado del 11’9% al 8’6% a nivel federal
lo que, a simple vista, es un retroceso importante. Sin embargo, una vez
desmenuzados los datos electorales se ve que hay que matizar lo que muestran
las simples cifras. Los analistas se han mostrado sorprendidos porque Die
Linke, a quien daban por finiquitado tras haber casi desaparecido de los land
occidentales, se haya convertido en la tercera fuerza política, por encima de
Los Verdes y los liberales del FDP.
El
este sigue siendo el feudo de Die Linke, con resultados sorprendentes como el
34’6% logrado en tres distritos de Berlín (Treptow-Kopenick,
Marzahn-Hellersdorf y Lichtenberg) y el 28% logrado en Pankow, otro distrito
berlinés. El porcentaje más bajo que ha alcanzado en la parte este de Alemania
ha sido del 18% en Berlín, logrando el 20% en el land de Sachsen, el 21’5% en
Mecklenburgo-Vorpommem, el 22’4% en Brandenburgo, el 23’4% en Turingia y el
23’9% en Sanchsen-Anhalt. Por el contrario, en la parte occidental en muy pocos
lugares alcanzó el 5% (sólo en Bremen -10’1%- y Hamburgo -8’8%- sobrepasó ese
porcentaje con holgura) aunque, de confirmarse estos datos en las elecciones a
los land que tendrán lugar el año que viene, Die Linke recuperaría su presencia
en todas las cámaras territoriales en el occidente alemán a excepción de
Baden-Wurttemberg.
Die
Linke acaba de salir de un proceso de reafirmación política con el que ponía
fin a un tortuoso camino, tanto interno como externo, que llevó a que muchos
considerasen a esta formación política como finiquitada antes de estas
elecciones. Die Linke apostó hace un año por una política de “más izquierda”,
acompañada de un cambio generacional en todos los ámbitos de dirección y una
política sin concesiones tanto hacia los cristianodemócratas como hacia los
socialdemócratas (aunque gobierna con éstos, desde una posición de fuerza, el
Bundesrat –Consejo Federal- de Brandenburgo puesto que en las elecciones se
quedó a menos de un punto del SPD; en el resto de lands del este los
socialdemócratas gobiernan en coalición con las fuerzas cristianodemócratas
pro-Merkel).
Esto
ha sido determinante para sus resultados, así como su apuesta decidida por
poner el acento en las cuestiones sociales y económicas, especialmente en el
este alemán, donde se cimenta su fuerza, para recuperar presencia en el resto
de land occidentales. No obstante, en las cuencas mineras del valle del Ruhr y
del Rust Belt, donde la crisis golpea con mayor dureza y donde se están cerrando
empresas como minas de carbón y acerías, ha sido el Partido Socialdemócrata
quien se ha erigido como triunfador al lograr porcentajes cercanos al 44% (en
Bremen ha conseguido el 35’7% y en Hamburgo el 32’4%, superando en ambos land a
las fuerzas pro-Merkel). Aquí los sindicatos alemanes, máquinas bien engrasadas
e históricamente ligadas a la socialdemocracia, han hecho un buen trabajo.
Si
el este alemán es el feudo de Die Linke, algo parecido hay que decir del sur
portugués respecto al Partido Comunista. Como Alemania, Portugal es un país
dividido, con el norte votando masivamente al Partido Socialista –de corte
socialdemócrata, que se ha hecho con el triunfo en la mayoría de estas regiones
y ayuntamientos en un claro voto de castigo a quienes sustentan el gobierno- y,
en menor medida, a los conservadores que gobiernan el país mientras que el sur
a apostado por los comunistas y sus aliados. El PCP ha logrado el 11’06% a
nivel global, pero de Lisboa para abajo las candidaturas de la Coalición
Democrática Unitaria (formada por Partido Comunista Portugués, Partido
Ecologista “Los Verdes” e Intervención Democrática) han arrasado. Setúbal
(41’49%), Beja (38’63%) y Évora (38’50%) se llevan la palma, con unos muy
buenos resultados también en Portalegre (17’26%) e incluso en la misma Lisboa
(15’63%) donde en una de las localidades de su área metropolitana, Loures
(200.000 habitantes), se ha hecho con la alcaldía.
Es
importante insistir en los datos. El distrito de Setúbal tiene cerca de 900.000
habitantes (125.000 la ciudad) y la CDU tiene mayoría absoluta tanto en la
ciudad como en las asambleas municipales de los 13 municipios y 8 parroquias
que le componen, mientras que son cerca de 170.000 los habitantes de Beja y
Évora, respectivamente. En Beja el triunfo ha sido del Partido Socialista
(44’50%), mientras que en Évora la CDU se ha hecho con la mayoría relativa, por
lo que será la candidatura ciudadana –cercana a los planteamientos de los
“indignados”, con un 11’04%- la que decida si la alcaldía va para los comunistas
o para los socialistas, que la tenían antes de estas elecciones y que han
bajado casi seis puntos quedándose en el 33’25% de apoyos en esta ciudad. El
debate en la candidatura ciudadana sobre si apoyan a unos o a otros es bastante
fuerte en estos momentos, sin que aún se hayan pronunciado.
Al
contrario que en Alemania, donde ya se ha dicho que casi desaparecen fenómenos
como el Partido Pirata, en Portugal las candidaturas ciudadanas, muy
variopintas y de todos los colores –incluso apoyadas por las Cámaras de
Comercio en algunos sitios-, por lo que no se puede catalogar a todas dentro
del espectro “indignados”, han cosechado unos resultados estimables al alcanzar
el 6’9% en el país (7’43% en Lisboa), con una importante presencia en el norte
(14’14% en Oporto) y el centro (10’46% en Castelo Branco) aunque mostrándose
irrelevantes en el sur. En Setúbal, por ejemplo, han logrado el 1’97% y el
2’99% en Beja. Sin embargo, los resultados de las candidaturas ciudadanas han
sido los que ha destacado la prensa, portuguesa e internacional, evitando
mencionar –salvo escasas excepciones- los resultados de la CDU.
Otro
dato relevante ha sido la hecatombe del Bloque de Izquierdas (compuesto por
maoístas, trotskistas y una pequeña escisión del PCP), que se hunde en todo el
país y sólo salva algo los muebles en Setúbal con el 5’5% y en Lisboa con el
4’1% aunque en los dos distritos baja considerablemente. En el resto del país,
en ningún lugar llega ni de lejos a estas cifras.
Tal
vez estos resultados no se hubiesen producido sin una espectacular abstención,
del 47’40%, que sin duda ha favorecido a la CDU puesto que quienes no han ido a
votar han sido, en gran medida, desencantados con la política de los partidos
conservadores que gobiernan. Pero es que, además, el éxito de la CDU hay que
achacárselo también o sobre todo, según se mire, a que su discurso ha sido, al
igual que el de Die Linke, duro y directo: cuestionar el capitalismo en su
raíz, desmarcarse del Partido Socialista en cualquier circunstancia mientras
éste asuma los planteamientos capitalistas y los planes que emanan de Bruselas
y no renegar ni de los símbolos, ni de las banderas, ni del lenguaje.
Die
Linke y el PCP, sobre todo este partido, siguen hablando de lucha de clases, un
discurso hoy casi más necesario que nunca. Además, los portugueses no edulcoran
su mensaje y critican los “derechos robados” por la política del gobierno
impuesta desde Europa –y no se quedan en la simple denuncia de “recortes”, como
en el Estado español-, al tiempo que comienzan a avanzar en la adopción de
medidas para ir preparando a Portugal para la salida del euro.
Tanto
Die Linke como la CDU portuguesa están lejos de realizar una política
revolucionaria, entendida ésta como lo que es, una transformación de todos los
aspectos de la sociedad y no sólo de las relaciones interpersonales sino de los
aparatos del Estado y de las relaciones económicas y de producción para acabar
con todas las formas de opresión, pero al menos están intentando sentar las
bases para que este proceso sea posible en el futuro, sin circunscribirse sólo
a la lucha electoral. Y lo primero que han hecho para ello ha sido no renegar
ni de los símbolos ni del lenguaje y no dejar en manos de la burguesía
conceptos históricos de la izquierda como solidaridad o justicia social..
Es
el ejemplo de la fuerza de los principios -aunque puede ser una afirmación algo
aventurada- y de una práctica política muy alejada de los vaivenes de otras
formaciones, como el Partido Comunista de Francés, a quien no le ha servido de
nada renunciar a la hoz y el martillo en su bandera (10 de enero de 2013) en un
intento de “modernización y moderación” que le ha arrojado recientemente de dos
alcaldías, ahora en manos de neofascistas del Frente Nacional; o de una Syriza,
que se derechiza a marchas forzadas y en vez de acercarse a los sectores más
izquierdistas de Grecia se “abre” hacia “socialdemócratas y liberales
librepensadores” a los que “tenderá la mano”, según dijo su presidente, Alexis
Tsipras, en Viena el pasado 2 de octubre.
Mientras
unos tienden la mano derecha otros tienden la mano izquierda y, con ella,
recogen los frutos. Todas las miradas están en Syriza desde hace dos años, pero
tanto en Alemania como en Portugal se está poniendo de manifiesto cómo hay que
hacer las cosas si, realmente, lo que se busca es un cambio social y político
de relieve y no simples cambios cosméticos bajo ese eslogan simple de la unidad
a cualquier coste.
Alberto
Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la
noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra
Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID. Los pedidos se
pueden hacer a libros.lacaida@gmail.com o bien a ceprid@nodo50.org. También se
le puede encontrar en librerías. albercruz@eresmas.com
CEPRID
Fuente: www.tercerainformación.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario