Artículos de
Opinión | Josep Lluís del Alcázar | 28-10-2013 |
La defensa
del derecho de autodeterminación de Catalunya interesa y mucho a la clase
obrera del resto del estado que también sufren la Monarquía y las políticas del
gobierno
Como
desarrollamos en páginas centrales, las pensiones, la reforma de la ley del
aborto, la del Código Penal… son algunas de las puntas de lanza de la actual
ofensiva del gobierno de Rajoy. Aquí vamos a analizar otra: la de la unidad del
estado alrededor de la campaña contra «el problema catalán».
Del silencio
como si no pasara nada en Catalunya, Rajoy ha decidido pasar a la ofensiva: no
sólo no va a haber consulta –afirma-, sino ni siquiera un acuerdo de financiación
mejorado como le pedía el PP catalán, anticipando la revisión del sistema.
Rajoy quiere resolver el partido por goleada, sin ceder a un nuevo acuerdo que
frene el proceso abierto de recentralización del estado. ¡O ahora aprovechando
la presión de la crisis o nunca! Parece su divisa. Esa posición deja en
evidencia al propio PP en Catalunya, pero Rajoy espera que ese sacrificio sea
compensado en votos en otros lugares del estado y para ello convierte su
política en una nueva cruzada, sembrando más anticatalanismo.
La patronal
catalana es la fiel aliada del estado. Siempre ha sido así. La burguesía
catalana primero es burguesía y luego –si queda espacio y le puede sacar algún
rendimiento- es catalana. Una vez más la patronal de Foment del Treball, encabeza
el frente contra el derecho a decidir, aunque de momento su expresión es contra
la independencia y por que se llegue a un acuerdo negociado (es decir,
imposible) sobre la consulta. Su expresión política es Durán i Lleida. También
esa política tiene un alto precio político: la división cada vez más profunda
en CiU, que al precio de una grave crisis interna, muy probablemente precipite
la crisis del gobierno catalán antes de final de año.
La realidad
en la calle deja poco margen de maniobra a Mas, tras tres años consecutivos en
que más de un millón de catalanes salieran a exigir autodeterminación e
independencia. El sentimiento no sólo no pasa sino que se alimenta de las
decisiones del Gobierno central. Mas tiene que elegir entre traicionar el
compromiso sobre la consulta y el derecho a decidir y liquidar electoralmente
CiU o seguir con el compromiso desestabilizando Gobierno y relaciones
estatales. Poco nos equivocaremos al decir que la burguesía catalana tiene el
síndrome de Cambó y la Lliga Regionalista que acabaron apoyando el golpe de
Primo de Rivera y fueron electoralmente liquidados después. Las encuestas ya
dan a ERC como primera fuerza política mientras CiU sigue cayendo.
De otro
lado, el 12 de octubre se reunió en Barcelona una concentración con miles de
manifestantes en defensa de la unidad de España. El fracaso de la manifestación
directamente fascista (unos 300) demuestra que el referente para los autocares
–también de extrema derecha- era la manifestación del PP y Ciutadans. Éste,
como un nuevo lerrouxismo, empieza a vertebrar esta reacción. Pero como su
homólogo de los años treinta empezó su españolismo con un discurso radical e
izquierdista para acabar formando parte de la España clerical y reaccionaria en
el bienio negro.
Sin embargo
ese proceso de construcción es aún muy incipiente, es cierto que un sector de
la clase obrera catalana, que fue inmigrante en los 50 y 60, no ve la
independencia, pero también desconfía con razón de los que el 12 de octubre se
manifestaron en la Plaza Catalunya de Barcelona. La responsabilidad de la
izquierda catalana es establecer un diálogo con estos sectores alrededor de la
defensa del derecho de autodeterminación, alrededor de la lucha por la mejora
de las condiciones laborales y sociales. Por la política del PSOE y también de
IU un sector de los trabajadores del estado es empujado directamente a la
defensa del estado y su constitución monárquica contra el derecho de
autodeterminación catalán, pero otro sector lo mira de lejos como si se tratara
de una disputa entre dos sectores burgueses. Pero hay más que eso. Marx y
Engels llamaban a los trabajadores ingleses a hacer suya la lucha de Irlanda
porque el mantenimiento de la opresión británica reforzaba la explotación de la
clase obrera británica. Por esto la defensa del derecho de autodeterminación de
Catalunya interesa y mucho a la clase obrera del resto del estado que también
sufren la Monarquía. Una victoria del centralismo del estado será
inmediatamente utilizada para combatir la resistencia obrera o joven en Madrid
o Extremadura.
Por ello es
imprescindible que esa batalla en defensa del derecho de los pueblos a la
autodeterminación que niega el estado sea tomada por un frente de
organizaciones de la izquierda, un frente que debería tener su expresión en las
próximas elecciones al parlamento europeo. Un frente que uniera ese problema
democrático con el de la respuesta a la crisis en ruptura con los mercados y el
marco europeo. Hemos venido insistiendo en que ese frente tiene un antecedente
que reivindicamos, el de Iniciativa Internacionalista, que hoy debiera
actualizarse alrededor de la CUT-BAI, la izquierda abertzale, la CUP-AE y sumar
a organizaciones anticapitalistas. No es fácil, pero a más sigue la ofensiva
más necesaria es para los y las trabajadoras y los pueblos.
Josep Lluís
del Alcázar Militante de Lucha Internacionalista
Fuente: www.tercerainformacion.es
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